Tevé

Reseña: Hacks

Con un gambito de dama

Una comediante pasada de moda busca actualizar su repertorio en un intento desesperado por revivir su carrera en la incisiva, hilarante y aclamada comedia de HBO Max.

La reina del escenario

Deborah Vance, interpretada por una magnífica Jean Smart (Designing Women, Watchmen), es una comediante atrapada en su zona de confort. Su residencia permanente es en un hotel de Las Vegas, donde presenta shows todos los fines de semana, y sus distintos contratos con marcas la tienen acostumbrada a una vida de lujos luego de décadas en la industria del espectáculo.

Tras recibir una amenaza por parte del hotel, cuyo dueño prefiere montar shows modernos que atraigan a un público más joven, Deborah es forzada por su agente a contratar a una persona para ayudarla a escribir chistes, actualizar su repertorio y así salvar su carrera.

De esta forma llega a su vida Ava, interpretada por Hannah Einbinder (Hacks es su primer crédito como actriz), una joven escritora cuya carrera se vio abruptamente truncada por culpa de un chiste de mal gusto que publicó en Twitter. Ahora nadie quiere trabajar con ella en Hollywood, por lo que su agente (el mismo de Deborah) no tiene mejor idea que matar dos pájaros de un tiro y poner a trabajar a las dos mujeres juntas, casi contra su voluntad.

Como era de esperarse, la relación entre ambas es muy complicada. Deborah está muy acostumbrada a hacer las cosas de cierta forma y no es nada receptiva a las críticas o ideas nuevas, mientras que Ava, a pesar de su talento cómico, es demasiado insegura e inestable como para hacer frente a su hostilidad.

A todo esto se le suma la perspectiva absolutamente opuesta de qué es correcto y qué es incorrecto a la hora de hacer chistes. Ava posee una sensibilidad más moderna, mientras que Deborah no tiene problema en atacar a quien sea sin importar si es cruel.

Tal para cual

Ava y Deborah, aunque no lo quieran aceptar, son bastante parecidas —aunque la experiencia de esta última le da una ventaja—. Ambas son impulsivas y egocéntricas, por lo que chocan constantemente, pero eventualmente logran formar una relación medianamente funcional, aunque muy tóxica.

Ava rápidamente hará su ego de lado para satisfacer las expectativas de Deborah, por más mal que esta la trate tanto a ella como al resto de las personas a su alrededor.

Deborah, endurecida tras décadas en una industria en la que por ser mujer debió trabajar el triple, irá bajando un poco sus defensas ante Ava, e incluso le demostrará afecto (a su manera).

Esta relación casi de madre e hija es el corazón de la serie, perfectamente construida gracias a un sorprendente guión que permite a ambas actrices dar todo de sí. Smart y Einbinder logran ponerse a casi el mismo nivel, y lanzan bromas e insultos sin parar con un ritmo envidiable.

Más que risas

Hacks, además, no tiene reparos a la hora de criticar el mundo de la comedia y la industria del entretenimiento, y consigue también entre chistes poner el foco en las injusticias que las mujeres deben enfrentar a la hora de abrirse paso en una industria dominada mayoritariamente por hombres, siempre en un balance con toques de comedia y respetando la seriedad que algunos temas requieren.

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