Nota de tapa

La última obra

Un atrapante thriller paraguayo

De la mente de Mauricio Martínez y la visión del novel director Héctor Duarte llega un nuevo capítulo en la historia de la industria del cine paraguayo, cada vez más afianzada en la escena regional. Con La última obra, estrenada este fin de semana en las principales salas del país, el público podrá saciar la sed de historias originales con la impronta que caracteriza a las producciones nacionales.

Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez. Locación: Sala La Correa. Agradecimientos: Jazmín Mello, Flopi Medina y Adri Morro.

Édgar Chamorro es mecánico, dueño de un taller heredado de su familia y está desesperado por saldar sus múltiples deudas, corregir sus malas decisiones y sanar el peso de una ruptura amorosa. A sus 30 años, ahoga sus penas en el alcohol.

Una noche, mientras busca una distracción de su vida, gasta sus últimos guaraníes en la función de una modesta obra de teatro.

En el tráiler, la siguiente vez que vemos a Chamorro, su suerte aparenta haber dado un giro de 180 °: es un exitoso emprendedor y está enamorado de una mujer hermosa e inteligente. El cielo brilla para él, pero en las sombras acecha un pasado que está obligado a enfrentar.

“Es una historia que camina sobre el misterio y la intriga”, define Héctor Duarte este thriller, que marca su debut como director de cine, un rol para el que se preparó en Buenos Aires (Argentina) y Nueva York (EE. UU.). Además de llevar el timón, Héctor se sumó al proyecto como productor desde su compañía OIMA Films.

Gran parte de su carrera la desarrolló como asistente de dirección, una posición que aprovechó para absorber conocimiento de directores más experimentados y ganar el know how del oficio: “Pienso que eso me permitió conocer distintos enfoques a la hora de dirigir, ya que cada director tiene sus propios métodos, su propia visión y su manera de trabajar. En ese proceso fui aprendiendo bastante y siento que, a la larga, toda esa experiencia me sirvió para embarcarme en este proyecto como director”.

Para Héctor, el factor que definió su participación en La última obra es el conflicto interno del protagonista, uno muy universal y con el que muchos podemos empatizar: “El deseo de progresar, la imagen del éxito que tenemos muchas veces, el ansia de escalar profesional y socialmente, de ganarse el respeto y la aceptación de su padre pese a todas sus equivocaciones… Creo que los espectadores se van a sentir reflejados en esos conflictos, y no solo los del protagonista, sino también de muchos personajes que aparecen en la película”.

El director Héctor Duarte junto con el guionista y actor Mauricio Martínez. Fotografía: Javier Valdez.

Un acercamiento planeado

Esta historia fue tejida con varias manos, pero el punto de partida fue la idea original de Mauricio Martínez quien, además de ser guionista y productor, encarna al protagonista, Édgar Chamorro. En su currículo se destaca la serie de 13 episodios que escribió para TV Pública en el año 2013, Flor de familia. Con una carrera comprobada como escritor, pronto se manifestó el salto natural de la tevé a la pantalla grande.

La aventura de Édgar Chamorro empezó a tomar forma en la mente de Mauricio hace casi una década y no pasó mucho tiempo antes de que identificara a quién le ayudaría a contarla. “La historia me encontró, de manera literal”, recuerda Héctor Duarte sobre el acercamiento de Mauricio: “Fue durante la grabación del spot para la primera Bienal Internacional de Arte en Paraguay. Mauricio Martínez, el actor principal de la película, estaba como actor en esa publicidad y aprovechó para presentarme el guión. Me gustó bastante el potencial que tenía y a partir de ahí empezamos a trabajar para pulirlo y dejarlo bien cerrado”.

Y es que ese acercamiento no fue casualidad alguna. Después de ver Luna de cigarras (2014) en el cine, Mauricio sintió un gran interés por el trabajo de Héctor, quien fungió de asistente de dirección y también productor de aquella película (a través de OIMA Films).

Además de la colaboración de Héctor, Mauricio trabajó de cerca con Sergio Colmán Meixner en el desarrollo del guión. “En los últimos dos años del proceso, se involucró Sergio y su aporte fue fundamental para ordenar las ideas, proponer otras y corregir lo que se podía mejorar en cuanto a lo que queríamos contar”, explica. En total, el desarrollo de la historia duró unos cuatro años.

