Nota de tapa

Caro Romero

El rostro definitivo de la nueva comedia paraguaya

Simpática le queda corto y divertida parece una palabra demasiado general para describirla. Es una comediante nata y su forma de expresión de preferencia es el stand-up. Sus rutinas hablan de sí misma, su vida y experiencias, con sinceridad, pero con el dominio de quien lo viene haciendo hace ya tiempo. Este domingo, la pausa es cortesía de Caro Romero.

Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte: Gaby García Doldán. Dirección de producción: Betha Achón. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Javier Valdez. Locación: O’Leary Club.

Corría el 2015 cuando Caro Romero tomó el micrófono por primera vez. Viene de una familia dedicada al arte y ella misma es diseñadora gráfica de profesión. Pero la curiosidad por la escritura la llevó a volcarse a la redacción creativa y el stand-up le parecía una buena manera de seguir perfeccionando sus habilidades con las letras.

Ganó un sorteo para participar de un taller dirigido por Juanse Buzó, pero no tenía mucha idea de lo que encontraría ahí. “No me gusta actuar, me daba algo de miedo [el stand-up] porque sentía un poco de vergüenza. No sabía si iba a tener la capacidad para hablar frente a un público, pero a mí me encanta escribir y que otra persona actúe. ¡Eso era lo mío!”, recuerda. “Al final me sentí supercómoda. No era un personaje, tenía que ser yo, capaz exagerando algunos rasgos, pero me fascinó”, detalla.

Fotografía: Javier Valdez.

Genuina

A pesar de que no sabía lo que hoy sabe sobre la comedia y los monólogos, Caro ya seguía a algunas celebridades, como Ellen Degeneres. “Para mí era una inspiración como persona en esa época”, dice sobre ella y sigue: “Era una lesbiana exitosa, y eso para mí era muy fuerte. En ese entonces no conocía referentes así, uno googleaba ‘lesbiana’ y veías imágenes pornográficas. El éxito profesional no estaba asociado con la comunidad LGBT. Ellen creó su propio imperio, tuvo sus obstáculos, la echaron de su trabajo, no le daban oportunidades laborales, en una época en que todo era más difícil. Para mí ella representaba la esperanza”.

Su propia sexualidad es un tema recurrente en los shows. En su rutina, varias veces se encontró narrando desde un punto de vista heterosexual, lo que no reflejaba su experiencia. En un punto de inflexión, sintió la necesidad de mostrarse más honesta con la audiencia, de ser auténtica en todos los sentidos posibles.

Y el timing fue perfecto: se dio justo después de un instante de duda en su carrera.

Un par de años después de haber comenzado a actuar en bares, Caro se tomó una pausa del micrófono. Sintió que la inversión que hacía en cada show era muy grande y comenzaba a afectar sus tiempos de descanso, porque tenía que combinar este creciente interés con un trabajo estable y terminaba escribiendo su rutina muy temprano por las mañanas, tarde por las noches y los fines de semana. “Me sentía frustrada porque no le daba el 100 % a mis materiales, escribía lo primero que se me ocurría; y resultaba agotador. Para la creatividad necesitás un momento relajado, de modo a conectar con tus ideas, y bajo presión es muy difícil. Era esa sensación que, creo, la mayoría de las personas experimentamos en algún punto de nuestra vida: el tener que elegir”, recuerda.

Fotografía: Javier Valdez.

Este descanso no duró mucho tiempo. Con el deseo de acercarse nuevamente a la comedia, se juntó con un colega para planear algo y él le recordó que era bastante buena en lo que hacía. Razonó consigo misma: no era necesario sumarse a todos los eventos y siempre podía espaciar más sus shows.

Se decidió y se presentó a una competencia de stand-up. Era su momento de reclamar ese espacio que llegó a querer tanto y lo hizo de la manera más auténtica posible. Llegó al último tramo y, en el acto final, salió del clóset.
En medio de un casino sobre 5.ª Avenida y frente a un público muy diverso, mostró una parte suya, privada, pero quizás necesaria para poder expresarse con total libertad.

«Si bien la discriminación está presente en muchas formas, ese monstruo era más grande en mi cabeza. No digo que no exista, porque se manifiesta según la realidad de cada uno».

