Ciencia y Tecnología

El Cerrado

La región desconocida

Una zona vasta en el Chaco paraguayo, con una fauna y flora únicas en el mundo, pero cuya existencia muy poca gente conoce.

Texto y fotos: Luis José Recalde (@drunken_forestpy), ingeniero agrónomo y consultor ambiental.

El Cerrado es una ecorregión notable. Pero, ¿qué es eso? Con ese término nos referimos a una zona amplia que alberga una naturaleza con algunas características comunes. Por ejemplo, al decir “el Amazonas” hablamos no solo de un bosque, sino de varios tipos de bosques que se hallan en una región dominada por el río Amazonas.

En Paraguay tenemos seis grandes ecorregiones con clima, paisaje, fauna y flora particulares: el Bosque Atlántico, dominado por selva húmeda en la cuenca del río Paraná; el Chaco, compuesto por regiones secas, semihúmedas y sabanas; Médanos del Chaco, con dunas de arena con vegetación; Pampas, dominadas por pastizales; Pantanal, con humedales y campos inundables; y nuestro interés de hoy: El Cerrado.

Palmera enana en su tamaño adulto, con frutos. Fotografía: Luis Recalde.

Entonces, El Cerrado es…

Una ecorregión que se extiende por gran parte del centro de Sudamérica y abarca zonas de Brasil, Bolivia y Paraguay. En nuestro país incluye el extremo norte de Alto Paraguay, así como Concepción, Amambay, partes de San Pedro y Canindeyú.

En esas zonas, El Cerrado se asemeja a un rompecabezas de pastizales y sabanas (pastizales arbolados), humedales y bosques. Allí se destacan las sabanas de palmeras y arbustos por su importancia para la biodiversidad.

Capuchino, un ave de los pastizales. Fotografía: Luis Recalde.

El bosque invertido

Se ha llamado a El Cerrado “el bosque invertido” y “el bosque cabeza para abajo”. La explicación es sencilla: en casi todas las selvas, la mayor parte de la materia vegetal se encuentra en las copas de los árboles, mientras que aquí se halla bajo tierra.

En estas sabanas de suelos arenosos, muchas plantas de pocos centímetros de altura pueden tener sistemas de raíces que abarcan varios metros de extensión. Esto las protege del fuego y las sequías cuando ocurren porque pueden “descartar” sus hojas y sobrevivir hasta que vuelvan las lluvias. Ese momento lo aprovechan para rebrotar.
Entre los representantes más llamativos de este fenómeno están las palmeras enanas, en las que solamente las hojas, flores y frutos sobresalen del suelo arenoso.

La falta de detección o identificación de esta ecorregión plantea un problema. Las personas solamente pueden preservar lo que conocen. En los últimos años, gracias a campañas de información, mucha gente identificó la importancia de conservar los bosques, pero al observar El Cerrado la mayoría solamente ve “arbustos”; es decir, no lo reconoce como el ecosistema importante y altamente amenazado que es.

Karumbe, Parque Nacional Serranía San Luis. Fotografía: Luis Recalde.

Cómo reconocerlo

Podemos reconocerlo por la presencia de árboles aislados en medio de una vegetación arbustiva diversa, a veces de pastizales, con la presencia de palmeras enanas. Este paisaje se puede ver a los costados de varias rutas nacionales, como la que une Concepción con Vallemí, en el parque Cerro Corá, cerca de Pedro Juan Caballero, en varias zonas cercanas a Santa Rosa del Aguaray y también en alrededores de Yby Yaú.

Flora, el tesoro fitogenético

Una de las mayores riquezas de El Cerrado es su abundancia de plantas; es la sabana más biodiversa del mundo. Muchos de estos vegetales son de interés para el rescate de características genéticas ancestrales en vegetales cultivados actualmente. Se encuentran aquí los antecesores y parientes silvestres de la mandioca, el algodón, la piña, la chirimoya y el maní, entre otros, así como también especies muy amenazadas de palmeras enanas y cactus globosos.

Una especie que muchos paraguayos identifican es el guaviramí, un fruto dulce y aromático muy conocido como saborizante de licores. Este no crece en árboles, sino en pequeños y tortuosos arbustos en los campos de El Cerrado. En su época de fructificación genera una importante fuente de ingreso para los pobladores, que los recogen y venden, aunque cada vez son menos los campos donde pueden encontrarse.

Niño azote rastrero, floreciendo después de un incendio. Fotografía: Luis Recalde.

Fauna

Entre las especies mayores destacan algunas como el jurumi u oso hormiguero gigante, el venado de las pampas o guasuti’i y el tatu carreta, el mayor armadillo del mundo. Aunque muchas de las más raras y en peligro son menos llamativas y conocidas, como el atajacaminos de ala blanca, un ave nocturna extremadamente amenazada, y varios tipos de serpientes, entre ellas una que fue descripta para la ciencia apenas en 2022, la Phalotris shawnella, originaria de Paraguay.

