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Savage x Fenty

El show de Rihanna disputa un significado único de belleza

El documental-concierto, desfile y relato escenográfico de la línea de lencería Savage X Fenty, de Rihanna, fue un shock de colores, texturas y géneros. La presentación de la nueva colección de su firma body positive se retransmitió a través de Amazon Prime Video a cientos de millones de espectadores.

En 2018, muchos cambios atravesaron la industria de la moda. Con la inclusión y diversidad como lema, Savage x Fenty revolucionó el mundo de la lencería. Ya en 2019, Rihanna habilitó una discusión acerca de los cuerpos y las marcas para que todas y todos se sintieran bienvenidos. «Yo acepto todos los cuerpos. No tengo la genética de una chica de Victoria’s Secret y aun así me siento muy hermosa y segura con mi lencería”, aseguraba la cantante en una entrevista a Vogue América.

Pareciera que el viejo paradigma de perfección y delgadez, con modelos aspiracionales imposibles y leyes estrictas de belleza, quedó en el pasado. El show-documental —que contó con la participación de Lizzo, Travis Scott, Rosalía, Bad Bunny, Willow Smith, Demi Moore, Erika Jayne, Gigi Goode, entre otros referentes de la moda y la música— se trabajó en gran parte a distancia y fue pensado para su presentación digital debido al contexto de pandemia.

«Es importante que el tipo de elenco cuente la historia que representa esta marca, y lo que buscamos es ser inclusivos. Lucho por cada cosa en la que creo», dice Rihanna en el documental, mientras mira la selección de modelos que formarán parte del show. Todos los productos de la línea lanzada por Rihanna abarcan un tallaje que va desde el S (pequeño) hasta el XXXL. Pero eso no fue lo más llamativo.

En un momento, aparece Steven G. con un bóxer Fenty. Y es que la artista de Barbados, además de contar con maniquíes de todos los tamaños y tonos de piel, puso el foco en otro lugar históricamente invisibilizado en este tipo de líneas: los modelos masculinos de talla grande. Cada baile teje distintos conceptos a medida que cambian de locación, iluminación o atuendo. “No hay nada delicado, nada frágil allí. Ella maneja en sus manos la confianza y la fortaleza en cada danza”, dice Rihanna en referencia a la coreógrafa Parris Goebel.

Tabria Majors y Paris Hilton en el escenario durante el Show de Rihanna Savage X Fenty Vol. 2 presentado por Amazon Prime Video en el Centro de Convenciones de Los Ángeles en Los Ángeles, California. Foto: Kevin Mazur/Getty Images.

La sinergia entre música, desfile y danza convirtió al lanzamiento de una línea de ropa en un acontecimiento que marcó un antes y un después en la palabra diversidad. «El arte es todo lo que eres, lo que piensas, de lo que estás hecho. Puedes ser tanto introvertido como extrovertido en el mundo de la moda, porque en cualquier estallido creativo se esconde el arte y grita a través de eso», expresa la cantante.

Para ella, la parte más emocionante del proceso de diseño de Savage x Fenty fue contar una historia desde su perspectiva. El desfile Savage X Fenty Vol. 2 se filmó en setiembre en Los Ángeles y se estrenó en exclusiva por Amazon Prime Video en más de 240 países. Es la segunda presentación de la línea en el servicio de streaming. “Muchas cosas pasan en el mundo y me siento cercana a eso. La gente necesita un poco de esperanza, de felicidad. Podemos poner una gran sonrisa en su rostro y darles diversión mientras están varados en casa”, explicó.

La promesa de la diversidad

Aunque muchas revistas creyeron hacer grandes esfuerzos de representación al incluir una gama más diversa de cuerpos a lo que acostumbraban, a menudo acababan pareciéndose al momento en que Vogue incluyó a Ashley Graham en su sesión de «diversidad corporal» en 2017, una modelo de talla grande rodeada de otras seis de tamaño P, o cuando Glamour puso a Amy Schumer, que no usa tallas grandes.

En la última década, la idea de perder peso fue reemplazada, en gran medida, por la importancia del bienestar. La positividad corporal fue una parte de un movimiento radical de los autodenominados activistas gordos que comenzó a fines de la década de 1960. Los defensores protestaron contra el capitalismo y una industria de la dieta que se beneficiaba de la lucha contra la gordura y la discriminación.

Con el tiempo, lograron mantener algunos de sus objetivos, como desafiar los estándares de belleza tradicional, construir una imagen corporal positiva y mejorar la confianza en sí mismos. Una idea central de esta corriente es que la belleza es un constructo social y que, por tanto, esta no debe determinar la autoestima de las personas. Una serie de estudios demostraron una correlación entre actividades como scrollear por Instagram y la imagen corporal negativa.

