Cultura

Arandurã

Pasión por la palabra

En el Día del Libro Paraguayo, celebramos el legado de Arandurâ, la editorial que ha impulsado la literatura nacional durante más de 30 años. En esta nota, hojearemos las páginas de su rica historia literaria y una lucha colectiva por políticas de Estado que fomenten la lectura.

Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Un largo pasillo nos dirige a una puerta. A nuestros pasos se le suman los sonidos de una imprenta. Poco después nos reciben cientos de libros, la mayoría sobre literatura paraguaya. Estamos en Arandurâ y el objetivo del día es entrevistar a Cayetano Quattrocchi, uno de los fundadores de este establecimiento.

Arandurâ nació en 1991, cuando Cayetano y su esposa, Cecilia Rivarola, decidieron publicar Bandera entre las tumbas, que reúne cuatro de las novelas más emblemáticas del autor paraguayo Juan Bautista Rivarola Matto. “Fue un impulso dado por el mismo escritor, que fue nuestro primer autor y también el incentivo a crear esta editorial”, recuerda Quattrocchi.

En una época en que las editoriales eran escasas y la producción literaria, limitada, decidieron apostar por la literatura paraguaya y rescatar parte de la historia y la cultura que habían sido descuidadas. Así, reeditaron varios títulos clásicos y brindaron oportunidades a escritores emergentes.

Al principio era un trabajo concreto: diseñar libros para otros. “Pero poco a poco nos dimos cuenta de que había un vacío, que nosotros quisimos apostar a llenar”, dice. Según relata, todo lo que tuviera que ver con literatura paraguaya e historia social nacional estaba muy dejado de lado. “A lo largo de los años nos hemos dado cuenta de que nuestra apuesta fue aportar un poco a la cultura en nuestro país, porque la verdad es que no podemos decir que vivimos exclusivamente de esto”, aclara.

Arandurâ ha publicado más de 1500 títulos, en su mayoría de autores paraguayos contemporáneos. Aunque también editaron obras de escritores extranjeros, el enfoque principal fue apoyar a los talentos locales y promover la literatura nacional.

La tirada promedio de Arandurâ ha disminuido en los últimos años debido a diversos factores, sobre todo después de la pandemia. Actualmente, una publicación de poesía puede tener una tirada de 100 a 200 ejemplares, mientras que uno de cuentos o una novela oscilan entre 200 y 500. Sin embargo, gracias a su imprenta propia, pueden sacar títulos bajo demanda y ajustar las tiradas según las necesidades, para evitar grandes stocks y optimizar la producción.

En cuanto al criterio editorial, para Cayetano es muy básico. Él considera que la misión de Arandurâ es apuntalar a los escritores nacionales. Con orgullo, menciona a decenas de plumas nacionales con décadas de trayectoria, como Susy Delgado, Jacobo Rauskin y Maybell Lebron, y también a talentos emergentes —pero ya con camino recorrido—, como Javier Viveros y Juan de Urraza. “Nos da una gran satisfacción apostar a la gente joven que se acerca y dice: ‘Tengo este material’. Vemos si está editable y le apoyamos”, destaca.

Memoria, derechos humanos y elecciones valientes

En el dossier de Arandurâ sorprenden libros de los temas más diversos, desde astronomía (sí, leímos bien) hasta teatro. De hecho, es una de las pocas editoriales paraguayas que trabajan el género.

Una cuestión interesante que resalta Cayetano es que se han asociado a lo largo del tiempo con instituciones y oenegés para publicar textos de interés social: historia, ciencias sociales y hasta política. Esto permitió que haya una mayor circulación de este tipo de materiales.

Si bien el enfoque principal es la literatura, cobran especial importancia los ejemplares dedicados a los derechos humanos y a las historias de resistencia de los movimientos y organizaciones sociales (tanto campesinas e indígenas, como urbanas), o de lucha por un país más digno.

“Esos títulos en especial los hacemos nosotros con mucho cariño, es una elección que hemos tomado de editar este tipo de materiales”, cuenta Cayetano y detalla que: “Publicamos innumerables libros sobre testimonios, sobre las violaciones de los derechos humanos, memorias de dirigentes de partidos o agrupaciones de izquierda, que tal vez no hubieran tenido lugar en otros espacios”.

En un país donde tantas historias circulan en la tradición oral y por el camino se pueden perder, Arandurâ, con mucho orgullo, da lugar a dejar asentada, o impresa, la palabra escrita. Un pedazo de la cual también es nuestra historia, aunque mucho se intente borrar.

