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Salud financiera

El impacto económico de la maternidad

Mientras se glorifica la maternidad, los desafíos a los que se enfrenta la persona gestante son inmensos, fisiológica, psicológica y financieramente. En esta nota exploramos los costos desde el principio del embarazo hasta los primeros días del bebé a través de las palabras de Marcela Achinelli, docente e investigadora de la UNA, y el testimonio de una joven, que nos cuenta cómo transitó esta etapa hasta el nacimiento.

Por Evelin Benegas. Retrato de entrevistada: Fernando Franceschelli.

Las nuevas generaciones se están volviendo adultos que eligen una vida sin hijos.

Las razones son muy diversas y podrían ser objeto de investigaciones sociológicas, pero en un sondeo rápido, encontramos respuestas como las siguientes: “Vivimos en un mundo en donde el costo de vida no se condice con el ingreso promedio, entonces no estamos económicamente preparados para traer un hijo al mundo”. Asimismo, algunas personas están convencidas de no dejar descendencia, en absoluto: “No tendría hijos por el elevado costo de vida, y no cuento con las condiciones económicas ni sociales para brindar lo mínimo”. Otras manifiestan que sí les gustaría, pero encuentran un gran muro: “Creo que el principal factor es el económico. Me re gustaría ser madre, pero primero me parece fundamental solucionar mis condiciones materiales”.

La mayoría de las respuestas que recibimos en este sondeo coinciden en que el alto costo de mapaternar tiene un gran impacto a la hora de decidir.

Alma Jazmín Domínguez fue a consultar al hospital por un intenso dolor de cadera. “Allí mismo me practicaron un análisis de sangre, que salió positivo. Lloré, me vinieron mil dudas. Pensé: ‘¿Será que voy a poder con esto? ¿Le voy a tener bien?’”, recuerda la joven madre de solo 21 años.

¿Es tan alto el costo de la maternidad? ¿Alcanza con un salario mínimo? Para Marcela Achinelli, economista, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), lo que realmente marca la diferencia es desempeñarse en el ámbito formal; es decir, el acceso a un salario digno y seguridad social. “Si se cuenta con permiso de maternidad remunerado, así como un lugar de trabajo con sala de lactancia, es probable que el niño tenga una alimentación de calidad, lo que repercute en un aumento de inmunidad y disminución de las posibilidades de contraer enfermedades. Si estas condiciones se cumplen y no hay otras patologías más complicadas, [y si en la casa] los recursos vienen de al menos dos adultos, se podría decir que el dinero alcanza, pero no sobra. A medida que la familia transite diferentes dificultades o reciba menos ingresos, difícilmente el salario mínimo será suficiente”, explica.

Con ayuda de la docente investigadora, que se destaca en las áreas de economía social, economía y género, realizamos un cálculo promedio de los gastos que se dan desde la gestación hasta los primeros días de vida del bebé.

Alma Jazmín Domínguez compartió su testimonio con Pausa.

Los números

Las pruebas de embarazo en las principales farmacias cuestan entre G. 15.000 y G. 30.000. Para tener certeza absoluta, hay que hacerse un análisis de sangre, que en los laboratorios privados cuesta entre G. 60.000 y G. 120.000.

En los centros de salud y hospitales regionales se puede acceder a las consultas por agendamiento vía telefónica, pero antes de la pandemia las personas iban desde las 3.00 o 4.00 de la mañana para sacar turno y, por la concurrencia, algunas no lograban concretarla. Desde ginecología se emite una orden para laboratorio, una lista muy extensa pero importantísima para detectar enfermedades tratables en el primer trimestre. En los establecimientos públicos no tienen reactivos ni equipamientos para todos los estudios; entonces, necesariamente, la gestante debe recurrir a la oferta privada. En promedio, el costo total de los análisis ronda los G. 2.500.000.

Durante este periodo es también muy importante la salud bucal, ya que las caries podrían ser un factor de riesgo para el bebé, pues es posible que desencadenen una endocarditis. La mayoría de los centros y hospitales regionales cuentan con la especialidad de odontología—si se consigue un turno— y en los privados ofrecen asesoramiento prenatal con un costo de G. 250.000. Según la necesidad y complejidad del tratamiento, los precios varían desde una limpieza o profilaxis bucal (G. 300.000) hasta la inactivación de caries por cuadrantes (G. 200.000).

Seguimos con las vitaminas, el calcio y el ácido fólico. El costo mensual de estos medicamentos puede alcanzar los G. 200.000, ya que se deben consumir diariamente. Durante 2021 y 2022 hubo un déficit total en los hospitales públicos, pues el Ministerio de Salud no proveía. En este 2023 lentamente se van poniendo al día.

Las gestantes deben hacerse al menos una ecografía cada trimestre; la demanda es alta y en las clínicas privadas cuestan entre G. 80.000 y G. 150.000; también depende de la complejidad, pues algunos ofrecen hasta imágenes en 3D y videos del bebé.

