Psicología

No estás sola

Claves psicológicas para el apoyo familiar en tiempos de cáncer

Para aquellas personas que tienen el privilegio de contar con una buena red de soporte familiar, el correcto acompañamiento —desde el respeto y la comprensión— tiene un efecto considerable en cómo asimilan el diagnóstico del cáncer de mama. En este material, la psicóloga Gabriela Casco Bachem nos ayuda a navegar estas aguas complejas correctamente.

Por Patricia Luján Arévalos.

Lo primero que Gabriela Casco Bachem, psicóloga, psicoanalista y articulista, quiere que comprendamos es que cuando alguien enferma de cáncer, su duelo no se relaciona solamente con lo físico, sino que también constituye un quiebre emocional. El diagnóstico es la chispa que pone en movimiento pensamientos automáticos y compulsivos, y el miedo a la muerte es solo uno de ellos. Según la profesional, comienza la incertidumbre alrededor de la vida presente y futura con familia y amigos, y se gestan temores a la pérdida de la autonomía física, al abandono, al rechazo y a perder la autoimagen tal y como se la conoce, entre otros.

“Para desactivar ese pensamiento hay que contar con un equipo interdisciplinario de profesionales que ayuden a verbalizar lo que pasa, además de familia y amigos que amortigüen la angustia”, dice la psicóloga y agrega: “Esos pequeños peldaños contribuyen a una aceptación resiliente de las frustraciones, que configura una nueva actitud. El hecho de saberse acompañada por la familia ayuda a interpretar el dolor y los miedos como desafíos y, las dificultades, como pruebas de fortaleza”.

Existen ciertas particularidades sobre la frecuencia del cáncer de mama. La profesional explica que la perspectiva psicológica intenta acompañar la búsqueda de explicación y sentido que nos caracteriza como humanos, con un sentido emocional. “En ese contexto se busca comprender por qué un cuerpo enferma de una manera y no de otra. Así, asociar o descubrir si el impacto emocional de algunos eventos estresantes o dolorosos puede generar respuestas biológicas negativas en el cuerpo”, comenta.

Es a través del registro de cambios de actitud, pensamientos y emociones que es posible ayudar a sanar: “De ahí la importancia de que la mujer sepa que no está sola, a través del apoyo psicológico, familiar y social. Hay que hacer entender que cuerpo y mente sincronizan sus energías en esta coreografía que compone la vida, en la que, si algo se sale del compás, hay que escuchar, corregir y volver al equilibrio, en todos los sentidos”.

Estamos ahí

“Debemos comprender que el dolor es dolor siempre; el miedo, también. El cerebro no distingue si el origen es físico, emocional o social”, dice la psicóloga y agrega: “Golpearse la pierna, terminar una relación de pareja, sufrir pánico escénico… todas esas experiencias dolorosas tienen impactos emocionales, sin distinción, que solo varían de intensidad y forma”. Por lo tanto, al momento de socializar con una persona diagnosticada con cáncer hay que empatizar y no minimizar sus temores. Como amigo o familiar, el camino para el acompañamiento es validar sus necesidades, por más superficiales o profundas que le parezcan a un tercero. “Estas son formas de hacerle saber que entendemos qué pasa, sin juzgar ni banalizar”.

La presión que siente la familia de un paciente también contiene miedo e incertidumbre, y la preocupación por no saber qué hacer. La psicóloga explica que no hay un solo protocolo para situaciones dolorosas y, por lo tanto, lo que importa es manifestar acciones y actitudes que, si bien parecen pequeñas, hacen la diferencia: actuar, aparecer, estar y hablar.

En ciertos casos, los allegados usan argumentos como no querer molestar, incomodar o decir algo equivocado, y desaparecen de la vida de la paciente, evaden la situación. La psicóloga explica que la razón es muy sencilla: el miedo. “Como familiares y amigos, que tenemos la fuerza para sostenernos sin concentrarnos en recuperar la salud, debemos saber que no es aconsejable atravesar ninguna enfermedad solos”, puntualiza.

