Psicología

Tiempo de parar

Cuando una amistad llega a su fin

De querer pasar las 24 horas del día con esa persona a mensajes esporádicos y uno que otro saludo de cumpleaños, o solo en los grandes hitos de la vida. Mucho se habla de terminar una relación amorosa, pero, ¿qué pasa cuando terminamos con nuestros amigos? Pausa decidió embarcarse en esa dolorosa búsqueda de una respuesta para poder enfocarnos, sobre todo, en aprender a seguir adelante.

Emprendimos este artículo con muchas dudas y sin tener demasiado a qué aferrarnos porque notamos, en primer lugar, lo poco estudiado que es este fenómeno. Los sitios que difunden investigaciones están llenos de ponencias y exploraciones sobre terminar relaciones, siempre que se trate de amor romántico. El estudio académico del fin de las amistades queda desplazado y más cuando se trata de adultos.

Eso sí, hay muchos libros de autoayuda que prometen una guía con la forma correcta de hacer las cosas. ¡Sorpresa!, hay tantas reacciones como relaciones, que se pueden dar de cualquier forma. ¿Cuál es la correcta? Eso se lo dejamos a especialistas.

También consultamos con los protagonistas: personas como ustedes y yo, que han pasado por un duelo amistoso y lo han superado, que se han reconciliado o que consideran que no hay vuelta atrás.

“Debemos recordar que somos libres de elegir con quién compartir opiniones, creencias o realizar actividades. Si ya no me siento cómodo con esa persona, lo ideal sería comunicar de manera asertiva la decisión de seguir o no”.

David Samaniego, psicoterapeuta certificado en TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual), magíster en Psicología Clínica y Máster en Sexología y Terapia de Parejas.

Antes del adiós

Arrancamos con la voz de un especialista: decidimos charlar con David Samaniego, psicoterapeuta certificado en TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual), magíster en Psicología Clínica y Máster en Sexología y Terapia de Parejas. Con él hablamos, primero, de los signos de alerta.

La realidad es que las amistades terminan y los signos de este inminente final pueden ser miles. “Cuando existen muchas diferencias y ya no hay cosas en común, si comparte con otras personas información que recibe y eso hace que se confíe menos en esa persona, o solo critica y es muy negativa o pesimista con los proyectos o metas que uno se propone”, dice. En términos generales y en resumen, “cuando el relacionamiento te provoca malestar en vez de hacerte sentir mejor”.

Aunque el capítulo cuatro de la primera temporada de Seinfeld diga lo contrario, según Samaniego las amistades pueden —y muchas veces deben— terminar cuando las diferencias son irreconciliables.

“Las rupturas no son siempre fáciles, en especial si es una decisión unilateral. Pero debemos recordar que somos libres de elegir con quién compartir opiniones, creencias o realizar actividades. Si ya no me siento cómodo con esa persona, lo ideal sería comunicar de manera asertiva la decisión de seguir o no”, plantea el psicólogo.

Quienes protagonizaron el fin de una amistad nos han dado respuestas variables, a través de un formulario anónimo. Entre las razones se cita una infinidad. “A pesar de tener la misma edad, estábamos en etapas muy diferentes y yo no le supe comprender”, “las veces que nos veíamos, no paraba de hablarme de sus problemas”, “me di cuenta de que tenía una amistad con una persona tóxica, sin empatía y narcisista”, “no respetaba mis límites”. Y la lista sigue. Las historias más impactantes tuvieron que ver con drogas y dificultades en el tratamiento de la salud mental.

En algunos casos la amistad terminó por medio de un ghosteo; en otros, simplemente una persona dijo que ya no sentía conexión. A veces fue por medio de una conversación, pero la mayoría de las personas —o una de ellas— simplemente se alejaron hasta perder el contacto. Y acá es donde nos preguntamos qué es mejor.

“La comunicación asertiva consiste en expresar las ideas y opiniones con honestidad a la otra persona, respetando su punto de vista y opiniones, también”, indica Samaniego. “Es un tipo de comunicación que todos deberíamos tener, independientemente de si es una relación de amistad, de pareja o laboral”, añade.

El club de románticos del eros platoniano —al cual la autora de este artículo se encuentra asociada— cree que para todo hay una solución. Y en ese caso, para el especialista, la clave es la comunicación asertiva.

“La comunicación asertiva consiste en expresar las ideas y opiniones con honestidad a la otra persona, respetando su punto de vista y opiniones, también. Es un tipo de comunicación que todos deberíamos tener, independientemente de si es una relación de amistad, de pareja o laboral”.

David Samaniego, psicoterapeuta certificado en TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual), magíster en Psicología Clínica y Máster en Sexología y Terapia de Parejas.

Transitar el dolor

A veces, solo se trata de crecer. Para la licenciada en Psicología Clínica María Belén Sanabria, del Centro Alas, existen diversas razones para que una amistad llegue a su fin. Cita cambios en los intereses y valores, conflictos y desacuerdos persistentes, falta de comunicación y variaciones en las circunstancias personales que van alejando a personas que en algún momento fueron inseparables.

Si bien las razones pueden ser miles, el impacto suele resultar bastante homogéneo. Para la licenciada, las consecuencias emocionales más comunes incluyen sentimientos de tristeza, dolor y nostalgia; soledad y aislamiento; inseguridad, ya que esta ruptura puede hacer que una persona cuestione su valor y autoestima; desconfianza hacia otros vínculos: “El estrés y la angustia emocional derivados de una ruptura de amistad pueden afectar negativamente el bienestar general, la salud física y mental”.

