Nota de tapa

Reinventar vínculos

Los brazos que insisten en abrazar al mundo

Cuidar de los demás es casi tan importante como cuidarnos a nosotros mismos. Definir horarios de sueño, comidas y trabajo ayuda a organizar mejor los días y, al mismo tiempo, seguir en contacto con nuestros vínculos.

Alejandra Pizarnik publicó en 1958 un libro llamado Las aventuras perdidas. En él hay un poema que se llama El despertar, que dice: “El principio ha dado a luz el final / Todo continuará igual / Las sonrisas gastadas / El interés interesado / Las preguntas de piedra en piedra / Las gesticulaciones que reme- dan amor / Todo continuará igual / Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo / porque aún no les enseñaron / que ya es demasiado tarde”.

Nos contagiamos por cercanía, a través de la boca, la nariz, los ojos y el tacto, los mismos sentidos con los que aprendimos a demostrar afecto. El auge del covid-19, de pronto, nos hizo darnos cuenta de que portamos cuerpos y que son importantes. Quedarnos en nuestras casas comienza a significar redescubrir los espacios que habitamos. Los objetos ingresan a un plano más evidente de nuestra consciencia y descubrimos su agencia.

Las paredes despintadas, los azulejos saltados, el sofá que cambiamos de sala, la pava ennegrecida, la gotera del lavadero, la manija oxidada. El límite material de nuestra experiencia nos cerca y, a veces, hasta nos asfixia. La socióloga Cristina Rivera Garza escribió para el especial Diario de la pandemia, de la revista de la Universidad de México, que el capitalismo nos acostumbró a vivir bajo la ilusión de que somos incorpóreos. Ahora, no existimos, teleexistimos. Ese es nuestro medio de trabajo, de interacción y hasta de expresión afectiva.

La pandemia transcurre en un tiempo inédito que se inaugura con dos fenómenos paralelos y simultáneos: la desaceleración de las actividades y la hiperconectividad. Por un lado, la lentitud, no entendida desde el punto de vista romántico, sino desde la perspectiva de un impasse en el que predominan la vigilancia y la ansiedad. Por el otro lado, una máquina que no frena con la pandemia. Seguimos siendo engranajes en un sistema económico productivo, solo que ahora no conoce de horarios laborales.

“Podemos trabajar sin cesar. Podemos consumir sin cesar. Si estuviéramos en un cuento de la escritora salvadoreña Claudia Hernández seríamos esos personajes que, incluso muertos, incluso vueltos ya cadáveres, continúan checando la tarjeta de entrada al trabajo o sacando la tarjeta de crédito frente a las cajas registradoras de los comercios”, reflexiona la autora. Esta sensación de incorporeidad nos desconecta del mundo tangible y eso comienza a traducir- se en falta de solidaridad con nuestro entorno: “No nos duele lo que no nos toca”.

Nuestras preocupaciones sobre las ramificaciones políticas del covid-19 están aumentando, pero también los temores personales: ¿Alguno de mis seres queridos se enfermará? ¿Nos vamos a infectar nosotros? ¿Vamos a sobrevivir a esto? ¿Voy a tener trabajo cuando acabe? En un artículo del portal queer Them, la psicoterapeuta estadounidense Laura A. Jacobs explica que esas preocupaciones actúan de manera sinérgica, alejando nuestros estresores de fondo. Los sentimientos de depresión y desesperanza serán más pronunciados de lo que serían de otra manera.

“Este es un momento en el que todas y todos estamos desesperados por el tacto. Ni siquiera un abrazo o un encuentro sexual, basta con compartir un autobús lleno de gente”, dice la especialista. Esto se agrava para las personas que están atravesando un momento particularmente difícil como una ruptura, un duelo o un problema financiero. Los seres humanos estamos todo el tiempo buscando rutinas y elementos de seguridad. Necesitamos algo en qué creer. ¿Qué reemplaza la mirada a los ojos, los abrazos y los besos?

Las profesionales de la salud mental aconsejan ejercer el abuelazgo, esto es, acompañar mucho más que antes a los abuelos y abuelas. Arte de tapa y de nota: Javier Valdez.

Utilizar la tecnología como puente

Margarita Irazusta, psicóloga clínica y directora de Brief Therapy Center Py, considera que suplir el abrazo, el encuentro o la reunión social presencial es imposible. Pero que es fundamental apoyarnos en las nuevas tecnologías para mantenernos seguros pero en contacto. “Escuchar la voz de la persona querida o ver la cara ayuda, nos acerca a la presencialidad. Muchas veces el distanciamiento genera miedo, ansiedad y dejamos lo social para después. Hay que entender que necesitamos del otro”, dice.

No tocarnos no significa poner al amor en cuarentena. Para María Belén Migliorisi, psicóloga clínica y especialista en psicoterapia cognitiva integrativa, esta es una oportunidad para repensar nuestros afectos y ponernos creativos. La profesional recomienda que nos mantengamos en comunicación con los parientes, amigos, compañeros y vínculos a través de plataformas digitales.

