Arte

Más allá de la dimensión corporal

Metanoia, o el cambio de mente de una artista

La exploración del cerebro está sembrada de misterios, tanto en su dimensión biológica como psicológica. A este terreno oculto se encaminan las pinceladas de Anna Scavone. Metanoia, su nueva muestra individual disponible en Artística Espacio de Arte desde este 31 de mayo, es un viaje de autoconocimiento que pone el foco en lo invisible y propone recorrer la anatomía de su sanación.

Por Belén Cuevas Trinidad. Producción: Manuel Portillo. Asistente de producción: Anabel Artaza. Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Aunque nos resistamos, el cambio es la única constante en la vida y sobre esta certeza transitamos nuestro camino. En el caso de artistas como Anna Scavone, esta permanente transformación queda registrada en la línea estética y conceptual que siguen sus obras a lo largo de los años.

Se puede decir que Scavone pertenece a una corriente de artistas cuyas experiencias físicas y emocionales sirven de disparadores para sus investigaciones. Y este es el caso de Metanoia, la exposición con la que formará parte de la Noche de las galerías.

Su muestra estará disponible en Artística Espacio de Arte desde el 31 de mayo, en la velada inaugural de este evento cultural organizado por la Asociación de Galerías de Arte del Paraguay (Asgapa). Durante un mes, hasta el 9 de julio, se podrá visitar la exhibición de lunes a viernes, de 17.00 a 22.00, y los sábados de 9.00 a 12.00. Además, se ofrecerá la posibilidad de agendar visitas para grupos en el horario de la galería, donde la propia artista podrá explicar su creación.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Cada cuadro pone de relieve la evolución conceptual que experimentó Scavone, quien ahora coloca el foco en la introspección emocional. En sus primeros años, se dedicó a descubrir su potencial artístico desde una posición académica y figurativa; estudiaba formas, matices y colores, pero aún no conectaba con el estilo que hoy la representa.

De hecho, su vida como artista experimentó una pausa no planeada. Fue durante esta etapa, en 2019, cuando los primeros indicios de la fibromialgia cambiaron su rutina. El dolor reavivó a su artista interior y así nació su muestra Autoscopia, con la que se llevó el premio Fábrica en la Feria de Arte Oxígeno 2021.

En aquella exhibición, la artista exploraba su anatomía, su esqueleto, su sistema nervioso y todos los lugares de su cuerpo en que su dolor crónico la atravesaba. Desde este punto, la pintura se mostró como un soporte —casi terapéutico— que le sirvió para completar sus procesos internos. No en vano Anna define al arte como su salvavidas y habla de que Autoscopia era como “verse a una misma en un espejo”.

Hasta ese entonces, su obra giraba en torno a una observación externa o impersonal de su estructura física, su cuerpo y el dolor tangible. “Después de Autoscopia, comencé esta nueva serie con la firme convicción de que el arte es un medio para el conocimiento interior: mis ideas nacen y se gestan en este análisis”, relata.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Transformarse para sanar

Durante tres años, Anna reunió más de 30 obras en busca de la sanación y, poco a poco, entre lecturas y anotaciones de psicoterapia, fue gestando la idea. El nombre definitivo de Metanoia llegó más tarde, en la recta final del año pasado. Por aquel entonces, nuestra entrevistada estaba leyendo activamente sobre la corriente del psicoanálisis. Así dio con uno de los principios clave de Carl Jung: la metanoia.

Esta palabra tiene raíces etimológicas en el griego y significa, en su sentido más literal, “cambio de mente”. Para Jung, freudiano y uno de los fundadores de la mencionada corriente del psicoanálisis, este concepto implica una transformación del universo mental del individuo. “Quise desviarme de la idea del dolor, proyectar un cambio espiritual, una transformación hacia la sanación. El nombre de la muestra nace de eso y busca guiar también al espectador a reflexionar sobre el autodescubrimiento”, dice.