Mauricio explica que concibió este proyecto consigo mismo en mente, con la intención de traer a la vida a Chamorro, un personaje con el que —confiesa— tiene muchas similitudes: “Como cualquier personaje que me tocó interpretar, le presté mi personalidad e impronta. Luego, con Héctor fuimos construyendo su búsqueda, sus motivaciones, sus ganas de salir adelante, cómo resuelve sus problemas y sus relaciones personales”.

En sus funciones de productor ejecutivo y guionista, Mauricio tuvo la posibilidad de participar del proceso de casting. De más está decir que esto constituyó una ventaja definitiva para su visión, ya que escribió algunos papeles con ciertos actores en mente, algunos con los que ya había trabajado con anterioridad y otros que se fueron sumando a lo largo del proceso.

Sobre el efecto de ver su idea plasmada en una sala de cine, la reacción de Mauricio Martínez es bastante clara: “Es un sentimiento de satisfacción indescriptible, que no puedo asimilar todavía. No todos los días pasa algo parecido y me alegra porque es un logro a la perseverancia, a la constancia, a no soltar; me hizo aprender muchísimo de todos los que trabajaron conmigo en la película”.

Un elenco ideal

“Si bien ya tuve la oportunidad de trabajar antes con la mayoría de los actores, fue desde un puesto de asistente de dirección. Intercambiaba ciertas indicaciones con ellos, pero enfocado mucho más en la parte logística del rodaje y un poco menos en la creativa”, dice Héctor y agrega: “Hoy, como director, siento que es un honor y una gran alegría contar con la experiencia y el profesionalismo de cada uno de ellos”.

¿Qué sería de una buena idea sin un elenco que le dé vida? La última obra tiene en sus filas una equilibrada combinación de actores experimentados y novatos frente a cámaras, una fórmula de eficacia comprobada y satisfacción garantizada, cosa que se comprueba si nos remontamos a los mayores éxitos de la taquilla nacional.

Si tuviéramos una marquesina en la fachada del cine, veríamos los nombres de Sanda Kúku Flecha, Éver Enciso y Rodrigo Caballero, rostros sagrados del audiovisual paraguayo, desde las tablas hasta la gran pantalla.
En contraposición, el elenco incluye a la actriz revelación de la temporada; Gina Benedetti encarna al interés romántico del renovado Édgar Chamorro y este es su debut ante las cámaras.

Sandra Kuku Flecha. Fotografía: Javier Valdez.

“Siempre supe que el protagonista sería Mauricio Martínez, ya que conocía al personaje a la perfección por haberlo escrito y porque la experiencia que tuve trabajando con él anteriormente fue bastante fluida”, dice el director y aclara que “los demás roles se fueron dando de manera totalmente orgánica. Si bien tenía en la cabeza algunos nombres para ciertos personajes, nunca me cerré y traté de ser lo más criterioso posible en el proceso de casting”.

“Una nueva película siempre es una posibilidad de crear, de generar algo desde el personaje que me toca y que eso que propongo con mi trabajo, le sume algo nuevo a la historia que el director quiere contar, y que ese nuevo universo que se crea, al unir todas las partes, sea una manera de conectar con el público que asiste a una sala de cine”, dice Sandra Kúku Flecha, la consagrada actriz luqueña que da vida a Yerutí, exnovia de Chamorro, una mujer que, en palabras de la intérprete, tiene una capacidad enorme para dar vuelta las cosas para su beneficio propio.

El estreno de La última obra vaticina un 2023 muy próspero para las producciones nacionales, a su criterio: “Creo que el cine va dar de qué hablar este año y los próximos. Se están produciendo varias películas muy diversas en temas y en narrativa. Y espero que con estas historias, las actrices y los actores conquistemos con nuestros personajes un espacio en el imaginario de la gente”.

Ever Enciso. Fotografía: Javier Valdez.

Éver Enciso tiene una larga lista de trabajos en cine y televisión, es uno de los nombres más reconocibles del póster y, por lo tanto, garantía de que uno se encontrará con una película interesante. “Cuando me hablaron de la trama y del personaje que tenía que recrear, eso me llamó mucho la atención y me dieron ganas de participar; sobre todo, de crear ese enigmático papel”, confiesa. “Enigma” es la palabra clave aquí, ya que Éver tiene mucho cuidado de lo que dice, para no revelar mucho. “No puedo hablar tanto para no hacer spoiler”, responde entre risas.

