Cine

Matar a un muerto

Detrás de cámaras

La multipremiada película Matar a un muerto ha conquistado las pantallas internacionales y en nuestro país lideraba la taquilla cuando la pandemia la interrumpió. Celebramos su reestreno en la cartelera nacional junto al director Hugo Giménez y los actores Éver Enciso y Jorge Román, quienes nos adentran en el detrás de cámaras del filme: el proceso de producción, la preparación de los personajes y lo que significa para el cine nacional.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Imágenes de la película: Gentileza.

Matar a un muerto nos sitúa en 1978, en plena dictadura de Alfredo Stroessner, y relata la historia de cómo Pastor y Dionisio, dos hombres que se dedican a enterrar cadáveres clandestinamente durante el régimen, encuentran entre un montón de muertos a Mario, que aún respira. Los enterradores saben que deben matarlo, pero nunca habían asesinado a nadie antes. El destino de los tres se define durante la final del Mundial de Fútbol Argentina 78, que transcurre en paralelo en el vecino país.

El filme dramático recibió varios reconocimientos en el mundo: fue elegido para representar a Paraguay como Mejor Película Internacional en los Premios Oscar 2021; en el Festival Internacional de Cine de Ontario recibió cuatro reconocimientos y fue escogido por la Academia de Cine del Paraguay como representante a Mejor Película Iberoamericana en los Goya 2021. En el New Delhi Film Festival se alzó con cinco premios y obtuvo una mención
en el Festival de Punta del Este “por la habilidad de retratar la naturalización del horror en la historia de América Latina”.

Hugo Giménez, director de Matar a un muerto. Retrato: Fernando Franceschelli.

Además de las distintas premiaciones y nominaciones que recibieron Matar a un muerto y sus actores, la película coproducida por Paraguay, Argentina, Francia y Alemania también abrió nuevos caminos para el cine nacional. Tras su avant premiere en nuestro país el pasado 5 de marzo, lideró la taquilla por cinco días hasta que llegó la pandemia a interrumpir lo que se veía como un éxito rotundo. La inesperada situación llevó al filme nacional a estrenarse en una plataforma digital, el servicio de streaming Kili Video, donde rompió récords: fue visto en 81 países.

Se trata de la ópera prima del director paraguayo Hugo Giménez, quien hasta entonces era documentalista. Tras registrar la tragedia de Curuguaty en Fuera de campo (2014), se le presentó, totalmente a la inversa, la locación primero y luego la idea de la película. “Apareció el bosque, ese inquietante lugar fue el detonante. Al principio no existía historia alguna. A partir de esa experiencia fui configurando lentamente la idea narrativa”, relata al referirse a las zonas de Patiño y Areguá, donde se realizó el filme entre abril y mayo de 2018.

Documentales como Cuchillo de palo y Esperanza abordaron aspectos de la dictadura, así como las ficciones El azúcar del naranjo, Lectura según Justino y La redención referenciaron esa época como parte de sus tramas. Pero Matar a un muerto es el primer largometraje paraguayo que ubica su historia en 1978, con personajes directamente afectados por el terror de la dictadura estronista. “La idea era trabajar la historia desde ‘lo cotidiano del horror’ y la periferia del sistema montado por el régimen. Adentrarnos desde lo cinematográfico a un profundo drama humano”, relata Giménez, quien escribió la narrativa del guión por unos tres años.

Las personas que apreciaron la película destacan justamente la manera en que la angustia y la desesperación traspasan la pantalla. Según Giménez, esto se debe a la gran calidad de su equipo: “Existió una entrega total de los actores; tanto Éver Enciso como Aníbal Ortiz, Jorge Román y Silvio Rodas pusieron alma y cuerpo para ser vehículos de la historia. El guión era muy exigente por los detalles y, al tener pocos personajes, toda la atención está puesta en lo que entregan los actores, y así se dio”.

Matar a un muerto significa para mí y el equipo que podemos realizar obras con alta factura técnica y artística localmente. Personalmente fue un sueño solitario que se volvió sueño conjunto. Es lo hermoso del cine: soñar juntos”, expresa Giménez. Y es que este recién estrenado director supo inspirar a los involucrados con su historia, en especial a los actores, quienes interpretaron a la perfección sus personajes y su trasfondo.

Tras bambalinas

El actor nacional Éver Enciso, antes de su papel como Pastor en Matar a un muerto, trabajó en las producciones Yacáa, La última obra y A pele morta. Luego de hacer dos cortos bajo la dirección de Hugo Giménez, este le ofreció el personaje principal en su primera película. El nuevo proyecto lo encontró desenvolviéndose en temas teatrales e iniciando una etapa de actividad gremial en su sector.

La preparación para su papel fue minuciosa, según nos comenta: “Fue profundo. Desglosé el guión para entenderlo en detalle y leí bastante historia del tiempo de la dictadura, así como entrevistas a las víctimas”. Durante el rodaje tomó el desafío de mejorar su guaraní y buscar el acento más cercano al de las localidades del interior de nuestro país. Con desafíos superados y una recepción más que positiva de parte de la crítica especializada, Matar a un muerto tuvo un enorme impacto en su carrera: “Fue un gran protagónico y un trabajo entrañable para mí”, afirma Enciso.

Éver Enciso. Retrato: Fernando Franceschelli.

Por su parte, el actor argentino Jorge Román trabajó en la miniserie Reinas y las películas Monos y Un gauchito gil antes de que la propuesta para el papel de Mario llegase a sus manos. Conoció a Hugo Giménez en el Festival Oberá en Cortos, en Argentina, donde dictaba un taller de cine al que Giménez se inscribió. Al finalizar, se le acercó y le ofreció el rol.

La propuesta lo encontró cómodo detrás de cámara: entrenaba actores para la miniserie Mata salvajes, cuenta Román, a quien benefició bastante estar presente desde la gestación del filme para desarrollar su papel. “Eso me alumbró el hilo conductor de Mario, un apresado en peligro de que lo maten en cualquier momento. Ese es el conflicto esencial de mi personaje, y requería preparación física y emocional intensa”, destaca. Su principal desafío: “Darle verdad a alguien estático, que su cuerpo quieto hablara”.

Jorge Román. Foto: Gentileza.

Matar a un muerto le dio prestigio a mi carrera y me pone muy feliz ser convocado a producciones de gran calidad”, expresa Román. Tanto él como el director Hugo Giménez sumaron dos reconocimientos más para la película con sus nominaciones en los Premios Platino en las categorías Mejor Interpretación Masculina de Reparto y Mejor Ópera Prima de Ficción Iberoamericana, respectivamente.

Reestrenado en la cartelera nacional el 7 de octubre pasado, Matar a un muerto espera ser apreciada enteramente por el público nacional. Respecto a esta vuelta a los cines y las próximas participaciones en festivales internacionales, los protagonistas no ocultan su emoción: “Volvemos y resistimos desde lo cultural. Estamos felices de que puedan disfrutar la experiencia en su totalidad técnica y artística”, dice el director. “Para mí es una película necesaria y espero que muchos vayan a verla”, expresó Éver Enciso, mientras que Jorge Román concluyó: “Este filme representa la cultura y el arte de Paraguay, los paraguayos deberían estar muy orgullosos”.

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