Cultura

Trascender la pantalla: cortos aislados

Historias de confinamiento en ambientes cotidianos, llenas de contradicciones, con la incomodidad como el lugar donde radica lo humano.

Pedro y Tomás son una pareja que quiere acortar la distancia por medio de una videollamada; cenan juntos, pero separados, un plato de fideos. Sin embargo, cuando adentro algo se rompe, hay lejanías insalvables.

Luciana y su mamá tienen diferencias, pero intentan mantener el lazo. Un evento sorpresivo logra que el distanciamiento se convierta en puente para volver a unirlas.

Cortos aislados nació como una necesidad, como un espacio de exploración de lo digital, y terminó por encontrar una verdad: trascendió la pantalla por medio de historias de confinamiento. Son historias que habitan los grises, los silencios; que dicen mucho más que cualquier palabra, que en vez de plantear una respuesta definitiva, abren la
posibilidad a las preguntas. Relaciones familiares, de parejas, de amigos: aquellos vínculos humanos en toda su complejidad.

“Concebimos el proyecto como un espacio seguro, para que la gente pueda contar sus historias, con la diversidad como bandera. También para los jóvenes artistas emergentes, ya sea que escriban, actúen o dirijan. Que se sientan cómodos para explorar lo que quieren contar”, explica Mario González Martí, actor y director, uno de los creadores de la producción.

La primera temporada está conformada por cortos de su autoría: Son las ocho, La cita y Se me cortó la salsa. Todos están desarrollados en el contexto de pandemia, tienen como hilo conductor la temática LGBTI y se enfocan especialmente en relaciones de chicos gay.

“Siento que hay una necesidad de explorar y mostrar ese tipo de historias, que salgan del cliché o del estereotipo que uno tiene en la cabeza de lo que es el mundo LGBTI, así como la temática de las mujeres”, señala Mario.

El proyecto inició luego de que González Martí experimentara la actuación por medio de las plataformas digitales, en la serie web Desesperadamente Sara, de su amiga, también actriz, Antonella Zaldívar. Antes de eso era escéptico respecto a si podría conectar o no con un compañero de forma interpretativa, a través de un aparato.

Pero en la práctica se dio cuenta de que sí lograba una conexión. Esa misma noche se puso a escribir los primeros tres guiones para Cortos aislados.

En un principio lo pensó como algo que publicaría en sus redes particulares, pero luego de hablar con amigos del ámbito −como Delia Bordón, productora, y Diro Romero, actor− decidió darle forma y generar un sitio exclusivo para esos testimonios.

Actualmente, Cortos aislados cuenta con seis materiales audiovisuales realizados de forma remota y en formato de IGTV en la red social Instagram.

Aislados, pero trabajando juntos

Detrás de las conversaciones que retratan los cortos, hay un grupo de personas que trabaja en la dirección, asistencia, edición, musicalización, etcétera, de los materiales. Para Mario, esta experiencia de desempeño remoto es un poco extraña, en especial en cuanto a la labor de dirección y actuación, donde lo más importante es la comunicación.
“Como director, se trata de dar al intérprete mucha seguridad porque es algo raro, distinto. Pero fluyó muy bien por la colaboración de todos y la confianza que tuvimos, tanto en las historias como en la posibilidad de conectarnos realmente a través de un celular”, menciona.

Las lecturas de guión y los primeros ensayos los hacían por medio de plataformas como Zoom o Google Meet. Allí hablaban sobre los motivos y porqués de los personajes, hacían improvisaciones y jugaban con las posibilidades que ofrece la modalidad.

En palabras de Cecilia Torres, asistente de dirección de varios de los cortos, grabar cada uno de ellos representó un desafío diferente. Pero en especial el primero, Son las ocho, ya que −a excepción de Mario− era la primera vez que experimentaban con ese lenguaje.

“Creo que lo más importante es visibilizar los lazos que no se cortan a pesar de la distancia. No es estrictamente necesario estar físicamente con alguien para generar un sentimiento en esa persona”, opina Torres.

Las grabaciones las hacen por medio de falsos vivos en Instagram. Utilizan cuentas que crearon exclusivamente para ese cometido y generan así conversaciones que podrían ser las de cualquier persona en este contexto. La edición y posproducción está a cargo de Sector 7 Films.

“Se amplió nuestro campo de visión de lo que podemos abarcar como actores. La expresión humana a través del arte trasciende lo tecnológico. Utilizar estos elementos que son tan fríos, digamos, para transmitir algo y llegar a la gente con las historias”, considera el director.

Pantallas que funcionan como espejos

En una reflexión que realiza el escritor y poeta César Vallejo respecto a la poesía nueva o contemporánea, menciona que llaman así a los materiales que cuentan con un léxico moderno, pero en realidad para él, la verdadera innovación estaba en la asimilación de esa modernidad por el espíritu para luegotransmitirla en forma de sentimientos.