Gabriela Casco Bachem menciona que existen diferentes abordajes terapéuticos para el tratamiento y superación del cáncer de mama, específicamente. Refiere al artículo Cáncer de mama, emociones y sexualidad, de Psicoactiva, y menciona que: “La terapia cognitivo conductual es una de las estrategias terapéuticas más utilizadas. El supuesto más importante de esta teoría es que actuamos de acuerdo con lo que pensamos. Tiene la capacidad de resignificar aspectos negativos de la vida, buscando su valor positivo en un tiempo breve”.

Gabriela Casco Bachem.

Opciones terapéuticas

La Sociedad Española de Psiquiatría y el Royal College of Psychiatrists dicen que la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una forma de entender cómo piensa uno acerca de sí mismo, de otras personas y el mundo que le rodea; cómo lo que hace, el sentido que le da a todo y la interpretación del dolor o el fracaso afectan sus pensamientos y sentimientos.

Es decir que la TCC ayuda a cambiar la forma de pensar (cognitivo) y de actuar (conductual), y se presupone que estos cambios ayudan a sentirse mejor. Una de sus características principales es que se centra en problemas del momento (aquí y ahora).

Gabriela Casco Bachem ofrece sugerencias para el cambio de actitud:

• Lo primero es la reflexión personal sobre el tipo de consecuencia que ha traído el cáncer de mama. Analizar el estilo de vida, el nivel de estrés, las relaciones tóxicas, la interpretación de las cosas, las susceptibilidades, los traumas, las pérdidas, la sensación de vulnerabilidad, abandono, etcétera.

• Como el sistema inmunológico está fuertemente influido por nuestros pensamientos, se puede decir que nuestras palabras curan, pero también enferman. “Hay frases bien dichas y mal dichas; de ahí el beneficio de aceptar la oración y las buenas intenciones de los demás en ese momento, independientemente al credo o ideología de uno”, dice Gabriela. Algunas sugerencias más son: intentar fiscalizar lo que pensamos y lo que decimos, eliminar la queja de la vida, adicionar la gratitud.

• El valor de uno no está fuera (en las mamas o la apariencia) sino dentro, y la mujer sigue siendo mujer; los senos no la definen. “La mama, como lugar erotizado en el cuerpo, deviene sitio para el goce y no solo en un sentido sexual, sino también como posible goce ligado a la culpabilidad como fundamento para el padecimiento subjetivo”, dice la profesional.

• El tipo de sexualidad que se vivirá en adelante dependerá del proceso de adaptación logrado por cada persona con su pareja o de forma individual.

• Recibir apoyo terapéutico durante el tratamiento y después. A veces se subestima este aspecto y para el médico lo único importante es la parte física. Generalmente desconoce las consecuencias psicosociales que vivirá la paciente posteriormente.

Hay tres aspectos fundamentales que pasan desapercibidos y requieren atención inmediata:

• Las emociones relacionadas con el miedo (ansiedad, tristeza, ira).

• El dolor social reflejado en la inseguridad para adaptarse nuevamente a su vida, ya sea como paciente que enfrentó el cáncer o que tendrá esta condición hasta el final de sus días.

• La terapia individual, familiar o de pareja, pues la familia es un sistema y si una parte (paciente con cáncer de mama) se enferma, afecta al todo.

Sin duda, no hay una fórmula mágica para transitar el duro camino que espera luego del diagnóstico de cáncer de mama, pero la psicología nos ofrece herramientas que han probado ser útiles. El mensaje detrás es que toda dificultad se navega mejor en compañía y, en ese sentido, amigos y familiares tenemos mucho que aportar.

Si tenés alguna duda o consulta, no dudes en hacérselas llegar a Gabriela Casco Bachem al correo gabrielacascob@hotmail.com.

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