Nota de tapa

La poética del dinero

Milkshake, con M de Money

Las maestras del perreo en Paraguay, Majo Maciel y Sabri Montes, en su último video, Ca$h, pusieron de relieve un tema fundamental y a menudo invisibilizado dentro de la escena musical: el valor del trabajo y el leitmotiv de la supervivencia. Si el dinero mueve el mundo, el arte no es la excepción.

«Problema: no hay shows hasta 2021. No cash” (sin efectivo). Con esta inscripción en una pizarra de acrílico comienza el video de las Milkshake, la banda de sonido voltaico que hace tres años no para de innovar en el escenario local. Las luces de neón acompañan el clima lúgubre de este 2020 sin recitales, boliches ni la lujuria espesa de la noche paraguaya. Ahora, el apocalíptico calor de 35 °C que invade las interminables fiestas dionisiacas del centro de Asunción, con los autos retumbando las calles vacías por la madrugada, parece un sueño lejano.

“¿Sabes quién soy? / Porque por todas las discos de gira yo siempre estoy / Y no me importa si no llama ni un boy / Yo tengo al que quiera, donde quiera, cuando quiera / La nena bien dura llama y estoy”. Con esta declaración de identidad se presentan Majo Maciel y Sabri Montes en Ca$h. Las lideresas de Milkshake cuentan que la banda nace por un experimento de 4K Music, que buscaba cubrir las demandas de shows que tenían. En ese momento, además de ellas, Ana Chase también formaba parte del sello pero, eventualmente, se convirtieron en las únicas mujeres del estudio.

Desde sus comienzos, cuando hacían covers, a esta parte pasaron muchos tatuajes, piercings, tinturas de pelo, crop tops, riñoneras, zapatillas con plataformas, labiales, historias de Instagram y estilos musicales. “Como cantantes ya teníamos nuestro estilo, pero como compositoras nos fuimos encontrando en el proceso. Marcelo Soler fue el que nos guio con esto de animarnos a escribir. Hoy, para mí, Milshake es una banda con muchísima identidad musical”, cuenta Majo, una de las voces principales.

Hace unos años se hablaba de que el reguetón desaparecería tan rápido como vino. Pero quizás pocos contaban con un J. Balvin que llegaría para convertir al género en un espacio desde el cual aprovechar todos los registros de la voz y empujar los límites de la imaginación. El grande de la industria pronto convertiría el escenario de la sensualidad y los excesos en noches pletóricas repletas de gente que, sin darse cuenta, perrea conceptos.

“Cash, cash, yo quiero todo el cash / Smash, smash y en la tarima, man / ¿No te das cuenta que estamos rompiendo? / Si no pagás lo que vale, me estoy yendo / No paramos, quiero money lloviendo / Esto es bien caro, no te estoy mintiendo”. El rap del último video de las Milkshake toca un tema que vuelve una y otra vez al discurso de las artistas latinoamericanas: la depreciación de su trabajo y el impacto económico de la falta de shows durante la pandemia.

La idea original de Ca$h estuvo a cargo de María José Maciel y Sabrina Montes, vocalistas de la banda Milkshake. La directora del video fue Ana Celina y la dirección de fotografía quedó en manos del realizador Pablo Delgado. Foto: Javier Valdez.

“El video de Ca$h fue para darle una oportunidad a las canciones del álbum que estaban buenas y capaz no tuvieron tanta repercusión”, cuenta Majo y explica: “En este momento no hay plata para muchos de los artistas que teníamos laburos fijos en los shows. Ahora estamos literalmente desempleados y lo único que hay para ganar es lo que rota en la radio, pero la mayoría no tiene esa oportunidad. Nosotros nos esforzamos para tener ese espacio y de verdad estábamos empezando a ganar bien”.

La canción originalmente se publicó antes de la pandemia, pero adquirió un nuevo significado durante este periodo de inactividad laboral. “Si quieres que mueva este culo, a mí solo págame”, dice la letra. “El laburo de un artista realmente vale. Queremos trabajar y que nos retribuyan por lo que hacemos, porque vivimos de esto”, sigue Majo. Si bien fueron las únicas paraguayas en animarse a sacar un clip en plena pandemia, sobran los ejemplos de cantautoras latinoamericanas que se empoderaron con el tópico del dinero.