“Hay un déficit muy grande de lectores en Paraguay. Se lee poco, y menos se lee por placer”

Cayetano Quatrocchi

El desafío de una industria (aún) incipiente

Cayetano Quattrocchi también es presidente de la Cámara Paraguaya del Libro (Capel), una de las asociaciones de libreros y editores más importantes del país. Por eso, nos ofreció un panorama general sobre la industria nacional.

Antes de la pandemia, según la información manejada por Quattrocchi, toda la cadena de valor del libro estaba camino al aumento. Y durante los años 2019 y 2020, hubo un “parate” muy grande. “Quienes antes editaban 20 o 30 títulos al año, en dos años sacaron cinco o seis porque estaba todo cerrado, no había circulación y se vendía poco”, dice.

“Nosotros, particularmente, como manejamos nuestra propia impresión, somos nuestra imprenta también, sufrimos, pero no dejamos de publicar igual”, asegura y agrega: “Eso sí, sacábamos menos ejemplares”. Pero el panorama cambió en el 2022 y se está recuperando terreno.

Según Cayetano, sobre todo para las editoriales que trabajan con textos escolares que estuvieron casi paradas, se está viendo un reflote de la industria. Aun así, el editor opina que a nuestra realidad nacional le queda aún mucho por andar.

“Hay un déficit muy grande de lectores en Paraguay. Se lee poco, y menos se lee por placer”, detalla. Para él, si bien se puede registrar una cantidad importante de electores en las estadísticas, generalmente se trata de personas que leen por obligación, como por ejemplo para la universidad y los colegios.

Otra cuestión clave es que no hay cifras anuales. Ni cada dos años. Ni cada cinco. De hecho, el último estudio fue realizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) en 2014. ¿El resultado? Tres al año. Esa es la preocupante cifra promedio de libros leídos por persona en Paraguay.

De acuerdo con los datos recopilados por la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales en 2013, en Paraguay, al igual que en Chile, existe un elevado porcentaje (61 %) de encuestados que afirman no leer nunca o casi nunca por motivos profesionales o de estudios, lo que supera el promedio latinoamericano (45 %). Asimismo, junto a Honduras y Nicaragua, nuestro país muestra el mayor índice (60 %) de personas que reconocen no leer nunca o casi nunca por entretenimiento, y se ubica de esta manera por encima de la media latinoamericana de nuevo (42 %).

“Los que estamos en este sector reconocemos que hay un déficit de lectura, y que si no se invierte esa situación, es difícil que podamos avanzar como un país con una cultura robusta, que tenga formación crítica”, infiere el profesional.

Por una Ley del Libro en Paraguay

Así nació la Ley del Libro o, mejor dicho, de Fomento de la Lectura del Libro. El material fue preparado por la Mesa Técnica del Libro, conformada por gremios de escritores y editoriales, acompañados por la Secretaría Nacional de Cultura.

La propuesta de normativa incluye elementos que favorecen a la industria literaria. Los principales objetivos de la ley son diseñar e implementar políticas públicas para el fomento del libro, promover el hábito de la lectura y la escritura en la población y, además, descentralizar estos esfuerzos. “Antes de esto, no había una política de Estado bien definida sobre el tema, solo pequeños programas”, amplía Cayetano.

A partir de esta ley, que aún está en estudio, se prevé establecer el presupuesto en que se basará el impulso de estas políticas. Y mediante ella se fomentará la edición y producción de ejemplares en los dos idiomas oficiales, las lenguas de los pueblos originarios y otras de uso en el territorio nacional.

Además, la ley generará condiciones para la internacionalización de publicaciones paraguayas en sus diversos formatos, a través de traducciones, ventas en línea, investigaciones, presencia en las ferias y mercados del exterior, entre otras modalidades. El proyecto plantea la creación del Consejo Nacional de la Lectura y el Libro, que asesorará a las autoridades en la aplicación de la normativa.

“A partir de esta ley se abren los canales institucionales para que se asienten esas políticas de Estado que tanto reclamamos todos, para que de esa forma se pueda llegar a un punto en el que el déficit del que hablamos por fin se revierta”, finaliza el librero.

“Los que estamos en este sector reconocemos que hay un déficit de lectura, y que si no se invierte esa situación, es difícil que podamos avanzar como un país con una cultura robusta, que tenga formación crítica”

Cayetano Quartrocchi

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