La sinergia entre música, desfile y danza convirtió al lanzamiento de una línea de ropa en un acontecimiento que marcó un antes y un después en la palabra diversidad. Foto: IStock Photo.

Una investigación del año pasado dirigida a mujeres universitarias fue publicada en Science Direct y demostró que a quienes se les pidió que navegaran por dicha red social tenían una satisfacción corporal significativamente inferior a aquellas que lo hicieron por Facebook (que tiene más texto que imágenes).

Este tipo de activismo performativo y una mayor visibilidad para cuerpos más grandes hicieron que algunas personas se sintieran mejor con los suyos. Pero casi tan pronto como la frase body positive se hizo mainstream, las fallas en las interpretaciones comenzaron a aparecer. Como la suposición de que amarse a sí mismo significa dejar de cuidarse o modificar el cuerpo de acuerdo con los gustos de cada quien.

Embajadoras body positive en Paraguay

La reevaluación de los cánones convencionales de belleza surgió como reacción a la estrecha definición de perfección física que prevaleció por demasiado tiempo. Pero no es que el debate haya pasado desapercibido para las marcas, sino que, aunque muchas se posicionan como empresas que buscan la belleza o el bienestar, rara vez dedican
campañas a la diversidad, que incluyan hombres y mujeres de cualquier talla o silueta.

Andrea Ferreira, artista visual y autora del libro Detrás de la piel, explica que en los 90 se trabajó mucho en las campañas anti-Photoshop, pero que en América Latina la edición de la fotografía para “modificar los defectos” es una práctica aún muy vigente. “Hay demasiada edición, y no solamente en las marcas. Muchas veces viene de agentes o fotógrafos. Aprender fotografía es saber editar partes de otra persona: ocultar la edad, la iluminación, la gordura. Hay zonas del cuerpo que eliminamos y es importante poner esta conversación sobre la mesa”, expresa Ferreira.

Para Andrea, el amor propio no es que todo el tiempo estás feliz con la vida y te sentís bien sino re-conocer. Nuestro cuerpo cambia de la noche a la mañana, y se va amoldando a cómo nos sentimos. Foto: Tiana Tonina.

Según explica la artista visual, las marcas paraguayas muchas veces intentan ser más inclusivas, pero no siempre lo logran. “Hacen toda una campaña y hay una chica gordita que, por lo general, está por separado. Diversidad no es poner a todas las modelos estereotipadas más una persona diferente, sino sumar a más gente distinta, que tu cast completo sea diverso”, sostiene Andrea. Destaca la representación de la orientación sexual y la expresión de género en las distintas personas que participaron del Savage x Fenty, algo todavía muy incipiente en el país.

Rosita García es cosmetóloga, maquilladora, empresaria y activista de body positive. Para ella, esa actitud ayuda a la gente a quererse y valorarse más allá de las tallas o el peso. “A veces confunde un poco, porque se piensa que el body positive se trata de hablar de cuerpos con sobrepeso, pero en realidad es también aceptar que sufriste algún accidente, tenés una cicatriz, quemadura, vitiligo o discapacidad física”, apunta Rosita.

“Mi cuerpo nunca fue un inconveniente para mí, era nada más que mi salud mental la que tenía que ponerse en forma», cuenta Rosita. Foto: Mato Silva.

Ella explica que cada cicatriz tiene una historia detrás y eso configura una identidad única. Según cuenta, comenzó hace dos años la actividad física. Se sentía con baja autoestima por la presión social y algunas personas le decían que debía bajar de peso. Descubrió que le encantaba el CrossFit y ese bienestar lo logró cuando empezó a compartir su camino en redes.

“Mi cuerpo nunca fue un inconveniente para mí, era nada más que mi salud mental la que tenía que ponerse en forma. Empecé a compartir mis antes y después o contar que es la disciplina lo que me lleva a entrenar pero que es un esfuerzo enorme. Así cultivo el body positive. Hace dos años más o menos empecé con esto y con otras chicas somos de las pocas que hacemos esto porque al principio, nadie sabía qué era”, rememora Rosita.

La lección de Savage x Fenty, que encarna los ideales más profundos del amor propio, no es necesariamente para que algún día las personas se vean abrumadas por el deseo de publicar su fotos, sino que puedan mirarse al espejo y pensar: “Mi cuerpo es hermoso”. Y que, cuando se vean, sepan que son mucho más que un físico al que mirar.

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