Ese concepto encajaba perfectamente con la línea que estaba construyendo porque, para Jung, la transformación de la mente es “un medio de autocuración”.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

A diferencia de Autoscopia, que exploraba la anatomía humana y el dolor físico con un estilo afín al realismo, esta nueva propuesta se enfoca en la percepción de lo que se encuentra más allá de lo visible (sentimientos, emociones, experiencias internas) y en la conexión entre mente, cuerpo y espíritu. “Uno busca los porqués de sus comportamientos, sus patrones y maneras de actuar frente a las situaciones”, continúa Anna. En esta investigación sobre sí misma, le sirvió visualizarse como aquel iceberg que propone el psicoanálisis, donde solo un fragmento de la personalidad se encuentra visible y una gran porción se oculta progresivamente bajo el agua.

Este descubrimiento no fue totalmente lineal, tal como su trabajo artístico: algunas veces, la creatividad parte de las anotaciones que hace durante sus lecturas y, en otras ocasiones, ocurre al contrario: sus reflexiones le ayudan a atar cabos y comprender lo que expresa en sus bocetos. Por este motivo, en Metanoia Anna se animó a intervenir sus pinturas con materiales como vidrios rotos.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Aquí, cita una popular frase atribuida al psicoanalista austriaco Sigmund Freud: “Los cristales revelan sus estructuras ocultas solo cuando se rompen”. Al respecto, Anna subraya: “Esta cita tuvo un gran impacto en mi vida. Reconocí que cuando el ser humano enfrenta un problema profundo, una crisis que lo quiebra y lo sacude, revela su verdadero ser”.

Así, durante la gestación de esta muestra, la artista comenzó a prestar especial atención a su espiritualidad. “Me conecté con esa parte de mi percepción que va más allá de lo visible. Me concentré en nuestro campo energético y cómo influye en nosotros. Esto lo relaciono con otros elementos que encontrarán en mi muestra, como el fuego, el agua, la tierra y el aire”, comenta.

También se nota esa evolución conceptual en los característicos corazones que pinta Anna. “Dieron un giro. Antes eran estudios anatómicos, de medicina, luego comencé a intervenirlos con elementos como el fuego. En Metanoia verán un corazón negro que habla del tabú de la depresión. Todo el mundo quiere vernos felices constantemente. Olvidamos que, como seres humanos, pasamos momentos tristes, de desesperanza y angustia. Este cuadro refleja una de esas ocasiones”, apunta.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Con el correr del tiempo, comenzó a hacer paralelismos entre la parte práctica o manual del proceso creativo y los ejercicios de meditación. Para ella, a través de movimientos intuitivos como los de una pincelada, se puede acceder a partes ocultas del subconsciente. Incluso, hay ocasiones en que le ocurre al revés y, cuando no puede entrar al taller, su boceto mental la acompaña donde esté: “De hecho, los momentos en que más obras creé en mi cabeza fueron cuando más dolores tuve, cuando menos me podía mover. Por eso, creo que esta conexión entre la mente, el cuerpo y el espíritu es tan importante para mí”.

Por esta misma razón, sus cuadros nos ofrecen una ventana a sus memorias cotidianas: “Parece que las obras se quedan en mi cabeza tanto que, por más que no pueda entrar al taller a pintar, estoy masticando las ideas y conectando con el cuadro a través de lo que leo y vivo. Entonces, llega un momento en el día a día en que algo me enciende, lo guardo y lo agrego a mi creación. Por eso, en casi todos mis trabajos hay pasajes de mi ambiente, como lugares que visité o, incluso, mis gatitos”.

Fotografía: Fernando Franceschelli, Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

La artista espera guiar a los visitantes a través de su proceso de sanación y, a la vez, invitarlos al autoconocimiento con las escenas que plantea en esta muestra. “Para mí, exponer en un evento tan concurrido como la Noche de las galerías es importante porque atrae a personas de todas las edades para recorrer 10 espacios que forman parte de Asgapa”, explica.

Precisamente, ella busca que Metanoia se convierta en un momento para prestar atención a todo lo que traspasa la dimensión física de los amantes del arte. Anna espera que la muestra abra a los espectadores a la autocomprensión y los lleve a sanar. “En terapia aprendí que debemos ser más empáticos con nosotros mismos, eso me marcó muchísimo porque, al intentar comprenderse, uno aprende a asimilar los pensamientos oscuros y encauzarlos, como me ocurrió en este proceso”, cierra.

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