“Yo tenía miedo de encontrarme con el silencio y la incomodidad… bueno, ese es el miedo de cualquier persona que está sobre el escenario y, especialmente, si el objetivo es hacer reír”, comenta. Pero el show fue un éxito. En vez del muro de apatía que esperaba, se encontró con risas acogedoras y aplausos.

En sus palabras, todo creció desde entonces: “Se multiplicó mi vida en todos los sentidos; mi talento y las oportunidades, aunque yo pensé que se cerrarían puertas. Si bien la discriminación está presente en muchas formas, ese monstruo era más grande en mi cabeza. No digo que no exista, porque se manifiesta según la realidad de cada uno, y yo tengo la suerte de que mi vida no depende exclusivamente de esto. Podía arriesgarme”.

Fotografía: Javier Valdez.

De apoyo incondicional

Si alguna vez la viste actuar, sabrás que siempre presta anécdotas de su vida, de momentos tan tempranos como su niñez. Su estilo de monólogo y la libertad con la que aborda los temas nos llevan, inevitablemente, a preguntar cómo se siente su familia al respecto. “Más o menos”, dice entre risas. Al principio, no iban mucho a verla, pero recientemente, en sus espectáculos más grandes, sus padres estuvieron entre el público.

“Obviamente mis papás me felicitan, pero les asusta que aborde ciertos temas, porque vienen de una generación que piensa ‘para qué vas a contar esto’, ‘qué va a pensar la gente’ o ‘qué necesidad hay de exponerte’. Pero bueno, eso forma parte de un trabajo interno que hice. Ese [el stand-up] es mi mundo, que yo creé, y si a alguna persona no le gusta, sea de mi familia o no, va a tener que lidiar con eso”, dice con determinación.

En su casa, Caro es la del medio y está rodeada de cuatro hermanos más. El arte siempre fue algo cercano a ella, pues Aníbal Romero Ramos, su abuelo paterno, fue actor, ilustrador y escritor; su abuela, Nidia Sanabria de Romero, fue maestra y poetisa; su papá es Aníbal Antonio Romero Sanabria, autor de libros como Más paraguayo que la mandioca; y su hermana, Jazmín Romero Lévera, es actriz. “Si bien la familia se puede sentir un poco incómoda cuando uno expone ciertas cosas, como cualquier persona que esté en desacuerdo con abordar temas así, no puedo dejar de mencionar que es gracias a ellos, en gran parte, que yo me acerqué a los escenarios”, explica.

Fotografía: Javier Valdez.

Los límites del humor

Para las mentes creativas, todo es alimento y siempre hay sed de más. En aquel taller donde ella comenzó, Caro conoció algunos monologuistas famosos que sirvieron de antecedente para armar un estilo propio. “Esas referencias cambiaron en la medida que yo fui creciendo y consumiendo otro tipo de contenido, pues tengo mi propia postura sobre los límites del humor, por ejemplo. A partir de ahí modifiqué mi manera de seleccionar qué, a quién y cómo consumir”, explica.

Aunque en todas las personas existe el sentido del humor, Caro cree que algunos tienen una idea muy estereotipada de lo que es cómico o no. “El humor es muy diverso. Lo que yo trato de lograr con el club que acabo de abrir, Japukomedy, es que la gente encuentre su identidad en la comedia, porque eso es lo difícil, pero es lo que te hace único y te da el distintivo para captar un público real. La autenticidad es la forma en que te diferenciás del resto”, puntualiza.

«Noto que hay dos tipos de comediantes: quienes pueden reírse de sí mismos y arrancan por ahí, porque no entienden del otro y les es más difícil hablar de otras personas; y están los que le ponen un muro a su vida y prefieren reírse de la otra persona. No siempre es con la otra persona, a veces es de la otra persona».

Entre todas las cosas que la distinguen, una de las más entrañables es su capacidad de reírse de sí misma, algo que hace —tal vez hasta sin darse cuenta— desde que puede recordar. “Es un fenómeno curioso, noto que hay dos tipos de comediantes: quienes pueden reírse de sí mismos y arrancan por ahí, porque no entienden del otro y les es más difícil hablar de otras personas; y están los que le ponen un muro a su vida y prefieren reírse de la otra persona. No siempre es con la otra persona, a veces es de la otra persona”, explica.

