Nota de tapa

Lectura a temprana edad

Un hábito que mejora la vida

Animar a los niños a explorar el mundo de los libros y las historias que contienen no solo puede entretenerlos por un rato, sino también brindará múltiples beneficios en su desarrollo integral. Estimular la lectura es una gran tarea y por eso te contamos cómo adoptar el hábito a temprana edad, tips para cautivar su interés y hasta tomamos nota de títulos de literatura infantil nacionales que atraparán la curiosidad de tus pequeños.

Por Katherine Meza

Bien lo dijo el célebre erudito Albert Einstein: “Si quieres que tu hijo sea inteligente, léele cuentos. Si quieres que sea más inteligente, léele más cuentos”. La cita resume lo imprescindible de la lectura en el crecimiento y lega a los padres la tarea de incentivarla. Los libros desafían la mente de los niños en otro nivel. Implementar en ellos este hábito desde temprana edad, con tiempo e intimidad, puede desarrollar el pensamiento abstracto, la imaginación, el conocimiento, y esto es solo el comienzo.

Pero, ¿cómo es que leer libros a temprana edad aporta al desarrollo de los chicos? Bueno, la psicóloga Gabriela Casco Bachem nos dice al respecto: “La relación de la inteligencia con la lectura está en que fomenta la riqueza del vocabulario y el dominio del lenguaje. Si desde pequeños se familiarizan con la disciplina de escuchar una historia, eso les ayuda a tener curiosidad, hallar significados y manejar lo que desean expresar”. El resultado es satisfactorio para ellos y les libera de la dependencia intelectual de los demás. Según la especialista, esto es más importante que la conquista sobre el cuerpo.

La lectura estimula varias áreas del cerebro del niño, no solo el creativo, como se piensa; también el cognitivo, el social y el motriz. Casco Bachem explica cuáles son las habilidades que adquieren al leer: la interpretación correcta de contextos, la interrelación de ideas y la construcción del criterio son solo algunos. Ejercita el debate y habilita el orden de palabras y, por ende, de las ideas, pensamientos y sentimientos. Esto quiere decir que la riqueza de vocabulario que adquieren no solo determina su capacidad intelectual, sino la salud mental y el buen desarrollo social.

No existen límites de edad para comenzar a inculcarles la lectura, lo más importante es empezar. El primer paso que pueden tomar los padres de infantes de corta edad es leerles un cuento de su interés y contestar a todas sus preguntas durante el desarrollo; explicarles el significado de una palabra complicada o graciosa y contarles cómo se utiliza. Involucrarse y dar el ejemplo es determinante por parte de los padres. Así que la próxima vez que estés leyendo algo sobre lo que sea —historia, fútbol, naturaleza o ciencia—, cuéntales a tus hijos, así sentirán el placer de dominar un tema y querrán leer más sobre eso.

Crear el hábito

Para que la lectura sea una agradable rutina se debe generar un espacio ameno, donde el niño se concentre en la historia, como al momento de ir a la cama. Es importante que no lo perciba como obligación, sino como un momento de libertad para imaginar lo que se oye o para que lea en voz alta. “La hormona de la oxitocina se libera en momentos de quietud y apego; si además de eso agregamos emoción a una historia, acentuamos palabras o le damos una connotación teatral al relato, la experiencia se convierte en algo esperado que se busca repetir”, detalla Casco Bachem.

Se recomienda darles sus propios libros antes de que sepan leer, así se familiarizan con las palabras e imágenes, muy importantes también para la asociación de ideas. “Cuando empiezan a elegir sus temas; cuando los vemos ensimismados en algún rincón de la casa, como en una ensoñación, y ya no necesitan nuestras palabras ni interpretaciones para adentrarse en una historia, ahí los niños pueden empezar a leer solos”, propone Casco y nos deja consejos para fomentar el hábito en los más pequeños. “Primero, los padres no deben obsesionarse, pues la exigencia se percibe y angustia al chico. Segundo, la lectura despierta cuando este accede a muchos libros o ve leyendo a sus padres. Tercero, es importante disponer de textos adecuados para la edad de niños y/o adolescentes e incluso algunos que les desafíen y generen en ellos un interés por madurar, investigar, debatir”, finaliza.

