Ciencia y Tecnología

Abejas nativas

Para un futuro global

Los miembros de la Asociación Paraguaya de Meliponicultores estudian, protegen y crían una gran variedad de especies de abejas, eslabones imprescindibles en el ciclo de la vida y la preservación de nuestro futuro.

Texto y fotos de Fernando Franceschelli.

En la cámara real, donde están los discos horizontales de incubación y cría, la temperatura es estable y segura para proteger a la reina y al resto de los miembros de la colmena. En la oscuridad y el silencio del interior, todo está compuesto por una infinidad de celdas de cera, idénticas y regulares, que forman un conjunto de sorprendente resistencia y estabilidad.

Por debajo de la estructura encontramos la piquera, un tubo que funciona como puerta de entrada y salida de la colmena, donde la actividad es visiblemente agitada. A los lados de esta tremenda obra de ingeniería en miniatura están las alzas, recipientes donde se acumulan miel y polen. Son vitales para cada integrante de esta comunidad y, también, para nosotros, los humanos.

Desde la antigüedad, la humanidad se vio fascinada por este alucinante mundo en miniatura y aprovechó la miel que produce. Cada región de la tierra, con sus especies particulares, encontró en la miel un producto sagrado, curativo y delicioso; tan mágico como el espacio de donde se obtiene.

Si bien en el planeta existen más de 20.000 especies de abejas, la Apis mellifera o abeja europea es la que mejor se adaptó a donde se la llevó para producir miel de forma comercial. Hoy, esta especie se cría con fines comerciales porque, además, es una excelente polinizadora agrícola.

Antes de ellas, sin embargo, los habitantes de cada rincón del mundo aprovecharon la miel de insectos autóctonos. Los indígenas de nuestra región supieron sacar provecho de la producción melífera de especies como la jate’i (Tetragonisca angustula), vora o jate’i guasu (Tetragona clavipes), la eirusu (Cephalotrigona capitata) y la tapesua (Scaptotrigona depilis) como alimento y medicina. 

Pequeños meliponinos

En nuestro país existen unas 40 especies diferentes de meliponas o meliponinae, abejas que tienen un aguijón atrofiado. La miel que producen las favosas (rabipintada o moro moro) o las apynguarei (Friesella schrottky), entre otras, fue bien aprovechada por los habitantes originarios y son abejas eusociales, completamente inofensivas.

En cada colonia pueden vivir unos 2000 ejemplares de ANSAs (Abejas Nativas Sin Aguijón), que no pican. Gracias a su tamaño, son esenciales en la polinización de plantas con flores pequeñas. Según Nataly Malky, miembro de la Asociación Paraguaya de Meliponicultores del Paraguay, lo curioso de estas especies es que a pesar de no ser explotadas, están en peligro de extinción; por eso se hace indispensable su protección. Aclara que cada tipo y tamaño de abeja corresponde a un tipo y tamaño de flor. La ausencia de estas pequeñas se traduce en una merma de la productividad de algunas especies vegetales como el yvapurû y el yvahái. Otro ejemplo es el del murucuyá, polinizado exclusivamente por el mamanga (bombus) nativo.

Si bien viven tanto en entornos rurales como urbanos, el principal problema que las pone en peligro es la pérdida de su hábitat. Cada especie está adaptada particularmente a una ecorregión con su bosque nativo específico, que en nuestro país están en creciente desaparición.

Una dulce asociación

Por suerte, hoy existen personas que se dedican al estudio de las abejas. Los meliponicultores son quienes aprovechan la producción para estudiar, criar y proteger colonias de abejas nativas sin aguijón. Ana Guillén es presidenta de la asociación que funciona desde el año 2020 y que hoy cuenta con 35 miembros; algunos de ellos ya se dedicaban de antemano a la apicultura. Ya han participado de congresos nacionales e internacionales, en busca de información y difusión de esta tradicional cultura melera local.

La productividad o eficiencia económica en la producción también es un punto de interés para estos investigadores, aunque primero se debe entender cómo es el funcionamiento de las colmenas para que cuando se decida extraer la miel, no se dañen ni las colmenas ni a los miembros de la colonia. Esto tiene que ver con la necesidad de conservación de la biodiversidad y con una rentabilidad sostenible, insiste Ana.

La asociación trabaja sobre tres pilares fundamentales. En primer lugar está la difusión de información sobre la importancia de estas pequeñas abejas, con el fin de revalorizar su función en los ecosistemas, comprender su valor cultural y ayudar a su conservación. Muchas veces, la gente encuentra nidos y, por desconocimiento, los fumiga sin saber que son inofensivas, además de importantísimas para el ambiente.

Letizia Rasmusen, Ana Guillén y Nataly Malky.

En segundo lugar se encuentra la campaña de educación ambiental que llevan adelante, principalmente con niños de escuelas agrícolas. La asociación cuenta con materiales de enseñanza que prepararon para ese fin, como cajas didácticas con paredes de vidrio, mediante las cuales es posible apreciar a simple vista cómo son las colmenas, las alzas meleras donde se deposita el polen y la ubicación de la reina.

El tercer pilar contempla el entendimiento de la cadena de valor que generan estas especies, siempre y cuando se haya tenido en cuenta todo lo anterior. 

En aras de estos objetivos, aclara Letizia Rasmusen, vicepresidenta de la asociación, están trabajando duramente para conseguir el apoyo financiero requerido. Buscan participar del congreso internacional Apimondia, la feria mundial sobre apicultura a la que esperan poder asistir este año. Igualmente, quieren reeditar algún material de investigación ya agotado, dada la falta de información científica local y actualizada sobre el tema; un mal endémico en nuestro país.

Con una mirada puesta en el futuro, tal vez estos meliponicultores logren salvar a las pequeñas abejas nativas y, con ellas, a un eslabón esencial en la cadena de reproducción de la vida; no solo aquí, sino en todo el planeta.

Jerarquía meliponinae

La eusocialidad es el nivel más alto de organización social de algunas especies. En estas sociedades conviven dos o más generaciones, los adultos cuidan de las crías y todos los miembros están divididos en castas reproductoras y no reproductoras.

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