En este momento no hay plata para muchos de los artistas que teníamos laburos fijos en los shows. Ahora estamos literalmente desempleados. Nosotros nos esforzamos para tener ese espacio.

Majo Maciel

La trapera paraguaya Mi$$il lanzó un video en marzo de este año titulado Vengo por lo mío: “No cuento los años, pero sí el dinero, esos números son lo primero. Vengo por lo mío yo, vengo por lo mío, y tú, baby, me lo das en efectivo”. En El consejo, Ms. Nina canta: “Otro consejo que me dio mi madre / Hija, nunca dependas de nadie / Ganate siempre tu propio dinero”. Lo mismo ocupa a la estadounidense Becky G en La respuesta: “Yo no necesito ni siquiera tu billetera / Mucho menos algún tipo como tú que me mantenga”.

Kali Uchis, Cazzu, Bad Gyal, Blondie, Nathy Peluso, Chanel, Dakillah, Sharlene, Rosalía: todas, alguna vez, hicieron audaces demostraciones al hablar de dinero sin tapujos y animarse a salirse de los tropos de videos musicales creados por hombres. En ellos, las mujeres a menudo ocupan lugares periféricos, como groupies que esperan la llegada del hombre sexy y millonario que las salve.

Un video muy criticado fue Money, de Cardi B, que presenta una celebración glamorosa, donde se la ve desnuda con incrustaciones de oro y llena de efectivo. Hay una escena en la que amamanta a un bebé, y se ven imágenes de mujeres disparando pistolas con dinero y bailando mientras otras las bañan en billetes. Así, las estrellas del pop más poderosas del mundo se corren del lugar de víctimas para reinventar el concepto de riqueza.

Las Milkshake arrancaron haciendo covers de Nicky Minaj, Dua Lipa, Drake, Jason Derulo. De a poco agregaron a su repertorio temas de J Balvin y artistas de música urbana como Natti Natasha, Becky G y Cazzu. Foto: Javier Valdez.

“Money makes the world go round” (el dinero hace girar al mundo), dice Sabri Montes, “pero también nosotras tenemos que pagar las cuentas”. Ya en los 80, Madonna ponía algunos puntos sobre las íes en Material girl: “Algunos chicos me besan, algunos chicos me abrazan, creo que están okey, pero si no me pagan, me voy”.

“Me parece genial que normalicemos hablar de plata, así como hablamos de sexo. Es algo muy real, que todo el mundo usa. Hay que comenzar a darle importancia al hecho de que los artistas trabajan y que eso se paga, como cualquier laburo convencional. Mucha gente cree que por ser artista, vos te morís por cantar y que, por eso, vas a hacerlo en cualquier lado. No es así”, refuerza la artista.

Cuando grabaron Maestras del perreo, su primer videoclip de Primera Clase, se la pasaban de concierto en concierto y no alcanzaron a formar parte del proceso de producción. En Ca$h, todos los miembros del grupo trabajaron. “Un día antes del rodaje estábamos colgando las cadenas, pintando con aerosol, viendo qué se iban a poner los nenes. Nosotras tuvimos muchísima participación, por eso sentimos que ese video es muy nuestro”, cuenta Sabri.

“Le tenemos un amor rediferente a Ca$h, porque fue una semana de mucho laburo, y si dormíamos era pensando en qué más faltaba. Nosotras mismas nos encargábamos de nuestro vestuario y el de los nenes. Pensamos hasta en el brillito de la pestaña. Yo sé que fue por nuestra unión de equipo. Nuestros amigos nos ayudaron a hacerlo posible. Pablo Delgado, como camarógrafo; Ana Celina, la directora del video, que ayudó con el guion y a bajar nuestra idea, y nuestro mánager nos consiguió las luces y otras cosas que necesitábamos. Lo lindo que salió fue gracias al esfuerzo”, coincide Majo.