Cortos aislados no solamente utiliza un lenguaje contemporáneo, sino que también se sumerge de lleno en los sentimientos de estos tiempos, que además están atravesados por el contexto pandémico: situaciones como “salir del clóset”, experiencias de abuso, exposición en las redes sociales, conocer personas por medio de aplicaciones, etcétera.

“Quizás no nacen de una experiencia personal, pero sí veo en muchas historias de amistades cercanas un patrón en común que se repite. Es como esa pequeña línea que separa un acercamiento, una seducción, de lo que puede convertirse en una situación de acoso o abuso”, manifiesta Pamela Paredes, creadora y directora del corto Desempacar.

A Pamela le interesaba preguntarse cómo reaccionamos ante ese escenario que muchas veces resulta desconcertante. La historia que presentó es la de dos amigas, una que se encuentra en Asunción y se está por mudar con su novio, y otra que viajó a España para hacer su masterado, pero el último día que estuvo en el país, en su despedida, vivió una situación de abuso sexual de alguien muy cercano a ambas.

“Es ese lugar incómodo que trata de acercarse a la intimidad de estas dos amigas, que a pesar de que no se hablaron hace tiempo y están relejos, en esa videollamada pueden ponerse en el lugar de la otra y reconocerse también en un espacio en común, que es la intimidad, la vulnerabilidad y la sensibilidad de los vínculos humanos”, expresa.

El guión nació de una manera visceral y fue tomando forma en los ensayos con las actrices Paula Díaz y Guadalupe Lobos. Ahí, juntas, se dieron cuenta de qué palabras estaban demás, de cuándo un simple pero potente gesto era más que suficiente.

“Cuando estás en persona, sentís la energía de otra forma: las miradas y las expresiones del cuerpo de las actrices. Pero la videollamada nos limita a ese encuadre, a esas posibilidades; debíamos encontrar allí los momentos de magia, cuando de verdad ellas abrían su intimidad y no solo decían el texto que estaba escrito”, asegura.

Con las pruebas hallaron los movimientos, las coreografías de cada una, las posiciones para la luz y descubrieron también elementos que les servían para contar lo que proponía la directora. “A veces creemos estar demasiado supeditados a ciertos tipos de formatos o parámetros, pero es bueno romper todo ese molde y hacer cosas ingenuas, genuinas, libres de cualquier tipo de pretensión. Creo que eso fue un poquito lo que logramos todos y todas en Cortos aislados”, declara Paredes.

Acompañadas

Según Paula Díaz, intérprete del personaje Ele en el corto Desampacar, desde el primer ensayo Pamela les dijo a ella y a su compañera, Guadalupe, que no quería empezar sin antes conversar con ambas, saber sus percepciones y apreciaciones sobre el contenido del guión.

El confinamiento la enfrentó a sí misma, la empujó a mirarse, a abrazar sus luces y sombras, y qué mejor desafío para seguir indagando en su mundo interior que el de interpretar a un personaje ficticio, que pudo haber sido cualquiera de sus amigas.

“Actuar en el encierro, frente al celular; buscar la verdad de la escena y contar una historia tan íntima no hubiera sido posible sin una compañera como Guadalupe. Su paciencia y constante apertura a conversar cada detalle fue un hallazgo ameno a la hora de crear”, afirma la actriz. Para Guadalupe también fue un proceso satisfactorio, además de
que a pesar de conocerse ya en el ámbito del teatro, era la primera vez que trabajaban juntas.

“Pauli es una compañera amorosa y generosa, y eso creo que es lo principal para conectar con alguien actoralmente. La dirección de Pame es muy precisa y posibilitadora. Da gusto trabajar con alguien que sabe lo que busca y al mismo tiempo te permite explorar y proponer”, añade.

En el caso de Lobos, experimentaba un escepticismo respecto al oficio del teatro −que para ella es presencia y contacto− por medio de las plataformas digitales. Pero le sorprendió gratamente cómo fue surgiendo la naturalidad en los diferentes proyectos.

“Somos lo que contamos, lo que decimos y hacemos. Si mi trabajo me permite ser eco de otras voces, es una de las razones más satisfactorias por las que actúo”, dice con respecto a la historia que interpretó. En ese sentido, Paula cree que era imposible no conectarse con la propuesta y llevarla con mucha responsabilidad y compromiso: “Esos testimonios buscan poner sobre la mesa situaciones que pasamos las mujeres todos los días, y ¿quién más que nosotras que las vivimos para contarlas?”.

El proceso de trabajo tuvo sus resultados positivos y fue la reacción de la gente, el hecho de que puedan emocionarse, identificarse o incluso sentir que formaban parte de la conversación. “Lo más lindo se da en esos diálogos después del corto, en que las personas pueden comparar sus puntos de vista y dicen: ‘Yo hubiese hecho esto o aquello’. Eso es lo que construye”, puntualiza Pamela.

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