“No me refiero únicamente a llamadas telefónicas o videollamadas, sino a establecer actividades concretas. Por ejemplo, con los amigos podemos quedar en ver una película juntos o leer un capítulo de tal libro y después comentar por videollamada, proponer juegos online. Si todos los viernes salíamos con un grupo a comer pizza, tratemos de compensar ese déficit con la misma actividad pero desde la virtualidad”, expresa Migliorisi.

Para los vínculos (relaciones amorosas, parejas, novios y novias) que quedaron separados durante la cuarentena, mucho de lo que ocurría entre ellos o ellas antes del confinamiento ahora queda expuesto. “Es un momento para desarrollar y potenciar otros aspectos del relacionamiento interpersonal que uno tiene con los demás. Exige a los vínculos ponerse más creativos en la comunicación porque como no están muchas veces físicamente conectados, tienen que encontrar alternativas”, sigue.

Irazusta advierte que los vínculos que estaban bien antes tienden a extrañarse mucho y a romper la cuarentena. “Obviamente, no es lo recomendable, pero pasa, es el impulso de verse. Para las parejas que no se manejan con las videollamadas surgen problemas como en cualquier otro momento. Esto es como llevar una relación a distancia que, en general, no recomendamos porque sí necesitamos tocarnos, estar próximos. Pero no es imposible”, opina la experta.

“Necesitamos aferrarnos a lo conocido. Si con tus amigos tenías una vez a la semana un juego de cartas, sería bueno que lo sigan haciendo porque es algo que el ser humano conoce, su zona de confort. No está mal en este periodo de crisis que se recurra a lo que da seguridad, tranquilidad. En ese sentido tiene una noción afectiva muy importante”, refuerza Migliorisi.

Las profesionales de la salud mental aconsejan ejercer el abuelazgo, esto es, acompañar mucho más que antes a los abuelos y abuelas. Implica, por ejemplo, enseñarles a usar nuevas tecnologías para que se comuniquen, hacerse presentes desde la distancia, escucharlos. En caso de que tengan alguna enferme- dad preexistente, asegurarse de que no les falte su medicación, hacer las compras del súper por ellos, compartirles artículos, audiolibros o películas para que vean y no pasen tanto tiempo aislados.

Nuestras preocupaciones sobre las ramificaciones políticas del covid-19 están aumentando, pero también los temores personales: ¿Alguno de mis seres queridos se enfermará? Arte de tapa y de nota: Javier Valdez.

Reinventar la convivencia con (nos)otros

La trabajadora social Rebecca Shubert explica que el primer paso para manejar todo dolor es reconocerlo, nombrarlo y validarlo. Si bien la necesidad de mantenerse positivo puede ser fuerte y es una forma saludable de sobrellevarlo, es esencial reconocer que uno está sufriendo. El siguiente paso es encontrar formas de aumentar la oxitocina, la «hormona del abrazo».

Si bien el virus hace que sea difícil reponer la oxitocina a través del tacto, la risa y la conexión, no es imposible. En ese sentido, Migliorisi propone algunas alternativas al contacto físico. Si es el cumpleaños de una amiga, tal vez no la pueda abrazar, pero sí mostrar que me visto para la ocasión y estoy ahí para ella, ese es un mensaje importante. “Si bien el abrazo tiene un poder especial, debemos saber que hay otras formas de demostrar afecto. Es muy importante no sacarle la ilusión al ser humano por- que ese es un factor de resiliencia clave”, recuerda.

El autocuidado es de suma importancia durante este tiempo: cuidarnos físicamente (como caminar o practicar yoga en casa), emocionalmente (como escribir un diario) y espiritualmente (como asistir a servicios religiosos virtuales). El tacto tampoco es imposible. El automasaje es una excelente manera de aumentar la oxitocina y reducir el cortisol, una hormona del estrés. Basta con elegir una loción perfumada y masajear las manos y los pies. “También hay que ser autocompasivos en ese sentido. Está bien sentir rabia y emoción por toda esta situación”, consigna.

En oportunidades, la convivencia se pone difícil con las familias porque los niños y niñas no pueden ir al colegio o la conectividad a internet no siempre es buena para las clases online. A esto se le agrega el trabajo remoto de los adultos y la multiplicación de tareas del hogar para mantener los espacios limpios. En este escenario, la propuesta de Irazusta se resume en una palabra: “Reinventarnos”.

Los niveles de preocupación varían mucho dependiendo de las edades. La licenciada recuerda que los niños son “como esponjas” y reciben todo el estrés y la ansiedad de los padres. Los adolescentes, por su parte, son más “frescos”, y en oportunidades eso es agradable para los padres, que están preocupados por más de un tema a la vez. Los adultos mayores sienten más preocupación y a veces de manera exagerada, pero hay que validarlos. Escuchar a todos y explicarles que si nos cuidamos no hay por qué sentir miedo.