Entre las aves destacan variedades de loros, guacamayos y cotorras, un grupo que lastimosamente se encuentra muy amenazado por su captura para el comercio de animales silvestres, especialmente el gua’a hovy o guacamayo azul, que está en extremo peligro de extinción, con menos de 10 individuos silvestres en Paraguay.

Guazubirá, Alto Paraguay. Fotografía: Luis Recalde.

Amenazas

Varias amenazas se ciernen sobre este ecosistema, pero el mayor es sin duda su destrucción para el cultivo de pasturas para el ganado y la expansión de monocultivos de soja, maíz y eucalipto. Dentro de las reservas son comunes el cultivo de marihuana y la extracción de rollos para el tráfico de madera. Estas prácticas no solo destruyen el hábitat, sino que las bandas de crimen organizado dificultan e impiden a los trabajadores de la conservación generar un desarrollo positivo con las comunidades locales.

A la par, El Cerrado mantiene una relación compleja con el fuego. Si bien se sabe que incendios muy frecuentes pueden dañar al ecosistema, nuevos indicios apuntan a que con cierta frecuencia es también una necesidad de conservación, ya que cuando no ocurren quemas durante mucho tiempo, desaparecen algunas especies de plantas adaptadas a su ocurrencia. Luego de varios años de formación y gran acumulación de materia vegetal, finalmente se dan los incendios catastróficos que, debido a las altas temperaturas y enormes extensiones que abarcan, pueden llegar a eliminar incluso a las especies naturalmente adaptadas a los fuegos de baja intensidad.

Para conservar El Cerrado a largo plazo es muy importante una gestión integral del fuego, con el control de incendios en épocas de alto riesgo, pero que, también —y aunque parezca antiintuitivo— incluye quemas controladas por profesionales en la gestión de hábitats, con métodos especializados en zonas y épocas adecuadas.

Palmeras yataí guasú en el arroyo Quién Sabe, Parque Nacional Paso Bravo. Fotografía: Luis Recalde.

Proyectos de conservación

Varios programas de conservación actúan en la zona. Se destacan los que buscan involucrar a la población local y generar fuentes de empleo a través del ecoturismo, como La ruta del gua’a, y otros de tipo más científico, como el monitoreo que realiza One Earth Conservation Paraguay para registrar la población de loros y guacamayos.

En El Cerrado de Aguara Ñu, la Fundación Moisés Bertoni mantiene una estación de Campo Ára, el trabajo de guardaparques e investigadores. En los parques nacionales Cerro Corá, Paso Bravo y la serranía San Luis actúan equipos de guardaparques del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Jurumi. Fotografía: Luis Recalde.

Conociendo El Cerrado en Paraguay

Muchos atractivos pueden visitarse en El Cerrado en Paraguay. Varios de estos lugares tienen aguas cristalinas, una característica originada justamente en los suelos arenosos de esta ecorregión.

Algunos de los destinos turísticos más conocidos son Laguna Blanca, ubicada cerca Santa Rosa del Aguaray, y otro es el río Tagatiyá, que puede visitarse sobre la ruta Concepción-Vallemí. Los más aventureros van también a los atractivos acuáticos Kururu Kua y Ojo de Mar, dos cenotes con aguas muy profundas ubicados en las cercanías de Bella Vista Norte (Amambay).

Para los amantes de la naturaleza y más adeptos a la observación de fauna y flora, la Reserva Natural Bosque del Mbaracayú alberga El Cerrado de Aguara Ñu, donde pueden apreciarse muchas especies, algunas de las más amenazadas, como el atajacaminos de ala blanca. Otras reservas muy importantes son los parques nacionales Paso Bravo y serranía San Luis.

Futos del guavirami. Fotografía: Luis Recalde.

Un nuevo proyecto llamado La ruta del gua’a, liderado por guías locales, nos invita a realizar recorridos de observación de naturaleza y apreciar estas hermosas aves y otras especies en los alrededores de Vallemí.

Los amantes de la historia tienen su espacio en el parque Cerro Corá, donde ocurrieron los sucesos finales de la Guerra contra la Triple Alianza, porque aparte de los senderos y sitios históricos, también es un excelente lugar para observar fauna y flora.

Finalmente, existen las excursiones a las cavernas, los cerros y acantilados que pueden visitarse en los alrededores de Yby Yaú, como el cerro Memby, y en los alrededores de Vallemí, en la zona de Tres Cerros. En Vallemí encontramos los tours de las cavernas, que cuentan con operadores profesionales equipados y entrenados para garantizar una visita segura y gratificante a estos hermosos atractivos naturales.

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