Más niños lectores

El interés por parte de los adultos, ya sean padres, tíos o padrinos, de crear espacios de lectura y fomentarla a temprana edad es algo que destaca Marissa Villalba Herrera, del Departamento de Comunicación y Marketing de En Alianza, editorial destacada en la literatura infantil. “Notamos el entusiasmo hacia los libros infantiles. Lo percibimos en las ferias nacionales, en las consultas por redes sociales y, por supuesto, en las compras hechas en el local”, enfatiza. Las buenas noticias del aumento de la lectura infantil son bien visibles y en los últimos años los espacios de textos para infantes ganaron un importante lugar en la vidriera e incluso se multiplicaron los pedidos para reediciones, cuenta Villalba Herrera. Esta fuente es de primera mano, ya que En Alianza es conocida por dedicarse a la elaboración de libros infantiles desde hace mucho tiempo y también por lanzar varios títulos muy apreciados.

Los libros más solicitados a la editorial responden a dos segmentos diferenciados: “En el primer grupo se encuentran los pequeños lectores, en quienes predomina el interés por los dibujos con más ilustraciones, tipografías de mayor tamaño y textos simples. El segundo son los de 6 a 8 y 9 a 12 años, que desean libros con mensajes o moralejas que dejen las historias que se relatan en sus páginas. Siempre estamos abiertos a sugerir los libros de acuerdo con la edad y el interés del lector”, comenta.

El hábito de la lectura en los niños y niñas es ciertamente un tema muy importante en sus vidas. La editorial En Alianza está consciente de ello y es por eso que lo motiva mediante acciones como cuentacuentos, concursos de dibujos y literarios (para chicos más grandes). Además, siempre está presente en eventos nacionales como la Feria de Libros de Asunción, la Libroferia de Encarnación, la Libroferia de Coronel Oviedo y también en la Feria Virtual del Libro de Paraguay, organizada por la Secretaría Nacional de Cultura, todo de modo a fomentar la lectura infantil.

Con el Día del Niño muy cerca, un buen libro siempre es un excelente obsequio. Te dejamos algunos interesantes títulos de autores nacionales que podrías regalarles y, además, te contamos curiosidades acerca de cada uno de ellos, de la mano de los propios escritores.

Anita Mandarina, por Sandra Da Silva

Este cuento es una adaptación del guión Con olor a mandarina, un cortometraje infantil que expone la vida de Anita, quien en su inocencia vende mandarinas para ayudar a la economía de su hogar, pero su infancia es robada tras su asesinato. En el relato, Anita Mandarina es una niña que camina con su canasto lleno de frutas, muy alegremente, pero se cuida de los peligros. Este libro es coloreable y viene con block de hojas para dibujar, así como muñecos de tela pintables de los personajes.

Madre de dos y docente por más de 13 años, Sandra Da Silva nos confesó que la inseguridad, la vulnerabilidad infantil y por sobre todo el caso de Felicita Estigarribia fueron detonantes para trabajar en la difusión de los derechos de los niños. Aunque la idea inicial era lanzar el cortometraje, la pandemia dificultó sus avances y finalmente se hizo libro. “La forma de expresarse, la sencillez de las palabras y las situaciones más cotidianas”, son las diferencias que encuentra entre la literatura infantil y la adulta.

Lectura recomendada para: niños que inician la lectura, de 7 a 10 años.

Chiruzo y yo, por Pabla Thomen

Esta es la historia real de la amistad entre una humana y un perro, que llevan muchos años juntos, se cuidan mutuamente y se divierten como locos. Desde su encuentro a un costado de la ruta, donde compartieron cocido con leche y milanesa de pollo, hasta la vida en la casa de enorme jardín en Chile, cuenta anécdotas divertidas, extrañas, emotivas ¡y hasta peligrosas! con el ocurrente Chiruzo. Una gran enseñanza del amor por los animales y la adopción de mascotas a través de aventuras y travesuras.

La idea de escribir un libro para niños era algo que rondaba la cabeza de Pabla Thomen desde su primer libro, Chiruzo, un perro diferente, con el que buscó homenajear a su mascota tan querida y escribir su historia con él para recordarlo por siempre. Así, decidió realizar una adaptación de este título dirigido a los niños. “El mayor desafío fue vencer la inseguridad en mí misma para terminarlo y publicarlo”, confiesa la autora, quien indica que Chiruzo y yo está disponible en las librerías y en Kindle de Amazon.