Cuando Caro empezaba, los espacios de formación para stand-up todavía no capacitaban sobre la construcción de personaje escénico. “Arranqué como pude y hablar de mí misma me ayudó a ser auténtica. Creo que eso fue lo primero que le gustó al público. Si me ves en videos viejos, te vas a dar cuenta de que hablaba con una voz aguda porque tenía demasiado miedo, entonces me salía finita y temblaba, y la gente se reía porque creía que era mi personaje. En realidad estaba asustada”, explica. Aunque al revisar sus shows no le gustaba oírse, decidió aceptar esa característica y seguir adelante.

“Una nunca es la misma persona sobre el escenario, cambiamos todo el tiempo, vamos evolucionando y eso se nota en nuestra manera de escribir y hablar. Es importante abrazar ese cambio porque es algo personal que después se proyecta”, reflexiona.

Fotografía: Javier Valdez.

Una aventura de dimensiones quijotescas

La comedia es, al fin y al cabo, una aventura y ningún show es igual al otro: «Para las personas a las que nos gusta tener el control sobre lo que va a pasar, el escenario es una incertidumbre, y más del stand-up, porque vos tenés un diálogo; estás en un bar y la gente puede estar borracha, estar a gusto o no con el tema del que hablás; pasan un montón de cosas que no dependen de vos. Es un momento para gente valiente».

El monólogo es un tipo de comedia bastante particular. No es igual a la improvisación, aunque mucha gente lo piense. Existe un trabajo muy intenso de preparación. Caro, por ejemplo, sigue repasando sus notas hasta en el backstage, a diferencia de otras personas que ni las llevan consigo. «Hay gente que se toma a mal las interrupciones, pero hay que aceptar nomás y jugar con eso», sugiere. «A no ser que haya un momento violento. Ahí se toman otras medidas», aclara.

Sus amigos, excompañeros de colegio, gente de la facultad, familia… ellos fueron el primer público de Caro. “¡Y hasta ahora! Me subo al escenario y veo las caras que desde el 2015 vienen a verme. Es emocionante porque ya no es ‘te vengo a hacer el aguante’, es ‘te vengo a ver porque te admiro’”, dice con la enorme sonrisa que todos conocemos.

Sin dudar, podemos afirmar que la clave de su éxito reside en su autenticidad. El humorista Brian Regan, reconocido por sus especiales de comedia en Netflix, dice que siempre le intriga cuando alguien no es auténtico en el escenario: “Ponen un frente, una façade si se quiere, una fachada muy profesional. Podés hacer eso y obtener una reacción, pero no creo que sea tan poderoso como ser vos mismo”.

Fotografía: Javier Valdez.

Pero, ¿qué significa eso en realidad? De acuerdo con la RAE, significa ser consecuente con uno mismo, mostrarse tal y como somos. La definición más acorde para este caso la presto del psicólogo y autor Peter McGraw: la autenticidad significa admitir las verdades dolorosas. Desde sus primeros shows, Caro no tuvo reparos en mirar a su propio pasado para contar historias con las que todos podemos sentirnos identificados.

Y ella sabe que funciona. Ya conoce a su público y su público la conoce. Con la seguridad de la experiencia ganada y la confianza puesta en su misión de hacer un humor más inclusivo, aprendió a aceptar los ocasionales silencios porque ahora sabe que no son señales de desinterés, sino de atención. Ella no busca la risa fácil, lo predecible, y cuando la respuesta de su audiencia llega, la satisfacción es inigualable.

Efímera, como la naturaleza de todos los aplausos, pero enormemente gratificante.

Japukomedy

El club de comedia fundado por Caro Romero tiene una filosofía de humor inclusivo, su máximo deseo es hacer reír a todos sin reírse a costillas de otro, especialmente de aquello que quizás ofenda a alguien sobre algo que no puede cambiar de sí mismo. Ofrece formación integral para la creación de monólogos de comedia, y no solo para particulares, sus servicios también están orientados al mundo corporativo. Contactá con Japukomedy al Whatsapp (0971) 167-425 y seguilos en Instagram como @japukomedyclub.

Los favs de Caro

No hay forma de conocer mejor a alguien que al saber lo que le hace reír. Consultamos a Caro cuáles son sus comediantes favoritos y nos dejó esta lista de recomendados: George Carlin, Hannah Gadsby, Ricky Gervais, Malena Pichot, Wanda Sykes, Carlos Ballarta, Ali Wong, Iliza, Brittany Schmitt, Laila Roth y Nanutria.

Reíte con Caro en su Instagram @soycaroromero.

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