Cultura

El Palacete De Vargas

Testigo histórico que perdura

Una joya arquitectónica construida a fines del siglo XIX aún resiste en el centro histórico de Asunción, imponente y funcional. El Palacete De Vargas (también llamado Palacio Godói), actual sede de la Vicepresidencia de la República, condensa en su estructura neoclásica más de un siglo de transformaciones.

Por Leticia Ferro Cartes. Producción: Manu Portillo. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Agradecimientos: Vicepresidencia de la República y Secretaría Nacional de Cultura.

En compañía de la arquitecta Clarisse Insfrán Echauri, directora de Registro de Patrimonio de la Secretaría Nacional de Cultura, iniciamos un recorrido para desentrañar la rica historia de este destacado edificio, testigo silencioso de las transformaciones urbanas y políticas del Paraguay.

En la esquina de las calles Presidente Franco y O’Leary, se alza el Palacete De Vargas —también conocido como Palacio Godói—, actual sede de la Vicepresidencia de la República. Diseñado a fines del siglo XIX por el arquitecto sueco Carl Gustav Rehnfeldt para el coronel brasileño Pacífico De Vargas y su esposa Felipa Rivarola, el edificio adoptó primero una función residencial y, luego, cultural. El militar arribó a Paraguay con las tropas de ocupación en 1869 y, después de finalizar la Guerra contra la Triple Alianza, se estableció en el país.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

De museo a sede política

Ubicado en una esquina clave de Asunción, este edificio fue proyectado a fines del siglo XIX por Rehnfeldt, quien también diseñó otras importantes obras como el Palacio Patri y la sede del Ministerio del Interior. El inmueble es uno de los escasos ejemplos sobrevivientes de una tipología habitacional de esquina que se mantuvo casi intacta pese al paso del tiempo.

El palacete fue primero propiedad de la familia De Vargas, pero Juan Silvano Godoy, figura fundamental de la nación, lo habitó posteriormente y lo transformó. Su vasta colección de libros, obras de arte y documentos históricos motivó que el espacio evolucionara hacia un uso institucional como biblioteca y museo. Así nació una larga tradición de funciones culturales que lo marcarían durante décadas.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Una arquitectura particular

“Cuenta con un estilo neoclásico italiano que, con el paso del tiempo, fue adaptándose a nuevos usos, dejó de ser habitacional y se convirtió más adelante en el Museo de Bellas Artes y Biblioteca Americana”, explica Insfrán.
Durante más de un siglo, transitó diversas denominaciones y funciones: Museo de Bellas Artes y Biblioteca Americana Juan Silvano Godoy, Biblioteca y Archivo de la Nación, Museo Godoy, entre otros. En 1985, fue destinado a una nueva etapa como sede de la Cancillería Nacional, y más tarde, como Vicepresidencia de la República, función que mantiene hasta hoy desde el 2004.

En esa transición, el edificio fue ampliado con una estructura en altura de carácter posmoderno, que no alteró la fachada original ni la planta baja. “Desde la perspectiva externa, la edificación histórica funciona como la base de esta nueva construcción, en un contraste claro entre lo antiguo y lo moderno”, señala Insfrán.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

El edificio conserva elementos neoclásicos como almohadillados, columnas y pilastras jónicas con reminiscencias corintias, detalles que revelan una filiación estética común entre las construcciones de élite del Paraguay posterior a la Guerra Grande. La tipología en ochava es una rareza que resalta aún más su valor patrimonial.

La esquina llama la atención por un balcón saliente, decorado con barandas y detalles ornamentales, que permite una vista directa desde el interior hacia la calle. En las fachadas destacan elementos decorativos como muros con relieve, almohadillados, columnas y pilastras de estilo clásico, que combinan influencias jónicas y corintias.

“Lo particular es el balcón saliente de la ochava, como conexión entre el interior íntimo y el espacio urbano. En esa área estaban ubicados originalmente los dormitorios”, cuenta la arquitecta.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Memoria rescatada

Con la actual gestión de la Vicepresidencia, varias piezas fueron redescubiertas y puestas en valor. Bustos históricos, antes almacenados, se restauraron, iluminaron y ubicaron en los nichos originales del interior gracias a una iniciativa de la administración del vicepresidente Pedro Alliana. Estas figuras representan al mariscal José Félix Estigarribia, el general José Eduvigis Díaz, el general Fulgencio Yegros, el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia y el capitán Pedro Juan Caballero.

En el interior se conservan detalles originales muy representativos: pisos de parqué, superficies de mármol y escaleras con barandas decorativas. La fachada mantiene vitrales de colores y cerámicas que reflejan el estilo refinado de la época. El gran vitral central con motivos patrios luce impecable y también fue recientemente restaurado. Gracias a estos trabajos el lugar fue pintado, y se incorporó iluminación led que resalta sus detalles patrióticos y le devuelve su presencia neoclásica al entorno urbano.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Por su parte, la colección de arte reunida por Godoy, que dio sentido a los años culturales del edificio, hoy pertenece a la Secretaría Nacional de Cultura y puede visitarse en el Museo de Bellas Artes. Pese a las transformaciones que ha sufrido, el Palacete De Vargas sigue siendo, como define Insfrán, una pieza “fundacional” en la construcción del imaginario urbano de Asunción. Su coexistencia con una estructura moderna es también un símbolo del Paraguay actual: un país que carga historia pero que se proyecta al futuro. La obra, de principios de siglo, permanece como una de las pocas de su tipo. Resguardar su integridad es resguardar nuestra memoria arquitectónica.

De Suecia a Paraguay

Carl Gustav Rehnfeldt fue un arquitecto y constructor sueco que migró a Paraguay en 1885. Su llegada coincidió con una etapa de reconstrucción tras la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), y su trabajo dejó una huella significativa en el paisaje capitalino. Su impronta perdura en las estructuras que diseñó, que contribuyeron a la identidad arquitectónica de la ciudad y son testimonio del aporte de la comunidad europea al desarrollo urbano nacional en el siglo XIX.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

Rehnfeldt es reconocido por diseñar y construir varios edificios emblemáticos en la capital, muchos de ellos de estilo neoclásico y gran influencia de la arquitectura europea.

Entre sus obras más destacadas se encuentran:

  • Palacete De Vargas: este edificio de estilo neoclásico se erige como una de las joyas arquitectónicas del centro histórico de Asunción.
  • Palacio Patri: erigido en 1885 para el inmigrante italiano Luiggi Patri, presenta un estilo italianizante con detalles barrocos y actualmente alberga al Correo Paraguayo.
  • Palacete Heyn: construido en 1889, este edificio se encuentra en la intersección de las calles Palma y Montevideo en Asunción.
  • Sede del Ministerio del Interior: otra de las obras proyectadas por Rehnfeldt, forma parte del patrimonio arquitectónico del centro histórico de la ciudad.

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