Nota de tapa

Viudo

Autenticidad a través del trabajo artesanal

En esta edición de Pausa exploramos una de las caras posibles del futuro de la moda nacional a través de César Giménez y su marca Viudo, una propuesta sin talla ni género que puede vestir a cualquier individuo, con el valor agregado del excepcional trabajo artesanal de su creador.

Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte: Gabriela García Doldán. Dirección de producción: Camila Riveros. Producción: Sandra Flecha. Asistente de producción: Anabel Artaza. Fotografía: Javier Valdez. Modelos: Carlos Figueredo y Miguel Resquín. Maquillaje y peinado: Laura Chera y Mía Cáceres para Bellísima. Agradecimientos: Municipalidad de Ñemby.

La infancia de César Giménez estuvo marcada por la creatividad y la disciplina de un taller de costura. Su mamá dedicó su vida a las telas y los hilos, y el pequeño César siempre quiso ser parte de ese microcosmos que se desarrollaba frente a sus ojos.

Solo que su mamá nunca le permitió tocar una máquina de coser, al menos no al principio, pero su insistencia fue tal que ella no tuvo más remedio que dejarlo entrar. Su trabajo en ese santuario fue atender las terminaciones y eliminar las hebras perdidas.

Aquellas primeras tareas que le fueron encomendadas dejarían en él huellas imborrables y marcarían los estándares para la persona que es hoy: un creativo enfocado en los detalles, con la visión para crear cosas usables (vestibles) con sus propias manos a través de Viudo. Su toque está en el proceso completo de cada prenda, desde la idea inicial y los bocetos hasta el último botón —que sí, él mismo cose a mano—.

Fotografía: Javier Valdez.

Un camino fluido

César siempre supo que quería hacer algo en ese mundo al que nació, pero no sabía qué. Es una sensación que provoca empatía porque más de uno pasó por lo mismo. La ventaja que él tenía es que ya sabía el ámbito en el cual quería desarrollar ese algo: la moda. Desde que pudo trabajar, pasó por boutiques y tiendas de diseñadores nacionales donde, además de ser el primer contacto con los clientes, hizo uso de su mente y sus manos para continuar creando; solo que, hasta que Viudo vio la luz en 2016, lo hizo para otros.

Fue durante un viaje a Buenos Aires en 2016 que su marca dio inicio de manera orgánica. Al pasar frente a una tienda, vio materializada una visión de la ropa que quería crear. En esos días tenía una serie de eventos a los que asistir, y cada vez que se vestía, sentía que le faltaba algo para cerrar su look.

“Siempre busco que lo que complemente al look sea algo distinto y no mostrar lo mismo en otro color nada más, sino una prenda distinta, un detalle que llame la atención por esa pieza”

César Giménez

Sin pensarlo demasiado, salió a buscar los insumos para crear sus primeros accesorios. Ya sabía cómo quería hacerlos, había visualizado el diseño y se sentó a traducirlos a la realidad. Los usó durante todo su viaje y sus amigos se interesaron inmediatamente en las pulseras que llevaba. Y así como las confeccionó, las vendió. Se podría decir que allí nació su primera colección cápsula, que quebró stock en solo unos días.

Todo apunta a que ese fue el empujón que necesitaba para empezar su algo propio. “Había, sí, una idea de hacer ropa en ese entonces, pero no tenía la logística ni la idea general, y no quería hacer por hacerlo. Entonces, preferí lo seguro y me dediqué a los accesorios, un trabajo manual que siempre me gustó”, reflexiona sobre esa época.

Dos años después, la oportunidad de participar en una de las principales plataformas de la moda paraguaya, el Asunción Fashion Week, le dio la posibilidad “de mostrar un poco más lo que a mí me gustaba en cuanto a ropa”.

El hito

Lo que comenzó como una participación en un desfile de varias marcas se convirtió en la plataforma para mostrar lo que podía hacer en materia de indumentaria. César Giménez se dio cuenta de que los accesorios de Viudo, que venía produciendo y vendiendo con éxito por más de dos años, no encajaban del todo con las prendas de las otras marcas y sintió la necesidad de generar piezas que acompañaran a los accesorios, que no los eclipsaran. Pero ahí fue donde se equivocó.

Como parte del show propuso cinco looks que tuvieron un éxito inmediato, que enamoraron por lo intrincado del trabajo y la frescura del resultado. Es imposible olvidar la campera de denim con tachas y la remera con el corazón bordado. En la pasarela, la ropa tomó protagonismo y marcó el nuevo camino de Viudo.

La impresión que dejó fue tal que el director del AFW, Paolo Defelippe, le invitó a dar su primer desfile en solitario en el evento de la siguiente temporada. Ese momento fue decisivo para desarrollar la marca que conocemos hoy, pues César tomó ese desafío como argumento para avanzar a lo que deseaba: expandir su marca hacia el lenguaje de la indumentaria.

Lo que yo quiero siempre es mostrar eso artesanal, que es lo que me gusta mucho hacer. Porque para mí es terapéutico, prácticamente, sentarme a bordar, preparar detalles. De repente hay colecciones que salieron a partir de un detalle. O sea, no había una historia que contar, pero sí un fragmento que quería expandir

César Giménez.

Desde el comienzo, las prendas fueron diferentes a lo que veíamos en la escena local, porque se sostuvo sobre dos pilares fundamentales: lo oversize y lo genderless. Claro, él no inventó esos conceptos, ni mucho menos; tampoco pretendía apropiarse de ellos, sino elaborar algo propio con las tendencias que ya aplicaba a su vida personal.