«K-chiporros es un ejemplo de que la gente puede escuchar música urbana y joven. Si bien tenemos un camino hecho también somos personas que estamos comenzando y de verdad en vez de criticar demasiado pegaría que los paraguayos puedan consumir lo de acá», opina Majo. Foto: Javier Valdez.

El nuevo orden musical

“Si las mujeres piden reguetón, reguetón, pues yo se lo voy a dar”, reza J. Balvin, el puertorriqueño que, entre otros artistas, eligió a las Milkshake como teloneras cuando visitó Paraguay en 2018. Pero aunque hoy tienen un EP, temas propios y cientos de conciertos encima, el grupo protagonizado por Majo y Sabri tuvo que pasar por todo un proceso de aceptación del público antes de llegar al lugar donde están hoy.

“Sentimos que al principio no teníamos un rechazo de hombres o mujeres, sino del público machista”, cuenta Sabri. Las comparaban con estudiantes de conservatorios y las acusaban de no hacer música. “No puede ser que estas minas vengan a mover su culo y hagan plata”, escribían en las redes sociales. “Siempre va a haber haters y gente que no estará de acuerdo con lo que hacés: rock cristiano, reguetón o cualquier trabajo. Por eso nos mantenemos fuertes en nuestra forma de ser y en cómo crecemos y evolucionamos. Siempre estamos de la mano y seguimos consejos de mujeres que nos encantan, hacen música y tienen una actitud directa”, refiere Sabri.

Siempre va a haber haters y gente que no estará de acuerdo con lo que hacés: rock cristiano, reguetón o cualquier trabajo. Por eso nos mantenemos fuertes en nuestra forma de ser y en cómo crecemos y evolucionamos.

Sabri Montes

Según cuentan las artistas, cuando recién arrancaron, a la hora de pisar el escenario, veían que cuando una chica estaba con su novio, lo codeaba o le decía que no mire. “No sé cómo pasó que nos comenzaron a seguir, creo que tiene que ver con el acostumbramiento de la gente porque, de repente, teníamos un montón de mujeres en frente mirándonos”, dice Sabri y observa que hoy tiene muchos más comentarios y reacciones de ellas que de varones: “No sé si el público cambió o si fuimos nosotras”.

El reguetón ya no es territorio exclusivamente masculino, ahora es el nuevo pop que cambiaría las formas de la industria. En ese contexto, Milkshake emerge con un estilo salvaje, joven y sin miedo a innovar. “Yo me paro al lado de mis amigos cantantes y me siento igual porque esto que hacemos es poder juvenil. Representamos el no tener miedo a equivocarnos y hacer cosas malas. Tratamos cosas medio prohibidas en nuestras canciones, sin vergüenza, porque los jóvenes aprendemos de nuestros errores. No solo hablamos de lo que les interesa a las mujeres”, enfatiza Sabri.

Majo y Sabri vienen se conocieron estudiando comedia musical. En el 2016 quedaron seleccionadas para formar parte del musical Be Italian y, al poco tiempo, nació Milkshake. Foto: Javier Valdez.

“A veces pasa que nos vamos a un programa de tevé y nos filman la cola, y sabemos bien que a nuestros compañeros no les van a hacer eso. Lo que puedo hacer es decirle algo, pisar más fuerte, pero sentimos que hay demasiado para hacer musicalmente”, reflexiona Majo. Eligen sus batallas pero se sienten muy apoyadas por sus amigos y compañeros: Robin Muller (baterista), Bruno Méndez (guitarra, bajo) y Peppe Campione (DJ y teclado).

“Nuestros compañeros nos ven repoderosas, y así nos sentimos. Creo que las mujeres no nos querían mucho al principio, pero hoy se saben todas las letras de las canciones. No quisimos forzar ni intentamos poner a las chicas de nuestro lado, eso se dio orgánicamente, y hoy tenemos muchísimas más seguidoras mujeres que hombres. Eso es gracias a la música”, sigue Majo.