Su experiencia le llevó a trabajar con los principales nombres de la industria, así que, naturalmente, Pausa quiso saber cómo vivió el set de la primera película de Héctor Duarte. “Cada director tiene sus particularidades. Con Héctor ya me tocó trabajar en otro proyecto, donde él era asistente de dirección”, dice Éver sobre Luna de cigarras, uno de los mayores éxitos de 2014, y se explaya satisfecho: “En esta, su ópera prima, fue un desempeño serio y profesional. Se trabaja muy bien con él, tiene ideas claras y te ayuda a desarrollar las escenas y los matices del personaje. Una muy grata experiencia, la verdad”.

Para Rodrigo Caballero, la participación en La última obra fue muy fructífera: “Aprendí muchísimo y me llevo cada segundo del rodaje y los ensayos, desde el día uno. Todo el equipo técnico, de producción y el elenco fueron muy profesionales, y se notaba siempre”.

Rodrigo Caballero. Fotografía: Javier Valdez.

El actor de origen uruguayo desarrolló su carrera en tierra guaraní y cuando tuvo la oportunidad de leer este libreto, encontró en él todo lo que le interesa como profesional: “[Busco] transmitir naturalmente todo lo que sienta el personaje y disfrutar interpretándolo, con un trabajo previo de acuerdo con el guión y las situaciones que le ocurren”. Rodrigo encarna al mejor amigo del protagonista, Peto, un personaje que se destaca en la historia como soñador e inocente.

La película se filmó antes del cierre total por la pandemia de covid-19 y para Gina Benedetti, el momento de mayor ansiedad fue el avant premiere, celebrado el pasado 20 de marzo. “Estaba confiada de encontrar de vuelta a toda la gente del crew y recordar los días de grabación. Al terminar la proyección, sentí que a la gente le gustó la película. Había mucha emoción y muy buen ambiente. Valoré eso después del gran trabajo que requiere hacer una película”.

La historia de Gina es una de esas que parecen salidas, irónicamente, de una película. “Siempre decía en broma que quería ser actriz”, recuerda. Luego de encontrar un llamado de casting para personas con o sin experiencia en actuación, se animó a presentarse sin pensarlo mucho y, para su sorpresa, pronto le avisaron que fue preseleccionada. El proceso continuó y su talento la definió en el papel de Martina, la nueva pareja sentimental de Chamorro, un rol que encontró desafiante, pero también gratificante.

Gina Benedetti. Fotografía: Javier Valdez.

Los tiempos del cine son perfectos

Con respecto al timeline de producción y estreno, el director comenta que la intención era lanzar la cinta en 2020. “Tuvimos que poner en pausa todo el proceso y retomamos a mediados de 2022. Hoy es una gran felicidad que el fruto de todo este trabajo que inició años atrás vea la luz y podamos disfrutar de una nueva película nacional”, agrega Héctor Duarte, pero nunca dudó de que el momento de estrenar llegaría: “Sabía que era una carrera contra la ansiedad, que debíamos tener paciencia y la cabeza fría para elegir el mejor momento para estrenar. Viendo hoy, en perspectiva, creo que en ese momento tomamos la mejor decisión”.

Mauricio Martínez se encuentra en una posición única con respecto a sus colegas actores, en esa fascinante intersección entre la escritura y la actuación. En el tráiler podemos apreciar un énfasis en el cambio importante que sucede en la vida del protagonista, algo que se transmite en el look de Chamorro, y Mauricio aclara que la transformación va más allá: “Chamorro tiene cambios muy importantes además de su apariencia, cosas internas que vamos a ver cómo las va enfrentando, decisiones que tienen consecuencias positivas y otras negativas. Atraviesa un proceso que el espectador va a acompañar”.

Como realizador, sus expectativas son muy nobles. “Me gustaría que las personas vuelvan a los cines a disfrutar de una película paraguaya con la cual se sientan identificadas; que se pueda apreciar el talento nacional que fue parte de este filme desde la producción técnica, actoral, musical y ejecutiva”, puntualiza.

Pero La última obra no planea quedarse con el paso por las salas locales de cine, ya que la producción tiene proyectado estrenarla en el exterior y recorrer festivales internacionales. Sin dudas, queda mucho por ver.

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