En el día del parto hay que estar bien preparados. Si bien el Estado no cobra acceso al quirófano, la paciente debe comprar guantes, hilos, analgésicos y pañales. En el caso más optimista se desembolsa alrededor de G. 1.000.000, sin contar con gasto el de acompañantes. Si, en cambio, la paciente opta por hospitales privados, los precios oscilan entre 6 y 15 millones de guaraníes, pues eso implica una internación de uno a tres días. Y, por supuesto, los costos varían de acuerdo con el tipo de parto de la mujer, si cuenta o no con un plan de maternidad, su seguro, etcétera.

En los primeros meses de vida, si las familias optan por el servicio público para las consultas y vacunas, se incurre solamente en costos de traslado. En cambio, si optan por el servicio privado, las consultas pediátricas oscilan entre G. 100.000 y G. 300.000, y la aplicación de vacunas cuesta G. 250.000 aproximadamente. En cuanto a la nutrición, si no se desarrolla la lactancia por algún motivo, los costos de la fórmula maternizada son altos: la oferta va desde G. 45.000 por 400 g de leche en polvo de cero a seis meses. Según la demanda del bebé, podría representar un costo mensual de G. 700.000. Los pañales desechables siguen siendo la opción más demandada: el precio va desde G. 200.000 hasta G. 350.000 mensuales.

Una complicación puede resultar en gasto catastrófico para la familia

Alma era cajera de un supermercado cuando se enteró de que estaba esperando; cursaba un embarazo de riesgo, por lo que tuvo que optar por el trabajo independiente para asegurarse de reposar lo suficiente. “Mi gestación fue muy difícil. Empecé a los cuatro meses, tuve un riesgo de aborto, debía hacer reposo absoluto. Llegué a los siete meses y me saltó [que tenía] piedra en la vesícula. Era muy doloroso y prácticamente vivíamos en el hospital”, relata y agrega: “Gastamos muchísimo porque casi todos los días iba y allí se compraba todo, hasta algodón. Cuando nos internamos por la piedra volvimos a gastar un montón en medicamentos, estudios, hasta jeringas”.

A las 34 semanas de gestación sintió tanto dolor por la piedra en la vesícula que no podía respirar y no sentía a su bebé. “Yo sabía que algo andaba mal y no me escucharon, hasta decían que estaba fingiendo”, recuerda. La cirugía fue de urgencia, el niño nació muerto y lo reanimaron por más de 15 minutos con resultado exitoso: Eithan Emanuel quería vivir. “Para la cesárea tuvimos que comprar muchas cosas, pues fue a terapia por 15 días. En ese momento pedían estudio tras estudio, y los más baratos costaban G. 500.000. Después del alta tuve que volver, pues antes de la cirugía hice colestasis con pancreatitis. Me practicaron una laparoscopica y pagamos los estudios, medicamentos, algunos insumos. Si hago un cálculo rápido, diría que gastamos un total de G. 8.000.000 desde el día del parto”, detalla.

Eithan Emanuel está creciendo fuerte y sano bajo el cuidado de sus padres, pero para la familia de Alma fue muy duro enfrentarse a todas las dificultades; el gasto de bolsillo fue mucho más de lo que esperaban. En varios casos estas situaciones hacen que las familias tengan que elegir entre atender su salud y satisfacer las necesidades básicas, lo que puede llevar a un efecto negativo en el bienestar financiero de los hogares, ya que los ahorros se reducen y las deudas se acumulan.

Una investigación realizada por el Programa de Especialización en Salud Pública de la Universidad Nacional afirma que los arreglos del sistema nacional sanitario en su mayoría no protegen a las embarazadas contra el gasto de bolsillo excesivo y catastrófico ante el parto, a pesar de la vigencia de leyes de acceso gratuito a este servicio.

El lucro cesante

Como explica Marcela, nuestra legislación contempla lo que corresponde al flujo de ingresos en el periodo de maternidad para las trabajadoras dependientes. Sin embargo, hay un bache para las que se desempeñan como cuentapropistas. En febrero de este año, el INE señaló que 36,8 % de las mujeres son jefas de hogar, pero en su gran mayoría tienen empleos informales, como Alma, que ahora trabaja de forma independiente para estar más cerca de Eithan. “Esta es una estrategia históricamente utilizada para conciliar el mundo laboral y familiar, puesto que no contamos con políticas públicas presentes, como un sistema de cuidados”, refiere Achinelli.

¿Se puede hablar de que el costo excesivo de la maternidad empobrece a las familias? Marcela Achinelli cree que el empobrecimiento más bien se asocia con las oportunidades con que cuentan las familias, el capital humano: “Desde mi óptica, el problema no es tener hijos/as, sino más bien, qué mecanismos hay para seguir acumulando capital humano y así acceder a mejores oportunidades y mejores empleos”.

Invertir en capital humano

Según asegura, los costos de la maternidad, de acuerdo con nuestra legislación, son acompañados por las empresas e instituciones a través de la seguridad social. Este acompañamiento debe ser visto como una inversión en capital humano, por eso insiste en que “mientras veamos al crecimiento como compartimento estanco (por sectores) y no a nivel de economía de un país, siempre estaremos realizando esfuerzos cuando ya tiene menor o escaso efecto la política pública. La clave está en el inicio de la vida, para lograr mayor productividad a largo plazo”.

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