Lo que más les gusta es que las chicas las sigan y también se sientan poderosas y libres; que no se callen lo que quieren decir porque la sociedad impone distintos límites o formas de ser. “Que hagan lo que sienten, eso es lo que nosotras queremos promover y de verdad estamos recontentas con que siguen esos pasos. Hay ahí un feeling que transmitimos”, refuerza Majo.

El rol preponderante de la estética

Un motivo fuerte de Milkshake es la idea de jugársela por aquello en lo que uno cree, en un mundo adultocéntrico que entiende al trabajo como un sistema productivo (y reproductivo) generador de títulos universitarios para ingresar al mercado de trabajo “real”. Sobre eso, la banda tiene mucho que decir. Es más, el tema Mi veneno habla de esta conversación inevitable por la que muchos jóvenes tienen que pasar cuando socializan con los padres sus deseos de dedicarse al arte.

“Qué vas a hacer cuando la manga remangues (por los tatuajes) / Nadie te va a tomar en serio/ No vas a poder firmar un contrato/ La música sirve pa’ un rato, no paga las cuentas”, dice un tema de las Milkshake. “A los que les gusta, bien, y a los que no, sorry”, piensa Sabri, y con esa actitud inspiraron a muchas a animarse a vestir lo que quieren, a probar distintos looks, a no tener miedo a errar o cambiar de opinión.

El nombre del grupo nació cuando uno de sus compañeros estaba en el aeropuerto y vio que un cartel llevaba inscripta la palabra Milkshake. La mezcla del batido alude a la propuesta diversa y musical de la banda. Foto: Javier Valdez.

En una entrevista para Vice en Español, Bad Gyal explicó que las uñas largas forman una parte central de la estética de las artistas musicales urbanas. A su modo de ver, se trata de una demostración del éxito y de haber escapado de ese trabajo manual mal pagado. “Para mí, llevar las uñas tan largas es un símbolo de que no tengo que usar las manos. Cuando trabajaba, no podía. Yo soy artista, me dedico a cantar. Por el momento de mi vida en el que estoy, ahora puedo permitírmelo”, expuso.

Existe una razón por la que vestimos ropa brillante cuando salimos a bailar, y es que en la oscuridad absoluta parecemos piedras preciosas. Otro de los grandes temas del ámbito artístico es el reconocimiento de la preparación, la estética y la vida pública como parte del trabajo del artista. No se trata solamente de la simbología del dinero, sino de recrear las reglas en el mundo del entretenimiento, crear nuevos espacios y transgredir las fronteras a pesar del hastío de las barreras digitales.

El hecho de peinarnos y maquillarnos forma parte de nuestro trabajo. El entretenimiento es para que la gente te vea bien, se divierta y vibre contigo.

Majo Maciel

“El hecho de peinarnos y maquillarnos forma parte de nuestro trabajo. No es que no tengamos nada que hacer y por eso nos peinamos. El entretenimiento es para que la gente te vea bien, se divierta y vibre contigo. Mi mamá ahora, por ejemplo, entendió que los días festivos no estoy porque tengo que ir a cantar, pero eso es porque mi profesión es entretener a otras personas; por lo tanto, necesito que me paguen, porque es lo que algún día va a llevar comida a mi casa”, apunta Majo.

Sabri expone que a ambas les encanta entretener y también admite que mucho del vínculo que establecieron con sus seguidores tiene que ver con esa autenticidad que expresan a través de sus redes sociales. “Somos muy true en ese sentido. Vos sabés que para cantar no necesitás estar maquillada y peinada, pero es genial que nuestros jefes se hayan dado cuenta de que forma parte del todo. Ellos nos dan un plus de money para mantener nuestras uñas, pelo, pestañas, todo. Siento que ya saben que es parte de la identidad de Milkshake”.

La banda que creció con el público renunció al reguetón mainstream, rompió con las reglas de la moda, del género musical más tradicional. Uno de sus más grandes objetivos es marcar una huella en una generación. Pero también saben que si eso no se alcanza, no es el fin del mundo, porque nada se compara con el momento en que suben al escenario y se miran con sus compañeros mientras escuchan al público explotar. Algo adentro suyo se transforma.

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