Sembrar memoria en tiempos de fragilidad democrática
El quinto cortometraje de la cineasta Cris Arana se estrena este mes en Paraguay, y aborda, con sensibilidad crítica y conmovedora, la historia de Emilio Barreto. El documental activa la memoria histórica y constituye un material importante para reflexionar sobre los abusos de poder en la dictadura y el estado actual de la democracia.
Por Nadia Gómez. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Camila Riveros. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez. Agradecimientos: Florencia Medina.
Un domingo por la tarde, en la sala de proyecciones de Cine de Barrio, un grupo de personas vio por primera vez en Paraguay el cortometraje sobre la vida y lucha de Emilio Barreto —conocido actor de cine y teatro que sobrevivió a 13 años de prisión durante el régimen dictatorial de Alfredo Stroessner—, escrito, dirigido y producido por Cris Arana.
Estábamos sentados en la misma sala en la que Emilio vio, por primera vez, una parte importante de su vida plasmada en una pantalla grande. La emoción era palpable en el ambiente. Apretones de manos que buscaban contención, suspiros profundos, risas cómplices, lágrimas y más lágrimas fueron algunas de las manifestaciones que llenaron el lugar por 26 minutos. Creo que todos teníamos muchas preguntas para él, pero al terminar la proyección, hizo el ejercicio de compartirnos sus impresiones y regalarnos un riego fundamental a nuestra memoria en estado de sequía, al develar anécdotas sobre sus años en privación de libertad. Y el público hizo el ejercicio de la escucha atenta.
El corto ofrece una mirada profunda y conmovedora de la resistencia cultural y el espíritu indomable de Emilio frente a la cultura de represión y censura que imperaba en la dictadura. Se estrenó en Asunción, de manera gratuita y libre para el público, el martes 10 de setiembre en el Centro Cultural de España Juan de Salazar, con la presencia de su realizadora, Cris Arana.
…sobre la vida y lucha de Emilio Barreto —conocido actor de cine y teatro que sobrevivió a 13 años de prisión durante el régimen dictatorial de Alfredo Stroessner—, escrito, dirigido y producido por Cris Arana.
Pero empecemos por el principio
Nos ubicamos momentáneamente en la pandemia. Paraguay afronta circunstancias imprevistas con recursos e infraestructura escasos. Las personas, sumidas en el encierro, la incertidumbre y la angustia. Cris es paraguaya, pero vive en España hace ya dos décadas. En 2020, decide tomar el primer vuelo que salía de Europa en dirección a Paraguay. Es setiembre. Al llegar, pasa dos semanas encerrada en un hotel y sus días restantes los divide entre visitas a su familia y amigos.
Cuando eso, Cris trabajaba en el medio periodístico The Objective recopilando momentos vividos por personas durante la pandemia. “Recibimos materiales de muchas partes del mundo en habla hispana. Estaba muy metida en la investigación en aquel entonces: covid, encierro, sufrimiento, todo lo que conllevó lo que estábamos viviendo”, agrega.
Una amiga a quien visitó fue la directora Tana Schémbori. En esa conversación, hablaron de una historia que le apasionaba mucho, la de Soledad Barrett, militante comunista y nieta del escritor español Rafael Barrett. Tana, que estaba al tanto del trabajo que hacía Cris, le instó a indagar sobre ella. “Recuerdo llegar a casa de mis padres, investigar y decir: ‘Qué interesante, qué terrible, pero qué espectacular sería un proyecto de este calibre, con la historia de Soledad y su familia’”, comenta.
Cris y Tana, emocionadas por embarcarse en algo nuevo, iniciaron el trabajo de investigación en conjunto. Primero hablaron con Alfredo Boccia y en la siguiente entrevista, Cris se encontró por primera vez con Emilio Barreto. “Tana quería presentarme porque él sabía mucho sobre esa época y había conocido a Soledad”, agrega.
