Salud

Una cuestión de salud pública

Perspectivas multidisciplinarias de la fonoaudiología en Paraguay

Un grupo de apasionadas por su profesión y la magia de la comunicación teje historias que van más allá. En esta nota, entrevistamos a la comisión directiva de la Sociedad Paraguaya de Fonoaudiología (Sopafo), para enterarnos más sobre esta ciencia y poner en cuestión el acceso a la misma, que debiera ser un derecho para todos los paraguayos.

Por Laura Ruiz Díaz. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Nos comunicamos constantemente. No solo a través de las palabras, sino con gestos, sonidos, miradas. Pero es claro que la cuestión del habla, el lenguaje, la audición y la voz cobran un papel de especial importancia y, justamente, es el campo de estudio de la fonoaudiología (además de la motricidad oral y la deglución). 

En Paraguay, el gremio está representado por Sopafo. La entidad fue fundada en 1998 y reconocida un año después. Nació con el fin de promover el desarrollo de la fonoaudiología como disciplina científica, velar por mantener la ética profesional de sus miembros y por los intereses gremiales relacionados con el ejercicio profesional en sus áreas competentes. Hoy, a esos objetivos se les suma uno más, que es crucial: poner sobre la mesa la incorporación de la disciplina de forma efectiva en la cartera sanitaria pública. 

¿Cuáles son los principales trastornos del lenguaje?

Los trastornos del habla y el lenguaje abarcan una amplia gama de condiciones que pueden afectar la comunicación de una persona. Estas alteraciones incluyen problemas en la voz, como afonías, disfonías y disfonías espasmódicas, así como trastornos del ritmo de la palabra, como la tartamudez. 

Los desafíos en el lenguaje, como las dislalias y los retrasos afásicos o anártricos, también son comunes. Y no debemos olvidar los trastornos orgánicos, como el labio leporino, la fisura palatina, la úvula bífida y las mordidas abiertas de diferentes grados. La fonoaudiología desempeña un papel esencial en la identificación, evaluación y el tratamiento de estas afecciones; ayuda a las personas a desarrollar habilidades de comunicación efectivas y a superar las barreras que puedan enfrentar en su vida cotidiana.

El trabajo del fonoaudiólogo es interdisciplinario y se complementa con otras especialidades médicas como pediatría, neurología y otorrinolaringología, para identificar y elaborar estrategias que aborden cada uno de los aspectos que estudia. Pero para entender más sobre el tema, el espacio es de las profesionales.

Camila Burgos, especialista en lenguaje, da el puntapié inicial para explicar cómo es su trabajo: “Fomentamos el trato humanizado, lo que se traduce a la hora de la evaluación y el acompañamiento terapéutico en reconocer a la persona, no solo buscar un diagnóstico, sino notar la potencia y lo que le apasiona; trabajar sobre y con eso”. 

Es una carrera relativamente nueva en el país y el desconocimiento de las diferentes áreas de trabajo imposibilita en gran medida el ingreso a programas de investigación. Esto conlleva a la falta de recursos financieros para desarrollar proyectos científicos

Tania Talavera

En ese sentido, es clave que el modelo se centre en el entorno. “El lenguaje es una habilidad social, por eso las terapias se abordan con la familia dentro del consultorio y entendiendo el juego como una herramienta terapéutica”, explica y agrega: “Cada grupo familiar tiene una necesidad distinta y, por eso, es necesario un abordaje específico”. 

Tania Talavera. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Una voz para una disciplina necesaria

Tania Talavera se especializa en el estudio del habla y el lenguaje. Desde ese campo busca ayudar a las personas a mejorar sus habilidades de comunicación y superar las dificultades que experimentan. “Lo más gratificante es, para mí, devolverle a alguien la posibilidad de ser escuchado nuevamente, con calidad vocal adecuada”, nos comenta. 

Además, Tania hace un repaso por el aspecto de investigación en el área. Cuenta que, si bien hay interés por parte de los estudiantes en generar nuevos conocimientos, se ven ante un gran desafío: no se comprende su importancia a nivel gubernamental. “Es una carrera relativamente nueva en el país y el desconocimiento de las diferentes áreas de trabajo imposibilita en gran medida el ingreso a programas de investigación. Esto conlleva a la falta de recursos financieros para desarrollar proyectos científicos”, explica.  Analiza que la práctica basada en la evidencia “es primordial para el crecimiento y actualización de cualquier disciplina del saber y más aún en el ámbito de la salud”.

Sannie Gonzalía. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Por eso es fundamental la visibilización. Y Sannie Gonzalía trabaja este punto, con distintos actores sociales y comunitarios. “Es importante saber, sobre todo, que es un derecho. La persona debe acceder a una atención de calidad en fonoaudiología, a estudios auditivos desde el nacimiento y a controles; a atención en lenguaje y habla; que los adultos mayores cuenten con fonoaudiólogos para ejercitar sus habilidades lingüísticas; que cualquiera, independientemente de la edad, tenga alimentación segura y eficaz”, plantea. “Todos estos aspectos contribuyen a la calidad de vida”, afirma.