Lectura recomendable para: niños que practican su lectura y adolescentes. 

Paraguay, tierra de fútbol, por Carlos Darío Torres

El libro Paraguay, tierra de fútbol brinda una visión general sobre este y es una introducción. Contiene las reglas básicas del juego, con los hitos más relevantes del balompié mundial y paraguayo. Trae una lista de los atletas nacionales más destacados, curiosidades, la incorporación de la tecnología y hace especial hincapié en el desarrollo de la disciplina femenina.

En Paraguay no existía una publicación de estas características; eso motivó a Carlos Darío Torres a escribir Paraguay, tierra de fútbol. Apasionado por el deporte, creyó firmemente que esta era una buena oportunidad para enseñar a estudiantes en edad escolar todo sobre el fútbol de manera didáctica y divertida. “Cotejar datos, contrastar, porque muchas fuentes contenían datos contradictorios. Hacer ese trabajo fue lo más difícil”, nos explica el autor sobre el proceso creativo de este libro único en su clase. 

Lectura recomendada para: estudiantes en edad escolar, de 7 a 11 años.

El regalo de Mandí, por Mario Rubén Álvarez

Es un libro ilustrado que cuenta la leyenda de la mandioca mediante un dulce relato; cuenta la historia de una hermosa indígena que muere, la entierran y de a poco su comunidad descubre que vuelve para quedarse con ellos en forma del alimento cotidiano y representativo del país. Este título es bilingüe, presenta esta leyenda del Paraguay en español y guaraní, y viene con actividades que los chicos pueden desarrollar.

La editorial En Alianza solicitó al poeta paraguayo Mario Rubén Álvarez un poema bilingüe sobre la leyenda de la mandioca, solicitud con la cual nos confiesa que quedó encantado. Durante su proceso creativo, el autor supo familiarizarse profundamente con la historia, adentrarse en su espíritu y luego escribirlo primero en español, y después traducirlo al guaraní. Su principal reto fue “ser fiel a la leyenda”, y al final lo logró.

Lectura recomendada para: niños en edad escolar y adolescentes.

Conocer, imaginar y creer, por Alejandro Hernández

Este libro es el cuarto en la saga, precedido por El secreto de ParaguaríAventuras a lo Supremo y De Pitiantuta a VilcabambaConocer, imaginar y creer acompaña a Claudita, Jorgito y Nahuel en sus viajes por el tiempo, la literatura y el fascinante reino animal, mientras la tía Ali va a los antiguos campos de la Batalla de Estero Bellaco y a las ciudades uruguayas de San José de Mayo y Salto para descubrir, mediante la tecnología forense, un misterio arqueológico. 

Todos los libros de Alejandro Hernández están dirigidos al público infanto-juvenil, nicho en donde nos cuenta, se siente muy a gusto. A Hernández le gusta escribir novelas de aventuras donde personajes ficticios conviven con los históricos, porque así, “sin que el lector lo note, mientras se divierte con la narración, incorpora conocimientos de historia, geografía e incluso recetas culinarias”. El quinto y último libro de la saga será Binario el pandémico, en el que los chicos viajarán a la Atlántida y otros lugares.

Lectura recomendada para: lectores de 10 años en adelante.

Los niños de agosto, por Verónica Abente

José es un chico curioso que pregunta el porqué del Día del Niño en Paraguay. Al conversar con su papá, aprende la historia, pero se le ocurre una manera original de celebrar con otros niños y compañeros de clase.

“Como maestra, hace muchos años sentí la necesidad tener libros que hablen de nuestra historia”, dice Verónica Abente. El Día del Niño era una lección que no podía esperar para esta autora. Así nació Los niños de agosto. Durante su proceso escribió el borrador varias veces para asegurarse de que el texto sea accesible para cualquier niño. “Si anhelamos que ellos lean, los libros deben tener un lenguaje sencillo, un texto conciso e ilustraciones que les hagan volar la imaginación”, asegura.

Lectura recomendada para: niños desde 5 años hasta los 12 o 13.

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