Cris no sabía aún en ese momento, pero estaba presenciando el inicio de una relación muy importante para su vida como cineasta y como paraguaya. “Fuimos a casa de Emilio y montamos el escenario. Se sentó y empezó a contarnos que había conocido a Soledad cuando ella tenía ocho años, pero que después él estuvo en prisión y posterior a eso ya la habían asesinado”, señala. Cris le preguntó por qué había estado en la cárcel. “El sonidista estuvo una hora y media sosteniendo el micrófono, pero ni sudando ni nada, de todo lo interesante que este señor decía: su memoria, su historia”, revela.
Todos en el equipo estaban atentos a la odisea de Emilio y no veían posibilidad de parar ese momento. Diego Benítez, que hacía el trabajo de cámara, avisó que se quedó sin batería y fue así como acabó el relato. “Ahí surgió la idea, a comienzos de octubre de 2020. Fue como: ‘Esta es la historia y quiero contarla’. Tana iba más por el lado de Soledad y yo por el lado de Emilio. Es que me quedé tan sorprendida”, comenta.
“Fuimos a casa de Emilio y montamos el escenario. Se sentó y empezó a contarnos que había conocido a Soledad cuando ella tenía ocho años, pero que después él estuvo en prisión y posterior a eso ya la habían asesinado”
Cris Arana.
Terminaron los 40 días de Cris en Paraguay y volvió a España con el material que grabó. Allá, lo revisó con su editor, quien también se quedó maravillado por lo compartido por el entrevistado. “Entonces dije: ‘Quiero hacer esto. Voy a hablar con él’”, acota. Ella no conocía mucho a Emilio, su primer contacto fue esa entrevista extensa que grabó con Tana. “Los que estaban ahí con nosotros sabían de su trabajo como actor, profesor de teatro y guaraní, una persona reconocida en Paraguay, que ganó premios e hizo películas internacionales, pero no conocían su historia. Personalmente yo tampoco”, explica.
Cris volvió a Paraguay en febrero de 2021 y contactó con Emilio para proponerle esta idea. La respuesta fue un sí rotundo, un sí que marcó el nombre del cortometraje: “Yo tengo metidos ángeles y demonios dentro de mí”. Según Cris, ahí también reside la magia del cine. “Si no hubiéramos hecho ese trabajo de investigación, la historia de Emilio y de Nimia, su esposa, hubiera quedado en el olvido, al igual que tantísimas historias que han ocurrido en Paraguay. Eso es lo genial del cine documental”, agrega.
“Los que estaban ahí con nosotros sabían de su trabajo como actor, profesor de teatro y guaraní, una persona reconocida en Paraguay, que ganó premios e hizo películas internacionales, pero no conocían su historia. Personalmente yo tampoco”
Cris Arana.
Un proceso marcado por el dolor y el amor
Al principio del proceso, a Cris le costó lo que implicaba contar esta historia tan necesaria e invisibilizada. “Para un proyecto documental no hay un guión en sí, es una escaleta, la idea que uno tiene, lo que quiere consultarle al protagonista. Recuerdo que hice 50 preguntas y me parecían bastante crueles. Es un tema muy sensible. Y me cuestionaba cómo lo haría, cómo le plantearía a Emilio todas esas cosas. Me dolía mucho oírle, pero a la vez me dolía escribir esas preguntas”, cuenta.
Durante el proceso, Emilio hacía pausas y le decía a Cris que nunca antes le habían hecho preguntas así, tan profundas. Ella percibió una necesidad de su protagonista de compartir, de sacar afuera muchas cosas que necesitaban ser aireadas, escuchadas, comprendidas. “La segunda vez fue cuando hubo una conexión absoluta con él, ya nos hicimos amigos”, agrega.
