Nota de tapa

Las mal queridas

Vernos a través de la comedia

Cinco mujeres, una historia entrelazada y un guión sin pausas. Esta propuesta teatral, escrita y dirigida por Hugo Luis Robles, combina comedia y drama para mostrar la complejidad de los vínculos femeninos y los destellos de drama que la vida cotidiana nos ofrece.

Por Leticia Ferro Cartes. Dirección de arte y producción: Sandra Flecha. Dirección de producción: Camila Riveros. Asistente de producción: Anabel Artaza. Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

En toda familia hay secretos, rencores y afectos que conviven bajo el mismo techo. El teatro tiene la capacidad única de revelar aspectos que, muchas veces, se ocultan bajo la superficie de la cotidianeidad (y los filtros): los deseos, los resentimientos, las alegrías y los miedos que conforman la complejidad de los vínculos humanos.

La comedia teatral Las mal queridas, escrita y dirigida por Hugo Luis Robles y producida por R al Revés y El Ansia Teatro, abre la puerta al universo íntimo de una familia, con humor, sensibilidad y sin miedo a decir lo que muchas veces se calla. La obra propone un viaje emocional que nos convoca a reconocernos en sus personajes: mujeres que, entre risas, revelaciones y confesiones, ponen en escena las complejidades de la vida.

Con un elenco encabezado por Margarita Irún, Bibi Landó, Lorena Azucas, Rossana Bellassai y Jazmín Romero, la pieza propone situaciones en las cuales lo cotidiano trasciende y los conflictos se entrelazan. La obra nos muestra situaciones que suceden en la vida real a través de conversaciones que suelen quedarse en el ámbito privado, pero que, al exponerse al público, revelan su fuerza colectiva y su capacidad de hacer reír, incomodar y conmover al mismo tiempo. Pausa conversó con el reparto en un efervescente intercambio, marcado por un entusiasmo que nos dejó ver la desbordante química entre estas actrices.

Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Emociones contenidas

Las mal queridas gira en torno a un grupo de mujeres que, a través de situaciones cotidianas cargadas de tensión y humor, desnudan sus contradicciones, miedos y deseos. Es la historia de cinco familiares cuyas vidas están unidas por secretos, resentimientos y decisiones.

La más sabia de ellas, la tía Marité, reúne preocupada a sus cinco sobrinas en un encuentro donde distintas situaciones salen a relucir, en un sinfín de complicaciones, giros y mucho drama. Lo que en apariencia puede parecer un juego de comedia, pronto revela capas de complejidad que interpelan sobre la forma en que se construyen y destruyen las relaciones, cómo el pasado influye en el presente y de qué manera los vínculos marcan nuestras experiencias (y a nuestros afectos).

Margarita Irún, una de las actrices más emblemáticas del teatro nacional, encarna a Marité. Ella define con claridad la tensión que atraviesa la obra: “Cuando hago teatro me encanta jugar con la comedia, sobre todo porque Hugo me lleva después al drama. Disfruto esa simbiosis que él maneja, que luego me traslada a la tragedia. Me encanta eso”. Sus palabras reflejan cómo la dirección de Robles no solo propone escenas, sino que guía a las actrices en un recorrido emocional que exige estar presente en cada matiz: desde el gesto más mínimo hasta la explosión de una emoción contenida.

Bibi Landó. Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Por su lado, Jazmín Romero, reconocida actriz y productora, conoce el estilo del dramaturgo porque anteriormente ya se desempeñó bajo su dirección. Destaca su capacidad de seguir sorprendiendo y el desafío que significó interpretar los personajes: “Ya había trabajado con él y me asombró mucho el libreto. Pensé: ‘¿Otra vez me volvió a impactar? Es difícil hacer eso todo el tiempo… ¿Cómo mantiene esa capacidad? Es un guión muy picado”.

Jazmín describe que tener a cinco personajes haciendo un ping-pong en escena, prácticamente todo el tiempo, fue un gran desafío. “Hubo momentos cuando hicimos la lectura del guión, todas juntas por primera vez, en que nos quedamos sin palabras. Miramos a Hugo y le preguntamos: ‘¿Qué hiciste?’. Nosotras mismas estábamos sorprendidas con la curva que toman los personajes, fue genial”, recuerda.

Las actrices coinciden en que el texto logra que cada escena tenga una carga emocional genuina, sin perder la comicidad. Según ellas, ese es un equilibrio muy delicado que el director y escritor maneja con maestría. Rossana Bellassai, otra figura destacada del medio actoral, además de actuar, también es coproductora de la obra.

Rossana recuerda la trayectoria del proyecto: “Hace muchísimo tenía el libreto, la íbamos a hacer en 2017, pero no salieron las cosas… nos llenamos de trabajo, por suerte (risas). Y quedó encajonada, hasta que Hugo me preguntó: ‘¿Qué te parece si volvemos a Las mal queridas?’”. La actriz dijo que sí y Robles empezó a realizar modificaciones a la obra: “Fue genial cómo quedó con los cambios. Esos retoques fueron fabulosos”. Para la intérprete, un componente crucial es cómo al concebir el guión se imagina también a cada actriz en su papel: “Él tiene esa capacidad de imaginar a la intérprete precisa para cada papel, y eso potencia muchísimo la obra”.

