Gastronomía

Il vero salumificio italiano en tierra guaraní

De la lejana isla italiana de Cerdeña salió Marco Musu (37) hace ya un tiempo, y gracias a su trabajo en la construcción de plantas eléctricas recorrió el mundo. Con los años conoció a Laura, una paraguaya de la que se enamoró y como matrimonio decidieron instalarse definitivamente en Paraguay. De las manos de ambos, hoy conocemos su más reciente emprendimiento, la charcutería Quattro Mori, que va ganándose el paladar y el corazón de quienes prueban sus delicias.

Texto y fotos de Fernando Franceschelli

El salame tipo Milán es un verdadero boccato di cardinale. Se cura durante 60 días.
Foto: Fernando Franceschelli

Como una manera de reproducir esa conocida historia de muchos abuelos que llegaron desde la vieja Europa para “hacer la América”, Marco y su familia arribaron al país.

Una charcutería es, por definición, donde se producen embutidos y fiambres a partir del cerdo, principalmente, y es justamente eso lo que Marco decidió construir en Paraguay. Como experto en la materia, asegura que las carnes paraguayas son formidables y no tienen nada que envidiar a las mejores materias primas del mundo, ni siquiera a las de su Italia natal, donde la tradición de preparar chacinados persiste casi en cada familia.

En la producción de Quattro Mori participan cinco personas. Se trata de una propuesta netamente artesanal, aunque la pequeña fábrica respeta todas las normas de higiene y tecnológicas necesarias para lograr productos de primera calidad. Foto: Fernando Franceschelli

Con esa experiencia, hace más de un año nació Quattro Mori Charcutería, después de varias pruebas exitosas y con las indicaciones de Elena (mamá de Marco, que vive en la lejana ciudad de Samugheo, centro de Cerdeña). Ella, con 80 años, supervisó vía Skype el proceso y aplicó su enorme experiencia para llevar a buen puerto los primeros salames de tipo sardo.

“Luego de que amigos y conocidos probaran esa primera producción, nos dimos cuenta de que podía funcionar”, cuenta feliz Marco. Tiempo después fueron incorporando el resto de los 11 productos que componen el catálogo del emprendimiento. Actualmente, la fabricación involucra a cinco personas y es netamente artesanal, por lo tanto, es bastante acotada. Para priorizar calidad sobre cantidad, Marco asegura que quien prueba sus productos regresa.  desde los vecinos de la pequeña fábrica, comensales de otros lugares, hasta quienes siguen la conocida dieta keto (guiados por sus nutricionistas), todos se acercan a conseguir los deliciosos embutidos.

Foto: Fernando Franceschelli

Confiado en su capacidad de manufacturar alimentos de primera, cuenta que su producción se puede encontrar en una conocida feria agroecológica que se hace todos los martes en Asunción. Además, vende directamente al público en su local de Villa Elisa y a través del servicio de delivery.

Por estos días, Marco y Laura inauguran una tienda donde será posible degustar sus exquisiteces, acompañadas tal vez de quesos o un buen vino. Se trata de Quattro Mori Salumi Bar, ubicado en Dr. Morra casi Tte. Héctor Vera, que pretende ofrecer una experiencia completa para el paladar, con los embutidos artesanales de su producción como eje.

Las mortadelas son muy diferentes a las que conocemos en nuestro país.
Foto: Fernando Franceschelli
La cuna del emprendimiento

El origen de estas delicias es antiguo; inicia en Europa, donde es tradicional faenar un animal en invierno y procesarlo para conservarlo de diversas maneras, y así consumirlo todo el año. “Mis padres son hijos de la Segunda Guerra Mundial”, cuenta Marco. Nacieron en 1940 y 1941, así que tienen muy arraigado eso de no desperdiciar comida y conservarla lo mejor posible.

Esa es la experiencia que Marco trae en su ADN y transmite a sus hijos; Alessia, de dos años, y Matteo, de ocho, quienes, según dice, se adaptaron completamente al Paraguay. Respecto al nombre Quattro Mori, aclara que se trata de la denominación de la bandera que identifica a la isla de Cerdeña, y proviene del antiguo escudo heráldico de los cuatro moros, que a mediados del siglo XX se reconoció oficialmente como símbolo de esa región.

Durante el proceso de maduración, al jamón crudo se lo cuida casi amorosamente, incluso se lo masajea regularmente.
Foto: Fernando Franceschelli

Deleite al paladar

El catálogo de Quattro Mori Charcutería incluye 11 productos: salames tipo sardo, tipo Milán y calabresa (pepperoni). También bondiolas, lomos y la tradicional panceta. Por otra parte, el único que preparan con carne vacuna es la bresaola. Igualmente procesan mortadelas con pimienta negra y pistachos, y el tradicional prosciutto (jamón crudo), curado por 12 meses.

Marco introdujo el guanciale, algo típico de Italia, pero desconocido en nuestro país. Se hace de la papada del cerdo, condimentada con sal y especias, curada durante tres meses. La línea completa contiene materias primas estrictamente naturales, tales como carnes porcina y vacuna, sal, especias, tripa de primera calidad y un par de ingredientes que comparten todos los productos: el tiempo de estacionamiento y el amor.

Las perspectivas de Marco para el futuro de su emprendimiento son muy positivas y se define como optimista. Planea agrandar su cámara de maduración cuando la pandemia lo permita y apunta a procesar 10 toneladas al mes para fines de 2021. Tal vez, en un futuro él y su familia logren que los sabores propios de la lejana isla ubicada entre el mar Mediterráneo y el Tirreno se arraiguen esta, nuestra isla rodeada de tierra.

Importante:

Los productos de Quattro Mori Charcutería se pueden conseguir en San Juan 268 (Villa Elisa), contactando directamente a través del número (0971) 868-086 y de sus redes sociales: Facebook Quattro Mori o Instagram @quattromori.charcuteria.

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