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Grey’s Anatomy

Con el corazón en la mano

Con 19 temporadas y 420 episodios emitidos, la serie que en un principio iba a ser un simple relleno de mitad de temporada, en una de las cadenas televisivas más grande de los Estados Unidos, demuestra tener más historias que contar, incluso tras la inminente salida de su estrella principal.

Por Javier Ferreira (@javoff) de Seriéfiloz.

Grey’s Anatomy es una serie dramática creada por Shonda Rhimes (Scandal, Bridgerton) que gira en torno al personal de un hospital de la ciudad de Seattle, en Estados Unidos. En un principio, las historias se centraban principalmente en un grupo de nuevos residentes, encabezado por Ellen Pompeo en el papel principal de la doctora Meredith Grey, y los distintos casos que se les presentaban mientras intentaban navegar sus relaciones interpersonales, vidas privadas y la continuación de su formación médica.

El resto del elenco de la primera temporada estaba conformado por Sandra Oh, Katherine Heigl, Justin Chambers, T. R. Knight, Chandra Wilson, James Pickens Jr, Isaiah Washington y Patrick Dempsey. De todos ellos, solamente Chandra Wilson y James Pickens Jr continúan en la serie, mientras que la presencia de Pompeo para algo más que la ya característica voz en off que abre y cierra los episodios es incierta con miras a la temporada 20, que llegará a las pantallas el próximo año.

La serie rápidamente se destacó por encima de otros dramas médicos tras su estreno por ofrecer una trama un tanto más telenovelesca y sexy, con personajes que se involucraban en triángulos amorosos constantemente y se enfrentaban a casos cada vez más alocados y poco probables, mientras sus problemas personales siempre encontraban la forma de seguirlos hasta la sala de operaciones. Todos los tropos posibles ya se presentaron en la serie, desde hermanas sorpresa, pasando por embarazos en los que no se sabía quién era el padre, bodas interrumpidas, ¡hasta bombas y tiradores! Estas son solo algunas de las tantas situaciones que Meredith y compañía tuvieron que enfrentar los últimos 18 años.

Pero por sobre todas estas cosas, el punto fuerte del programa fue desde un principio un guión y un elenco sin miedo a retratar personajes vulnerables e imperfectos que, así como se equivocan constantemente, también crecen y se transforman a lo largo de los años. La serie es un drama, pero el humor, muchas veces un tanto oscuro, es una presencia constante que balancea bastante bien la tragedia en pantalla.

Todas las de perder

Grey’s Anatomy comenzó a emitirse en marzo del 2005 como un reemplazo de mitad de temporada en la cadena norteamericana ABC (una de las tres grandes del país, con CBS y NBC). Esto quiere decir que estrenó nuevos episodios los meses del año en que series más importantes y mejor establecidas no lo hacían. Servía, básicamente, de relleno para cuando no muchas personas veían televisión.

A pesar de la poca fe depositada en ella por parte de la cadena, Grey’s Anatomy se convirtió rápidamente en un éxito rotundo. Se emitieron tan solo nueve episodios durante su primera temporada, en contraste con la cantidad estándar de 22. Llevó a la estratósfera la carrera de Shonda Rhimes, su creadora, quien, de acuerdo con la revista financiera Forbes, es al día de hoy una de las celebridades más acaudaladas de Estados Unidos. Su protagonista, Pompeo, es desde hace unos años una de las actrices mejor pagadas, y además de su papel protagónico, también funge de productora y a veces directora de la serie.

Los pies en la tierra y la cabeza en las nubes

Su longevidad le permitió a la serie tomarse ciertos riesgos, para bien y para mal. Muchas veces decide sentar una postura política en situaciones extremas, como cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos tomó la decisión de revertir la despenalización del aborto. El show dedicó varios episodios a dicho tema para mostrar no solo las repercusiones médicas, sino también sociales que tremenda decisión acarrea.

Durante la pandemia del covid-19, la serie decidió no ignorar un acontecimiento de tal magnitud y desarrolló una temporada entera para reflejar a los personajes de la primera línea de lucha contra el virus, de modo a mostrar lo que el personal médico de todo el planeta vivía. La decisión de representar esta realidad les permitió la peculiar oportunidad de registrar un momento histórico.

Pero, a veces, las cosas se les van de las manos. Un término que es aplicable en más de una ocasión es el de jumping the shark (saltar el tiburón). Este modismo peyorativo hace referencia a instancias en las que una obra o material creativo introduce conceptos o ideas alocadas y exageradas, tras haber agotado su trama o su concepto principal, en busca de más contenido, cuando, claramente, es el momento de decir basta.

A lo largo de sus 420 episodios, Grey’s Anatomy saltó por sobre varios tiburones: personajes que conversaban con fantasmas, casos médicos que bordearon la ciencia ficción ¡y hasta un episodio musical! A pesar de esto, siempre logró encontrar el camino de regreso a su fórmula original e infalible. Las últimas temporadas han demostrado que no es necesaria tanta parafernalia, siempre y cuando no se salga de foco lo principal: los personajes y sus relaciones interpersonales.