Además, una prenda oversize y genderless ofrece ciertas ventajas porque puede adaptarse a una mayor diversidad de cuerpos. Así que funcionó también como estrategia para una marca que recién estaba emergiendo. Su propuesta encontró público, fue creciendo, y continúa creciendo y evolucionando todavía hoy, seis años después de aquel primer desfile.

Hay algo decididamente teatral en lo que Viudo tiene para ofrecer, y eso se hizo evidente desde el comienzo, en los temas elegidos por su diseñador y la manera en que los expresa. César Giménez siempre enfatiza que él no es diseñador de moda, sino de vestuario; al menos en papel, su formación académica es de vestuarista. En la práctica, vemos un dominio del lenguaje de la moda que solo la experiencia puede dar.

Artesanal para vestir

“El hilo conductor es lo diferente, lo distinto. Di muchas vueltas —y me llevó mucho tiempo— terminar de encontrar lo que a mi cliente realmente le gusta, que es el trabajo artesanal que le aplico a cada prenda”, analiza el diseñador.

Lo terminaron de confirmar sus últimas dos temporadas: para el invierno de 2024 tenía ideas que quería plasmar en tela y se arriesgó a hacer prendas con mucho bordado, incluso con el temor de que quedaran en stock para siempre, sin venderse, pero con el doble deseo de expresarse y mostrar de lo que era capaz. “Siempre pensé qué haría, si lo que la gente quería ver o lo que yo quería mostrar. Entre uno y otro, preferí mi propuesta”, agrega.

“Lo que yo quiero siempre es mostrar eso artesanal, que es lo que me gusta mucho hacer. Porque para mí es terapéutico, prácticamente, sentarme a bordar, preparar detalles. De repente hay colecciones que salieron a partir de un detalle. O sea, no había una historia que contar, pero sí un fragmento que quería expandir”, cuenta César.

Sus clientes no tardaron en agotar la colección y muchas de las prendas que subió a su cuenta de Instagram (@viudoaccesorios) ya no estaban disponibles al momento de la publicación. Volvió a suceder en el verano 2024-2025, con una especial demanda de los ítems más elaborados, cargados de ese trabajo manual que lo caracteriza y que ahora es la obsesión de sus fans, especie de mecenas que llevan puestas estas obras y permiten a su creador continuar por este camino que lo apasiona.

En Viudo no encontramos chupines ni tops ajustados, pero cada temporada tiene su crowd pleaser, una pieza que adapta alguna de las principales tendencias al estilo de la marca: “Siempre busco que lo que complemente al look sea algo distinto y no mostrar lo mismo en otro color nada más, sino una prenda distinta, un detalle que llame la atención por esa pieza”. Y ese ítem en particular es único, no hace dos iguales para no perder el sentido de exclusividad que sus clientes valoran.

Hay algo más que César intenta impulsar desde su espacio y es que lo exclusivo y artesanal no necesariamente debe ser caro o excesivamente costoso. Aunque reconoce que cada uno conoce el valor del trabajo y que por mucho tiempo le costó poner precio al suyo, también enfatiza que se debe cobrar el precio justo.

Bespoke

Desde sus bases y formación como vestuarista, uno de los retos que César Giménez encuentra cada temporada es abordar un tema sin tanta literalidad. “El diseño de vestuario viste a personajes, el diseño de moda viste a la calle. Entonces, lo que yo siempre hago en mi colección es vestir mis personajes de acuerdo con la historia que quiero contar”, explica.

La narrativa de cada temporada se cuenta a través de un número limitado de prendas, pero la colección es expansible hacia cada persona. Cualquier cliente tiene la posibilidad de adquirir un ítem hecho completamente a medida, dentro de los estándares establecidos por la colección. Alguien puede solicitar una prenda ya vendida y se la confeccionarán, pero con otros detalles que la diferencien de su predecesora, buscando no solo la satisfacción de los adeptos de Viudo, sino también demostrar respeto hacia la persona que ya adquirió la pieza en cuestión.

La exclusividad no es una palabra vacía para César, porque significa un compromiso de la marca para con el cliente: este pedazo del imaginario de Viudo es tuyo y solamente tuyo, irrepetible, único. Como una escultura o una pintura, es una obra que se convierte en parte de la vida de quien la adquiere; incluso más, porque las piezas de moda se visten, se convierten en una segunda piel.

Desafío conceptual

Este 2025 trae consigo un nuevo desafío autoimpuesto que supone dificultades en distintos niveles. Desde el punto de vista productivo, Viudo presentará no una, sino dos colecciones de invierno. La primera, en línea con lo que venimos viendo, de uso casual y con los detalles con los que ya nos ha malcriado —perdón, acostumbrado—.

La segunda supone un desafío emocional. Se trata de una colección cápsula de seis prendas que ahondarán en la historia personal de su creador. El resultado será una superposición de catarsis y exploración de temas vinculados con la experiencia humana en el sentido más íntimo, un proceso que va a requerir un descenso conceptual hasta las partes más crudas del sentir.

Y eso, lastimosamente, es todo lo que te podemos adelantar por el momento. “Viudo me dio demasiado sin que yo haya planificado tanto”, dice César con satisfacción y en anticipación a lo que se avecina.

Mucho se debate en algunos círculos, incluso hoy, si la moda es arte realmente. Esta discusión obsoleta ya no tiene lugar y menos cuando nos encontramos con diseñadores como César Giménez. Las comparaciones suelen ser inútiles, pero no podemos evitar remitirnos a nombres como Alexander McQueen cuando analizamos las dimensiones de Viudo, una marca que no conoce lo estático y está en constante exploración de una identidad que se significa no desde lo conceptual, sino desde la materialidad del trabajo que hacen las manos de su creador.

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