Ese mes empezaron el rodaje y así Cris dio con tinuidad al proyecto de Emilio. En 2022, ella volvió, esta vez por un periodo de seis meses, para terminar el trabajo. Su venida coincidió con el estreno de su cuarto corto Y (Agua en guaraní), en el Juande. “Ahora vengo a estrenar el cortometraje sobre la vida de Emilio, y me siento muy feliz. Él merece que su relato esté plasmado a través de su historia de amor con Nimia. Es un documental que se convierte en un puente entre dos mundos, una oda a la memoria y a la historia. Es algo que tiene bastante simbolismo, porque es nuestra historia, la historia de Paraguay”, comenta.
Un documento cultural que enciende la memoria
Emilio Barreto: Ángeles y demonios se estrena cuando Paraguay cumple 35 años de transición a la democracia, luego de vivir bajo una dictadura militar los 35 años previos. Su vivencia individual se traduce en la experiencia de miles de personas que corrieron la misma suerte, el mismo abandono y abuso de poder por parte del Estado.
El “crimen” de Emilio fue ser un trabajador del arte en tiempos de oscurantismo y censura del pensamiento. “A la represión, respondíamos con cultura”, cuenta Emilio en la pantalla. Él no fue el primero en su familia en ser secuestrado por el aparato represivo. Antes se llevaron a su padre y a su hermano. Emilio y Nimia, su esposa y el amor de su vida, fueron abducidos de su hogar cinco meses después de casarse. Ella estuvo encarcelada varios meses, pero él pasó más de una década privado de su libertad.
La película, que tiene un factor importante de rescate de la memoria histórica, aborda una etapa oscura del país. “Durante este periodo, muchas voces y personas fueron silenciadas. Documentar y narrar esta experiencia creo que es vital para evitar que se repitan estos horrores en el futuro”, comenta Cris. Para ella, parte del trabajo de las personas creativas, cineastas y guionistas radica ahí, en sembrar cierta consciencia.
“A la represión, respondíamos con cultura”
Emilio Barreto.
Si bien existe un trabajo fundamental en términos de investigación y documentación en torno a los crímenes cometidos durante la dictadura, es importante la sensibilización del relato a través de las narraciones en primera persona. “La humanización pasa al centrarse en una historia de amor y el sufrimiento de 13 años de encierro. La película humaniza los eventos históricos. No se trata solo de números o fechas, sino de las vidas individuales que fueron afectadas, lo que genera empatía y comprensión”, comenta.
Este cortometraje documental, al coincidir con este aniversario democrático, se presenta como una oportunidad para reflexionar y revisar los avances en términos de democracia y derechos humanos. “Es un recordatorio de la fragilidad de la democracia, y de la importancia de mantenerla y fortalecerla”, acota.
En la obra, Emilio habla del acto de perdonar como un paso importante para soltar un trauma tan grande. En ese sentido, Cris enfatiza que la manera de aceptar todo esto que ocurrió en Paraguay durante ese periodo, y también de pedir perdón a las víctimas, es aceptando y no tratando de ocultar los hechos. “Hablar de ello es sanar. Este tipo de documentales son también una forma de denuncia social. Al sacar a la luz injusticias cometidas durante la dictadura, se crea una presión para que se haga justicia para las víctimas, que se reconozcan los errores del pasado”, explica.
Emilio Barreto: Ángeles y demonios constituye una obra que alberga no solo valor histórico, sino también cultural y educativo. “Es una herramienta poderosa para aprender la historia, y entender el impacto de la represión y la lucha por la libertad. Creo que esta obra no solo documenta hechos históricos, sino también ofrece una plataforma para reflexionar, y es tan relevante para el público paraguayo como para el internacional interesado en derechos humanos y democracia”, agrega.
El cortometraje se estrenó el martes 10 de setiembre en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (Herrera 834), y contó con la presencia de Cris. La obra tiene el apoyo del citado centro, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y la Dirección Nacional de Producción Intelectual (Dinapi), lo que destaca su importancia como promotora de la cultura y la memoria histórica de Paraguay.
Sin Comentarios