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Selva del Darién

El infierno verde donde la vida tiene precio

Cada año, cientos de miles de personas se aventuran a cruzar el paso entre Colombia y Panamá en busca de un mejor futuro. ¿El objetivo? Llegar a Estados Unidos. Muchos no lo logran y pierden la vida en el camino en la selva más inhóspita de Latinoamérica.

Por Laura Ruiz Díaz. Imágenes: The New York Times y TN Argentina.

La ruta Panamericana es un sistema vial de 17.848 kilómetros de largo y vincula de forma terrestre a casi todos los países del continente americano. Con una sola excepción, aproximadamente 130 kilómetros en la frontera entre Colombia y Panamá, la región del Darién, la cual, porque interrumpe la ruta, es denominada Tapón.

Estos más de 100 kilómetros son el camino de miles de personas que apuestan todo por el sueño de una vida mejor. En los primeros ocho meses de 2023, más de 330.000 cruzaron el Tapón del Darién, cifra jamás registrada, que supera con creces los 248.000 migrantes y refugiados que transitaron por ahí en 2022, según un informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).

El peligro de soñar

A los animales salvajes que reclaman su territorio, se les suman los ríos caudalosos, un camino para nada amigable y, por si fuera poco, el flagelo de las organizaciones criminales que se disputan el control del negocio de la migración. Todo eso sin contar los casos de estafa y extorsión, la violencia y los abusos.

La organización Médicos sin Fronteras recoge distintos testimonios en su página. Uno de los entrevistados, José Rendón, de Venezuela, contó cómo una pandilla de encapuchados con armas cortas, nueve milímetros, los atacó: “Nos quitaron todo, a mí me dejaron sin los ahorros y a los que no tenían plata los golpeaban hasta que quedaban muy mal. Más adelante, cuando nos reunimos con el primer grupo, dos mujeres nos contaron que las habían violado y robado. Fueron sádicos con ellas, las abusaron varias veces”. Este es solo uno de los miles de casos diarios.

La enfermedad más pequeña se convierte en calamidad. Hay distintos animales e insectos cuyas picaduras son mortales, y también las lesiones cutáneas o accidentes por el difícil camino ocurren a diario. El calor, las largas caminatas, la deshidratación y la privación de alimentos provocan hiperventilación, fatiga extrema y fallas cardiorrespiratorias.

Los cauces hídricos son otro peligro. Para atravesar el camino, es necesario cruzar varios de ellos y cualquier tropiezo puede terminar con la persona arrastrada por la corriente. Uno de los cruces más peligrosos es el río Turquesa, apodado el Río de la Muerte, donde suelen reflotar los cadáveres de las personas que se ahogaron.

Según el proyecto Migrantes desaparecidos, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la ruta del Darién, entre enero de 2018 y el 2 de junio de 2023, han muerto o desaparecido al menos 258 personas, de las cuales 41 eran menores. Pero no hace falta mucha posición crítica para darse cuenta de que son datos incompletos y hay muchos miles más sin contabilizar.

Una trampa mortal sin importar la ruta

Generalmente, la travesía comienza del lado colombiano. Y desde allí hay varias opciones. Muchos viajan desde Medellín; otros, de otras partes del país. Para llegar a la región, uno de los caminos más utilizados es el que une Necoclí y Capurganá en barca. Allí los dirigen al albergue Abel Pacheco, y desde ese punto los guías los dirigen por la selva a la frontera con Panamá. Este servicio tiene un costo promedio de entre 100 y 150 dólares americanos, pero muchas veces han cobrado menos. Luego, hay dos estaciones de recepción migratoria: San Vicente y Lajas Blancas. En esas locaciones, los migrantes deben abonar USD 40 para llegar a la frontera con Costa Rica en un bus proporcionado por el Gobierno panameño.

Un documento de 18 páginas publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Panamá difundió varias denuncias al personal del Servicio Nacional de Migración (SNM) y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), cuyos funcionarios “habrían solicitado intercambios sexuales a las mujeres y niñas alojadas en la ERM de San Vicente que carecen de dinero para afrontar los costes del transporte”.

¿Quiénes son los migrantes?

De acuerdo con los informes oficiales, una proporción que supera el 50 % de los individuos que atraviesan la inhóspita región del Darién provienen de Venezuela. Un 14 % de ellos está compuesto por haitianos, mientras que un idéntico porcentaje procede de Ecuador.

Además, de acuerdo con los datos disponibles, se observa que algunos migrantes optan por esta ruta desde Colombia y Perú, o bien son hijos de haitianos que han nacido en las naciones de Chile o Brasil. Sin embargo, cabe mencionar que también se ha registrado la presencia de migrantes originarios de lugares tan lejanos como China, Afganistán y Nepal.

Peligro: en las redes sociales se venden espejitos

Muchos migrantes toman esta ruta de la muerte porque ven anuncios y publicidad en redes sociales, sobre todo en Tik Tok, donde el relato del viaje es mucho más amable. Sin información de fuentes confiables, se embarcan en una travesía en la que arriesgan su vida.

Cruzar el Darién no es garantía para los migrantes, ya que se enfrentan al peligro de la deportación en Panamá, aunque diversos organismos internacionales han solicitado a las autoridades panameñas que los protejan. Además, Estados Unidos advirtió hace meses que no dejaría entrar a su territorio a quien ingresara a Panamá de manera irregular.

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