Arte

Tesoros, memoria y arte

El universo de Ángel Yegros

Pintor, escultor y miembro fundador del colectivo artístico Los Novísimos, Ángel Yegros es una de las figuras fundamentales del arte paraguayo contemporáneo. En esta nota, el artista nos invita a un recorrido por su historia, marcada por la presencia intrínseca de la familia, su fascinación por la ancestralidad indígena y una filosofía que ve el potencial en lo descartado.

Por Nadia Gómez. Producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos.

El día de la inauguración de Question Mark, su más reciente exposición en K Arte y Naturaleza, Ángel recibió a amigos, familia, académicos y amantes del arte, que contemplaron las 70 obras de la muestra, 70 piezas en distintos formatos, entre pintura, escultura y poesía. El artista recibió a los asistentes con una sonrisa, siempre accesible y amigable; vistió una de sus esculturas en metal como collar, algo que lo caracteriza muchísimo: su estilo disruptivo y alegre.

Nos sentamos a conversar en ese lugar que alberga la constelación de sus obras recientes, entre pinturas con relatos y poesías que hablan desde un lugar sincero y atrapante. Hablar con Ángel se siente así también: un diálogo desde el sentir, desde el humor, desde la sensibilidad que se filtra en cada relato, cada memoria compartida. Su trayectoria inició hace más de seis décadas, y si bien es un artista multitalentoso y renombrado que no necesita introducción o presentación, en conversación con él nos acercamos a aspectos que lo formaron no solo como creador, sino como persona.

De niño pintaba con las manos, con los dedos; lo hacía con sus compañeros de kínder, a los 5 años de edad. Así tuvo esta aproximación a la expresión artística desde la intuición, lo lúdico y sensorial. Cuenta que esa experiencia lo entusiasmó, y sabemos que eso no quedó ahí. Apareció una figura clave: su tía Betty Arbo. Ella era hija de paraguayos, pero vivía en Buenos Aires y era pintora. “Comenzó a enseñarnos [pintura] a Lucy [Yegros] y a mí. De ahí fue que ambos salimos artistas”, recuerda.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Betty también compartió con Ángel algo que se convirtió en una gran pasión: la lectura. “Ella quería que yo aprendiera a leer. Recuerdo que me hablaba de Oliver Twist, de Charles Dickens, pero resulta que en vez de eso me mandó un libro de Oliver Cromwell, que fue un político y militar inglés”, cuenta riendo. Esto inició un vínculo entrañable para Yegros con la lectura y la imaginación, alimentadas en ese entonces por todo lo que le compartía su tía. A esa edad, uno de los libros que más lo marcaron fue Azabache, una historia sobre un caballo negro.

Su entorno familiar es clave en su quehacer artístico y su cotidianeidad. Su hermana Lucy es una reconocida artista visual; su esposa, Adriana Almada, es crítica de arte, curadora, poeta y escritora; sus hijos también se mueven en universos creativos. Tera, por ejemplo, con quien Ángel expuso de manera conjunta en 2023, tiene ya una trayectoria importante en el rubro del diseño industrial en Valencia, España.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Un destino inevitable

Cuando aún estaba en el colegio, un compañero y amigo le propuso hacer una exposición juntos: su nombre era William Riquelme, artista visual y uno de los fundadores del colectivo Los Novísimos, junto con él, Enrique Careaga y José Antonio Pratt Mayans. Antes de iniciar su formación en la universidad, Ángel ya estaba iniciando la que sería una fructífera y disruptiva trayectoria como artista.

En ese ir y venir se formó como lector, poeta y dibujante. Fue parte del grupo Asedio, espacio literario del colegio Goethe, donde coincidió con grandes nombres de la escena artística e intelectual paraguaya. «Hacíamos reuniones con Olga Blinder, Josefina Plá. Yo me fui formando ahí», cuenta.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Ese cruce de caminos culminó en una de las experiencias más decisivas de su vida: Los Novísimos. El grupo de artistas irrumpió en la escena local de los 60 con su propuesta crítica y experimental. Participaron en la Bienal de Córdoba y otras muestras clave de la región, marcaron una ruptura con las tradiciones académicas, e introdujeron lenguajes como el pop art, la nueva figuración y el action painting en Paraguay.

