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Reseña: Severance

Disonancia organizacional

El relativamente pequeño servicio de streaming de Apple, Apple TV+, consiguió otro éxito en el thriller psicológico de ciencia ficción con tintes que recuerdan a la serie antológica británica Black Mirror y pone patas arriba a los clásicos dramas de oficina.

De la mente del novel guionista Dan Erickson y correctamente dirigida en mayor medida por el actor y comediante Ben Stiller, que también funge de productor, Severance vuelve terroríficamente real el anhelo de separar totalmente lo personal de lo laboral.

En el mundo de la serie, una gigantesca y siniestra empresa llamada Lumon Industries crea un procedimiento quirúrgico que permite a sus empleados dividir sus recuerdos en dos. Una parte retiene todas sus memorias personales, mientras que la otra solamente las relacionadas con el trabajo.

Lo más tétrico del asunto: el cambio se activa y desactiva al entrar y salir de la oficina. Así, los empleados que optan por el procedimiento no saben quiénes son sus familiares ni seres queridos mientras trabajan y, cuando llega la hora de regresar a casa, no saben qué hacen en sus puestos ni quiénes son sus compañeros. Esta separación se traduce en que el trabajador que retiene sus recuerdos personales nunca está en la oficina, mientras que para el que solo tiene memorias laborales significa nunca salir de ella.

Organigrama institucional

El elenco de la serie está liderado por Adam Scott (Parks and RecreationBig Little Lies), quien interpreta a Mark, un viudo que decide someterse al novedoso proceso quirúrgico como una forma de —por al menos unas horas al día— no vivir con el angustioso recuerdo de su difunta esposa. Mark es el personaje principal y el que nos muestra las dos caras de la moneda, ya que lo seguimos tanto dentro como fuera de la oficina.

Britt Lower (Man Seeking Woman) es Helly, una nueva compañera de oficina de Mark y el personaje a través del cual podemos experimentar los horrores de despertar un día en un lugar desconocido, sin saber siquiera tu propio nombre, y descubrir que estás atrapada en una oficina, en un trabajo que pareciera no tener razón de ser.

Completan el equipo Zach Cherry (Duncanville) como Dylan, quien pareciera estar contento con los beneficios que ofrece Lumon, y John Turturro como Irving, un empleado que sigue a rajatabla las políticas de la empresa y entabla una relación sentimental con Burt, interpretado por Christopher Walken, jefe de otra sección dentro de la empresa.

Supervisan al equipo Patricia Arquette (Boyhood) como la fría y calculador señora Cobel, quien está misteriosamente obsesionada con Mark tanto dentro como fuera de Lumon, y Tramell Tillman (Hunters) como el amenazante señor Milchick.

Cuando acompañamos a la versión de Mark de fuera de la oficina conocemos a su hermana Devon y su esposo, Ricken, interpretados por Jen Tullock (Perry Mason) y Michael Chernus (Orange Is The New Black), quienes intentan entender por qué Mark se sometería a tan invasivo procedimiento.

Enredos de oficina

Mark y compañía no tienen claro cuál es su función dentro de la empresa, más allá de sentarse frente a un monitor a organizar unos números en distintas carpetas, y casi no contactan con otros empleados de Lumon. A pesar de eso, parecen aceptar su realidad sin muchos inconvenientes mientras la firma, poco a poco, les lava el cerebro con su cultura organizacional centrada en un enigmático y sabio fundador. Pero esta sumisión comienza a resquebrajarse cuando el mejor amigo de oficina de Mark, Petey, interpretado por Yul Vázquez (MidnightTexas), es repentinamente despedido. Su desaparición y la llegada de la justificadamente conflictiva Helly en su reemplazo son el puntapié inicial para que la estabilidad de Mark, fuera y dentro de la oficina, comience a tambalear.

Helly cuestiona constantemente el funcionamiento de Lumon, intenta por diversos medios escapar de la oficina y señalar las obvias falencias del sistema, lo cual despierta en Mark y los demás los conflictos que, claramente, suprimieron respecto a su situación. Además, una sorpresiva visita de Petey al Mark de fuera de la oficina pone a este en un peligroso camino por descubrir qué sucede realmente dentro de la empresa sin saber que su yo de adentro comienza de a poco a buscar lo mismo. Para el final de esta primera temporada las suposiciones de los personajes y espectadores son puestas a prueba en un desenlace sorprendente, tan esperanzador como desgarrador.

Brutalismo visual y narrativo

La serie divide visualmente el mundo dentro y fuera de Lumon de una forma muy cuidada. Las escenas dentro de la oficina tienen un encuadre bien simétrico, sitúan a los personajes en medio de las tomas u organizados de modo que ocupen la misma cantidad de espacio. La estructura y el mobiliario, bañados de luz fluorescente y tonos neutros, están milimétricamente diseñados para evocar tedio y opresión.

El mundo fuera de la oficina, aunque también frío debido a la nieve, se caracteriza por espacios más abiertos y luz natural. Las tomas son amplias y juegan con la perspectiva. Aun así, esa arquitectura brutalista pareciera ir de a poco filtrándose fuera de Lumon.

Severance logra una primera temporada que se siente congruente, llena tanto de respuestas como de preguntas, y que pone en cuestionamiento no solo el mundo laboral de la serie, sino también el real, aunque con un potencial que se siente limitado. Esperemos que los autores sepan desarrollar la historia hasta su conclusión orgánica y no se dejen llevar por su éxito para estirarla más de la cuenta.

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