La tonada adecuada

Otro de los rasgos principales de Grey’s Anatomy es su relación con la música. Prácticamente todos los episodios prestan su título de una canción, salvo una ocasión especial en la que, debido al delicado tema del capítulo, el nombre era el número de teléfono de la línea de ayuda para víctimas de violencia doméstica.

Además, el uso de canciones en momentos cruciales es todo un arte que ha sido perfeccionado a lo largo de los años por su supervisora musical, Alexandra Patsavas, quien logró, a través de su trabajo en la serie, popularizar lo que el periodista Mark Lawson, de The Guardian, llama en inglés sonstage, o montaje musical, de la unión entre song (canción) y montage (montaje). Esto consiste en un segmento de escenas acompañadas de un tema específicamente elegido para la situación que se está mostrando, muchas veces reservado a los momentos finales de un episodio y que acentúa aún más las emociones de los personajes, pues da una última estrujada al corazón del público.

A través de estos montajes, la serie popularizó canciones como Chasing Cars, de Snow Patrol; How to Save a Life, de The Fray; y White Horse, de la ahora megaestrella musical Taylor Swift, quien expresó en diversas ocasiones su fanatismo por la serie (uno de sus gatos se llama Meredith) y estrenó dicho tema en el primer episodio de la quinta temporada. La mayoría de estas composiciones son melancólicas o agridulces, lo que denota el tono general de Grey’s Anatomy.

El uso de canciones es tan importante que, a lo largo de los años, varias fueron reutilizadas (Into the Fire, de Thirteen Senses) o a veces exclusivamente reversionadas (Take on Me, por Aqualung, y las distintas versiones de Chasing Cars) en momentos de gran importancia argumental. Así, se da mayor peso a lo que sucede en los nuevos episodios con acontecimientos sucedidos años atrás.

Transplantes

La popularidad de Grey’s Anatomy logró que algunos personajes se desprendiesen del elenco principal para ir a sus propias producciones interconectadas, lo que en inglés se conoce como spin-off. Continuaron sus historias y se cruzaron esporádicamente con el show principal para eventos especiales o arcos argumentales que inician en una serie y terminan en otra.

La primera de estas fue Private Practice, que se extendió por seis temporadas, desde 2007 hasta 2013. Aquí se trasladó a la doctora Addison Montgomery (Kate Walsh) a una clínica privada en Los Ángeles. La serie tenía un tono más adulto que la original e, incluso, su trama era un poco más pesada en cuanto a drama y temas delicados. Además, la dinámica entre los mismos personajes y sus pacientes era bastante distinta debido al cambio de ambiente, comparado con el hospital en el que se desarrolla Grey’s.

El segundo spin-off es Station 19, que se emite desde 2018 y regresará para una séptima temporada el próximo año. La serie mantiene la acción en Seattle, pero en una estación de bomberos cercana al hospital en el que Meredith y compañía trabajan, por lo cual los cruces de tramas y personajes son mucho más fluidos.

Las historias giran en torno al equipo de bomberos y las emergencias a las que deben responder mientras ponen su vida en juego, lo que da lugar a situaciones más extremas que las vistas en Grey’s Anatomy, ya que presenciamos lo que sucede antes de que los pacientes lleguen al hospital.

Reliquia de una era perdida

Lo que finalmente hace destacar a Grey’s Anatomy es el lujo de poder seguir a los mismos personajes por tanto tiempo. En la era del streaming, en que la mayoría de las series de Netflix, Max y Amazon no superan los ocho episodios por entrega, una producción con temporadas de al menos 20 episodios como esta puede tomarse su tiempo para desarrollar un gran abanico de personajes, y hacerlos crecer y cambiar de forma orgánica. Asimismo, la cantidad de tiempo disponible para revertir ciertas decisiones ejecutivas es igualmente útil.

La Meredith arisca y cerrada que conocimos en la primera temporada definitivamente no es la misma que tenemos ahora, pero este cambio se siente completamente ganado, después de tantos años de desarrollo.

A pesar del paso del tiempo, y de los cambios delante y detrás de cámaras, Grey’s Anatomy se aferra a su fórmula ganadora con su corazón en la mano, y para muchos fans esto es más que suficiente para seguir viéndola por la cantidad de años que siga al aire.

La verdadera prueba para la serie llegará en 2024, con el estreno de la primera entrega sin Ellen Pompeo en el papel principal, aunque ya tuvimos un pequeño adelanto durante la (actual) temporada 19. En esta última, el tiempo en pantalla de Meredith fue bastante reducido, a modo de preparación para un futuro sin que este personaje lleve las riendas del show.

¿Está llegando Grey’s Anatomy a su fin? La posibilidad de que así sea se siente más real que nunca, aunque tal vez esto sea simplemente otro desafío del que la serie logrará salir victoriosa una vez más.

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