Deportes

Escuela de Fútbol Siembra

Un partidito para transformar vidas

La Escuela de Fútbol Siembra, liderada por Raimundo Ojeda, conforma un espacio gratuito donde los chicos pueden jugar, aprender y crecer, a solo pasos del vertedero de Cateura. Con una pelota reciclada como punto de partida, el proyecto se mantuvo por más de 20 años y sigue vigente.

Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli y gentileza SND.

Al bajar por la calle Cantaluppi, un poquito antes de llegar al vertedero Cateura —que en realidad lleva el nombre de la laguna tristemente contaminada—, se encuentra la canchita. Casi siempre hay niños y jóvenes jugando una picadita. Cada uno de estos chicos, sin importar su edad, tiene una larga historia de batalla para sobrevivir a un sistema que los excluye de sus derechos primarios.

Pero la comunidad siempre resiste. En el Bañado Sur sobran ejemplos de resiliencia y acción solidaria, frentes de batalla contra la desigualdad y el abandono del Estado, desde las ollas populares que alimentaron a toda la comunidad en pandemia y hoy son la salida ante la severa crisis económica que afecta a miles de familias, hasta proyectos autogestionados de acceso a la cultura, la educación y el deporte, pequeñas luces de esperanza para un mundo que parece cada vez más hostil.

Es el caso de la Escuela de Fútbol Siembra, que lunes, martes y jueves, desde las 16.00, llena la canchita de chicos que practican. Raimundo Ojeda, exjugador del Club Silvio Pettirossi, es el profe que, acompañado de su hija, hace más de 20 años creó este espacio para los niños y los adolescentes de toda su comunidad.

Foto: Fernando Franceschelli.

Esta historia empieza con una pelota que un pequeño encontró en el vertedero y recicló con ingenio. “Con ese balón iniciamos, con ese mismo niño empecé a hacer mi marketing y a invitar a los otros chicos”, cuenta Raimundo. De pronto, eran 46 y arrancaron con el proyecto cuyo objetivo era que sea completamente gratuito para la comunidad. Actualmente son más de 200.

En la zona está instalado el mayor vertedero del país y cientos de familias viven a partir del reciclaje de desechos. La realidad es que los niños desde muy jóvenes empiezan a trabajar para ayudar a sus familias a suplir la necesidad más básica: la alimentación. No es difícil imaginar los distintos contextos de dificultades a los que se ven expuestos. Ni hablar del abandono.

Luego de entender esto es que se puede ver la importancia de espacios donde a las infancias se les permita ser infancias. El juego, el deporte y el arte adquieren características casi revolucionarias.

Con la canchita como refugio

Para Raimundo es clave que los niños vayan a la escuela y cuenta que desde el espacio busca difundir valores. “Nosotros no solamente les enseñamos los fundamentos futbolísticos, también hay otras áreas educativas que desarrollamos”, afirma el profesor. Además, hacen hincapié en la importancia de no involucrarse en las drogas.

Luego de 20 años de experiencia, el docente asegura que los resultados son altamente positivos: “Lo principal es que los niños pueden venir sin necesidad de pagar nada y son felices con nosotros, en este espacio encuentran alegría y felicidad”.

El profesor destacó que la escuelita ocupa el rol de semillero. Muchas referencias del deporte rey, tanto del fútbol masculino como femenino, dieron sus primeros pases en esa misma cancha, como Griselda Lopito Garay López.

Al profesor y a su hija lo ayudan varios voluntarios que ponen su empeño, su talento y su tiempo para ofrecer a las infancias bañadenses una oportunidad que muchos otros espacios niegan.

Foto: Fernando Franceschelli.

Ayuda de la comunidad

Las necesidades son muchas. “Aunque a veces me cuesta pedir, siempre solicito y consigo pelotas, chalecos, zapatos y demás elementos para la práctica del fútbol”, indica. Pero hay una carencia aún más fundamental: “Frecuentemente vienen sin comer nada y necesitan una merienda, algo para sostenerse durante el día”.

Como si hicieran falta explicaciones, el profesor aclara que para los padres y los organizadores de la escuelita es muy difícil salir a competir en torneos con otros equipos, y no pueden recurrir a las tradicionales polladas y rifas porque las y los vecinos también están en la misma situación. “Para nosotros es importante porque es como que los chicos están preparándose y estudiando, pero no tienen la oportunidad de medirse con sus pares”, indica el profesor.

Ante la consulta de cuáles podrían ser posibles donaciones, la prioridad es la comida para los chicos (sobre todo alimentos como leche, huevos y carne, a los cuales es más difícil acceder) y los elementos para practicar. Solo podemos imaginarnos la felicidad que generaría la visita de algún jugador profesional. Para contactarse con esta institución, es posible comunicarse al número del profesor (0981) 273-121.

Raimundo Ojeda, el profe. Foto: Fernando Franceschelli.

Pequeños aportes
Según el licenciado Manuel Albariño, encargado de las Escuelas Deportivas de la SND, Siembra recibe cierto apoyo de la Secretaría Nacional de Deportes, por ejemplo, en los honorarios de los profesores Raimundo y Blanca Ojeda. También aportan la indumentaria para los profes y los elementos para la práctica. La atención médica es una deuda pendiente que, nos cuenta, está en proceso de gestión.

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