En ese momento empezó a experimentar con la escultura como forma de expresión artística tridimensional. Tenía 16 años cuando encontró ciertas piedras en su casa. Una de ellas era pequeña y comenzó a tallarla. Luego de eso, con Los Novísimos en la Bienal de Córdoba, tuvo acceso a las clases de una facultad de artes donde aprendió formalmente la técnica. Yegros tenía 20 años aproximadamente.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Antes de empezar la carrera que había elegido, Arquitectura, su abuela insistió en que estudiara Derecho. Y así lo hizo, por un lapso muy breve. Cuenta que, luego de ingresar, asistió al primer día de clases y no volvió. Una sonrisa se esboza en su semblante mientras comparte sobre su huida del mundo de las leyes.
Fue a La Plata para estudiar Arquitectura, carrera que lo apasionó, hasta que tuvo que volver porque la casa de estudios cerró por cuestiones represivas. “Me encantaba la facultad. Afuera no se podía hablar de comunismo ni temas similares, porque Stroessner nos perseguía. Conste que nunca me metí en política”, agrega.

Desde entonces su obra tiene un fuerte énfasis en el uso de materiales reciclados. Lo que otros descartan, él transforma en tesoro. «Un amigo joyero me decía: ‘Angel, your treasures'», cuenta con una sonrisa. Así fue que trabajó y trabaja con metales, vidrios, chapas, restos de carteles publicitarios y más, para crear una poética de la ruina que rehúsa la obviedad y busca el sentido en los márgenes.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Su inspiración para trabajar con materiales reciclados viene de la época con Los Novísimos, cuando empezaba su producción pero no tenía presupuesto. “Yo pintaba pero me faltaba plata, era un pendejo de 20 años. El papá de William tenía un negocio de publicidad, hacían carteles y cosas así. Entonces agarraba los carteles cuando los tiraban, y usaba las planchas y láminas. Hice muchas obras así. Dos de esas siguen acá, una está en la colección Mendonca y la otra en el Museo del Barro”, comenta.

A partir de ahí fue un viaje de ida para Ángel con los materiales reciclados: lo que encontraba en su camino lo transformaba, forjaba otras posibilidades, otras formas de ser desde la alquimia. Cuenta, pero siempre con una risa cómplice, que incluso se burlaban de él por trabajar con esos materiales. No era nada usual en ese entonces, lo que lo convirtió en un pionero en muchos sentidos.

Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento digital: Beto Sanabria Britos. Locación: K Arte y Naturaleza.

Su taller es el universo donde forja piezas de gran formato, como Curuguaty, una obra hecha con fragmentos de armas, que consiguió de regalo de la Dirección de Material Bélico (Dimabel); o Ave, inspirada en su tío, que falleció en un accidente aéreo. “Eso se me quedó. Hice una escultura que es como un pájaro, así”, y señala con las manos el tamaño de la creación. Muchas piezas suyas recorrieron el mundo, desde México y Estados Unidos hasta Europa.

Question Mark significa su retorno a la pintura, motivado en parte por cuestiones de salud. Con el impulso de Tera, su hijo, volvió a los colores y a la bidimensión. La exposición fue producida en menos de un año y reúne más de 70 obras. Muchas dialogan con influencias como la de Basquiat, a quien Yegros homenajea abiertamente en esta muestra. Sin embargo, un dato curioso es que ya en los años 60, como parte de Los Novísimos, él producía piezas que dialogaban con una estética similar a la de dicho artista, sin conocerlo entonces. «Yo ni sabía que existía Basquiat cuando empecé a dibujar así», rememora.

Pero si hay algo que sostiene la obra y la vida de Ángel Yegros es su conexión con la memoria y las raíces. Su interés por la genealogía y la realidad indígena paraguaya lo llevaron a descubrir que en su historia familiar no solo está la conexión con una figura fundacional del país, como Fulgencio Yegros, sino que también tiene antepasados nativos, como el cacique guaraní Mokirase. “Me siento más orgulloso de eso que de ser descendiente de Fulgencio Yegros, por ejemplo”. Un gesto político que permea también en los nombres de sus hijos: Mokirase, Tabaré, Tera y Arapy.

A sus más de 80 años, Ángel sigue preguntándose, creando. Y en ese signo de interrogación que titula su última muestra cabe todo: el asombro, la duda y la resistencia.

La muestra está disponible en K Arte y Naturaleza (Santa Rosa 586 casi avda. España) hasta el 5 de junio y puede visitarse todos los días de la semana, de 10.00 a 18.00.

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