“Acordar momentos para hacer cosas juntos y respetar los espacios personales de cada miembro de la familia podría funcionar. Si hay niños pequeños, ir turnándose con la pareja para acompañarlos. En momentos de pánico, escucharse, cuidarse y contenerse mutuamente. Si es posible, evitar las discusiones triviales”, refiere Irazusta y enfatiza que no estamos haciendo home office, sino intentando trabajar durante una crisis.

Si hay algo que queda claro en esto del aislamiento preventivo, es que no existen fórmulas. Cada persona va configurando las estrategias que mejor se ajustan a sus deseos y posibilidades. En otras palabras, hacemos lo que podemos. Desde que se decretó la cuarentena, los y las profesionales de la salud mental comenzaron a brindar apoyo y contención emocional a sus pacientes a través de plataformas como Hangouts, Zoom o Jitsi. La Sociedad Paraguaya de Psicología puso a disposición a algunos terapeutas que realizan apoyo psicológico gratis a la población en época de covid-19.

Para los vínculos (relaciones amorosas, parejas, novios y novias) que quedaron separados durante la cuarentena, mucho de lo que ocurría entre ellos o ellas antes del confinamiento ahora queda expuesto. Arte de tapa y de nota: Javier Valdez.

SEXTING Y AUTOCUIDADO EN INTERNET

Si las parejas o vínculos relacionales quedaron aislados en espacios diferentes durante la cuarentena, es como tener una relación a distancia. Los especialistas recomiendan que las parejas que no conviven y sos- tengan una rutina de contacto por plataformas digitales: organizar citas virtuales, sexting seguro y consentido, y actividades concretas. El sexteo es un neologismo que surge a partir de la combinación de las palabras “sexo” y “texteo” (enviar mensajes de texto). Se trata del envío de mensajes seductores desde el teléfono o la computadora; puede ser una foto, un audio o un video.

Según la Organización Mundial de la Salud, es necesario un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos. Por eso, es importante que las personas que decidan sextear durante el periodo de cuarentena, utilicen los mecanismos de seguridad adecuados.

De acuerdo con la organización de derechos digitales Tedic, la clave para compartir imágenes íntimas es el consentimiento y el acuerdo previo. Cada persona que sextea debe cuidarse y ser responsable con el cuidado de la(s) otra(s). Los acuerdos deben quedar claros, los momentos de registro de la imagen, su almacenamiento y su publicación (lo mismo para textos o audios).

Existen herramientas tecnológicas que pueden ayudar a proteger y conocer mejor el escudo legal de cada app para defender nuestros derechos digitales. Algunos consejos son:

  1. Utilizá stickers para cubrir o recortar elementos que ayuden a identificarte, como un tatuaje, una mancha de nacimiento o incluso tu cara. Esto te protegerá en caso de que alguien viole tu derecho a la intimidad.
  2. Borrá los metadatos que complementan y contextualizan un archivo informático y podrían llegar a identificarte. En el caso de una imagen, puede ser geolocalización, modelo del celular, fecha y hora. Para acceder a esta información, hacé clic en tu imagen o insertá tus fotos en esta web: http://metapicz.com
  3. Utilizá navegadores en modo incógnito o privado. Esto evita que se alma- cenen datos de navegación (historial, cookies, búsquedas) y contraseñas.
  4. Anonimizá tu IP a través del navegador Tor o de una red privada virtual VPN (Virtual Private Network). También podés utilizar un sistema operativo amnésico e incógnito llamado Tails.
  5. Encriptá tus comunicaciones y dispositivos. Utilizá apps que incluyan cifrado de extremo a extremo. Esto significa que la comunicación entre dos o más celulares está codificada de forma que nadie más acceda a ella. Ejemplos: Signal, WhatsApp, Facebook Messenger y Telegram.
  6. Eliminá los respaldos de las imágenes o videos: algunos celulares y aplicaciones crean backups automáticos, por lo que conviene revisar constantemente que también desaparezcan.
  7. Podés hacer videollamadas de sexting a través de Jitsi: https://meet.jit.si, que es una plataforma que ofrece cifrado HTTPS y permite crear salas temporales para chat de voz y video, sin necesidad de descargar la aplicación en la computadora o dispositivo. También tiene la posibilidad de proteger la llamada con contraseñas.
  8. Evitá enviar SMS o hacer llamadas telefónicas porque toda la in- formación se almacena en el proveedor de servicio de telefonía que contrataste (Tigo, Personal, Claro, Vox). Las apps de chats como Signal o WhatsApp también incluyen el cifrado de punto a punto en las llamadas.
  9. Utilizá aplicaciones sobre las que tengas mayor control, como la posibilidad de borrar las imágenes de manera remota, desvanecimiento del mensaje y alertas de capturas. Algunas de las opciones son: Signal, Telegram, Instagram y WhatsApp en sus versiones recientes, con permiso de borrado de siete minutos después de enviado.

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