“Es importante que uno reconozca los signos de una amistad tóxica, como la falta de apoyo, la manipulación o el abuso emocional”, dice la licenciada. “Que mi amigo respete mis límites, mi incomodidad ante ciertas situaciones o mi sentir en general, también forma parte del respeto que me merezco como persona”, remarca.

Las respuestas de quienes transitaron las separaciones de amistad oscilan entre desconcierto, decepción y tristeza. “Nunca me sentí tan mal en la vida, tan insuficiente y mala persona”, fue la respuesta más cruda. Un caso, por ejemplo, cuenta: “Me sentí liberada de algo que no valía la pena”. Otra fuente recuerda la sensación de alivio.

Si bien no hay diferencias y tanto hombres como mujeres pueden experimentar emociones similares, “es posible que la expresión y la comunicación de las sensaciones varíen según las normas culturales y sociales que influyen en cada género. Por eso, las mujeres tienden a ‘expresar más’ sus sentimientos; los hombres buscan expresarlos de forma distinta o se aíslan”.

Smiling young friends drinking craft beer in pub

Después de romper

Terminamos. ¿Y ahora?

En realidad, lo más difícil es transitar el duelo de la amistad perdida. “El mecanismo de afrontamiento más importante luego de la pérdida de una persona es permitirse sentir y procesar las emociones”, dice Sanabria y explica que “eso significa que hay que reconocer y validar las emociones que surgen a raíz de la ruptura, como la tristeza, el enojo y el dolor. Es un primer paso importante para sanar”.

Para complementar, algunas de las estrategias que la licenciada aconseja a sus consultantes son “buscar apoyo emocional con personas que formen parte de nuestra red de confianza (familiar o de otros amigos también) y practicar el autocuidado”. Con esto se refiere a dedicar tiempo y energía a actividades que brinden bienestar, como hacer ejercicio, practicar hobbies, reconectar con espacios que quizás habíamos dejado de lado y probar actividades que brinden novedad a nuestra rutina. “Nunca está de más iniciar un proceso de acompañamiento terapéutico”, remarca.

“El mecanismo de afrontamiento más importante luego de la pérdida de una persona es permitirse sentir y procesar las emociones [..] eso significa que hay que reconocer y validar las emociones que surgen a raíz de la ruptura, como la tristeza, el enojo y el dolor”.

María Belén Sanabria, Psicología Clínica del Centro Alas.

“El autocuidado es fundamental para promover la sanación emocional y el bienestar general”, afirma la licenciada. Indica que puede ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fortalecer la resiliencia. “Al dedicar tiempo y atención a nuestras propias necesidades físicas, emocionales y mentales, nos brindamos la oportunidad de sanar y recuperarnos de la pérdida”, agrega.

Durante el proceso de superar una ruptura de amistad, otras relaciones de apoyo desempeñan un papel crucial. “Amigos, familiares, parejas románticas, terapeutas u otros miembros de la comunidad de apoyo pueden ayudarnos a procesar emociones, proporcionar consuelo, ofrecer perspectivas externas y darnos también un sentido de pertenencia y conexión”, explica la especialista. Contar con un sistema de apoyo sólido facilita la recuperación después de un lazo que llega a su fin.

Una nueva oportunidad

Podemos citar cientos de frases clichés sobre puertas que se cierran y ventanas que se abren, pero no queremos que ningún lector tenga que treparse a ninguna abertura. Como dijo Gustavo Cerati, “poder decir adiós es crecer”. Y de crecimiento es que se debe tratar cada una de nuestras pérdidas.

Cuando algo no funciona, tenemos la oportunidad de sentarnos a pensar en el porqué; y no solo eso: también podemos crear estrategias para mejorar en el futuro. Para Sanabria, es la oportunidad de explorar posibilidades, conocer otra gente y construir relaciones. Con esa persona en cuestión o con otras.

Cuando algo no funciona, tenemos la oportunidad de sentarnos a pensar en el porqué; y no solo eso: también podemos crear estrategias para mejorar en el futuro.

La gran mayoría de nuestros entrevistados consideraron que, con ciertos requisitos, podrían replantearse la ruptura y volver a crear una amistad con sus “examigos”.

Por su parte, Samaniego plantea que “toda experiencia debe dejarnos algún aprendizaje, dependerá mucho de la situación particular o de la amistad el saber qué es lo que podemos aprender del tema. Como profesional, recomendaría un entrenamiento en habilidades sociales o comunicación asertiva, ya que servirá para sobrellevar esa ruptura”. Y claro, seguir trabajando en el futuro.

¿Quién es mi amigo?

Es importante, antes que nada, detenernos a analizar qué es una amistad. Qué valores nos parecen indispensables compartir, en qué situaciones esperamos que nos acompañen y qué límites consideramos que no pueden ser cruzados.

¿Debería pedirle que me ayude con la mudanza? ¿A cuidar a mis hijos? ¿Llevarme a la terminal o al aeropuerto a horas que sé que no le convienen? Y la lista de preguntas sigue. La más importante: ¿estaría dispuesto a hacer lo mismo? Porque de eso se trata, de conocernos y saber qué es lo que buscamos en las personas con las que elegimos compartir nuestro tiempo.

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