Lo que no se puede ver, no se aborda. La invisibilización forma parte del mecanismo que evita que se den respuestas. Por eso nuestra propuesta contempló una metodología científica de investigación participativa, para que las realidades, que son pesares cotidianos conocidos y a la vez invisibilizados, tengan hoy como un pequeño ensayo de datos y registros

Camila Burgos.

Crear la historia

El trabajo sostenido de esta asociación ha generado el Primer Congreso Internacional de Fonoaudiología en Paraguay, que se realizó en setiembre, con el objetivo de potenciar propuestas de gestión que promuevan la calidad de vida y la equidad en las poblaciones diversas y en situación de vulnerabilidad, para hacer efectivos los derechos a la participación y la igualdad de oportunidades para todos.

Previamente, María José Álvarez creó una plataforma en redes sociales, Infono (@in.fono en Instagram), donde comparte información y cocrea con colegas de diferentes partes del mundo. “De esta manera, más personas logran conocer nuestra profesión y podemos alcanzar ese posicionamiento que tanto buscamos aquí en Paraguay”, detalla. Además, así nació el contacto que permitió la creación del congreso. 

Y fue un éxito: generó menciones en importantes plataformas de difusión de referentes internacionales en Chile, Portugal y hasta Reino Unido. “Estudiantes y profesionales de Ecuador, Argentina, Chile, Uruguay, México, Venezuela, España, Brasil y Perú contactaron con nosotros para poder asistir. Nos genera un gran orgullo y ganas de seguir trabajando”, sostiene María José.

María José Álvarez. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Fonoaudiología en salud pública

Como expusieron las especialistas, esta ciencia permite mejorar las condiciones de la gente y acompaña a lo largo de los años, desde el nacimiento hasta la tercera edad. “Contar con fonoaudiología de manera organizada, con programas que respondan integralmente a las diferentes necesidades que existen, permitirá brindar una mejor calidad de vida a la población”, planteó Camila Burgos, que también preside la Sopafo.

“Este año, se coordinaron dos mesas de trabajo en Salud Pública, una orientada a habla y lenguaje, y la segunda a audiología”, cuenta. Pusieron especial enfoque en la participación de todos los actores, para que sea integral, que tenga un respaldo científico. Y en este punto es importante detenernos. 

Al realizar esta nota, desde esta redacción nos pusimos manos a la obra para encontrar datos precisos que nos permitan hacer un diagnóstico de la situación en el país. ¿Con qué nos encontramos? No sorprende la ausencia, una vez más. “Es un problema gravísimo. Lo que no se puede ver, no se aborda. La invisibilización forma parte del mecanismo que evita que se den respuestas. Por eso nuestra propuesta contempló una metodología científica de investigación participativa, para que las realidades, que son pesares cotidianos conocidos y a la vez invisibilizados, tengan hoy como un pequeño ensayo de datos y registros”, elabora Camila. 

Camila Burgos. Fotografía: Fernando Franceschelli.

Así, encontraron distintos desafíos. Primero y principal, el acceso a salud pública. “Los servicios que existen son insuficientes para la demanda, es muy difícil acceder a los pocos turnos disponibles y, si se logra, no hay condiciones para sostener tratamientos o acompañamientos terapéuticos”, analiza la especialista.

Otra cuestión tiene que ver con los profesionales que hoy ofrecen servicios en instituciones públicas. “Las colegas deben responder a una variedad inmensa de condiciones, no es la misma atención y la formación que se requiere para audición que para deglución”, ejemplifica. Y los problemas están interconectados; ante la falta de profesionales, se sobrecarga a quienes están ejerciendo. 

Además, es importante poner atención a los materiales e insumos que garantizan la atención de calidad. “Cada especialidad requiere elementos de trabajo, desde equipos de evaluación a condiciones de espacio en los consultorios o materiales que hacen el cotidiano de la atención”, identifica la profesional. La realidad es que no hay una dirección o un programa nacional de fonoaudiología en salud pública. Por lo tanto, es compleja la regulación y orientación del ejercicio profesional. 

“Para nosotras este es un ejercicio constante de construcción colectiva, la meta principal es que este movimiento crezca, este movimiento que entiende la salud como derecho y la importancia de la dignificación de la vida en todos sus estadios. Que cada persona que se relaciona con esta idea se apropie, le otorgue su esencia y la potencie”, afirma Burgos. “En síntesis, continuaremos elaborando propuestas y organizándonos por fonoaudiología en salud pública, gratuita y de calidad, con un enfoque y una mirada de derechos”, puntualiza. 

Es una carrera relativamente nueva en el país y el desconocimiento de las diferentes áreas de trabajo imposibilita en gran medida el ingreso a programas de investigación. Esto conlleva a la falta de recursos financieros para desarrollar proyectos científicos

– Tania Talavera

– Camila Burgos

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