Jazmín Romero Lévera. Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Un compañerismo simbiótico

El montaje exigió a las actrices mantener la complejidad de los diálogos continuos de los cinco personajes y la interacción constante en escena, un desafío que implicó concentración, cuidado mutuo y una sensibilidad particular hacia los tiempos y movimientos de cada compañera. “Para mí, la obra es muy picada, hay mucho diálogo, entonces tenemos que estar concentradas siempre, cuidar a la compañera. Nosotras trabajamos muy bien en conjunto. Está esta cuestión de compañerismo, queremos ayudarnos entre todas porque tiene que salir bien, y eso se refleja en esa energía que tenemos”, revela Rossana.

Por su lado, Jazmín destaca el trabajo en simbiosis actoral del equipo. “El desafío para mí es que brillemos juntas todo el tiempo y mantener el equilibrio en el escenario en nuestras posiciones, porque estábamos todas en escena, debíamos mantener la atención a las compañeras ante cualquier cosa que pasara”, subraya.

Bibi Landó lleva años destacándose por su trabajo en los medios de comunicación. Debuta en este rubro con la obra y sintetiza esta experiencia como una sorpresa y un aprendizaje intenso. “Lo que primero me asombró fue que me llamaran [risas], porque yo nunca hice teatro. Acepté sin leer el libreto. Amo el teatro, asisto a todas las puestas. El trabajo de Hugo siempre me gustó. Entonces, cuando Rossana me dijo que la obra hablaba de cinco mujeres de una familia, dije que sí. Después leí el guión y me sentí como una niña con un juguete nuevo. Me encantó”, sostiene.

Rossana Bellassai. Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

“En el proceso me sentí como una hormiguita entre gente tan talentosa. Me apoyaron muchísimo. El público no me pone nerviosa; al contrario, me da energía. Lo desafiante fue que la gente me crea en escena”, agrega Bibi.

El respeto a la estructura del guión también es clave. Margarita explica: “Soy la que pone más cositas (risas), pero la obra no te da demasiado margen porque hay un cordón narrativo que llega hasta el final. Si empezamos a meter mucha improvisación en el camino, se pierde la dramaturgia”. Jazmín coincide: “Yo creo que como actrices o actores, siempre debemos poner de nosotros mismos parte de nuestra vida en el personaje. Vamos ajustando ciertas tuercas: un poco más de temperamento o de emotividad, dependiendo de lo que en las circunstancias el rol necesite”.

Enfrentando dilemas familiares

Cada personaje de Las mal queridas tiene su propia voz y complejidad. Bibi interpreta a Caro, “una mujer divorciada, que tiene hijos grandes que no viven con ella. Es muy sensible, lleva todo por dentro, especialmente dolor, y quiere aparentar que está todo bien. Cuando llega la tía (Marité, interpretada por Margarita Irún) y les dice a sus sobrinas que tienen que vivir, Caro se da cuenta de que nunca lo hizo y cree que ya no le queda tiempo. A partir de ahí surge una cantidad de cosas maravillosas que harán que el público se identifique con los personajes”.

Jazmín hace de Ceci, a quien describe como una persona muy seria, muy dramática: “A ella le robaron el novio… bueno, él decide irse, no es que te lo roben. Pero ella se siente así: robada. Tiene un gran dolor que está decidida a sacar a toda costa”. Para la intérprete su trabajo implica necesariamente que hay que vivir el dolor dentro de la comedia, y aunque el público ría, el sufrimiento está presente en ellas como actrices.

Margarita Irún. Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Rossana define su rol como una manipuladora narcisista, pero no necesariamente mala: “Ale se alimenta de la energía de los demás y no se da cuenta del daño que provoca. Me puse en el lugar de mi personaje, analicé cómo siente el dolor del otro, y eso se ve en la obra”.

En tanto, Margarita describe la función de la tía y cómo conecta con las demás: “Mi personaje tiene un velo que esconde otras cosas. Esta obra va develando lo que ella maneja, porque vive la vida como quiso siempre, pero al mismo tiempo sufre por sus sobrinas. Es un papel hermoso, entra como un vendaval, impone su personalidad y aconseja a las otras que realmente se permitan vivir”.

La frontera entre el drama y la comedia

El humor de la obra escarba en el sentir de sus personajes, más allá de la apariencia. La comedia convive constantemente con la tensión dramática al reflejar situaciones que podrían ocurrir en la vida real. Las actrices coinciden, y aseguran entre risas que “hay mucho drama, en todo momento, todo el tiempo”. De acuerdo con la mirada de Rossana, hay conflictos que presentan desde traiciones hasta rencillas internas y cizañas. Jazmín puntualiza que el guión se expresa bastante sobre la deslealtad: “La obra gira en torno a eso, pero siempre con una mirada de comedia”. Y para Bibi, este show hará pensar bastante a los espectadores que vayan a verlo.

Uno de los puntos fuertes del trabajo de Hugo Robles es su representación de la vida femenina sin filtros, con autenticidad y sin estereotipos. “Sabe cómo actuamos las mujeres, ¡es impresionante! Especialmente la manera en la que nos juntamos y hablamos de los demás”, detalla Rossana, y Margarita completa: “En ese sentido se parece mucho a Lorca, que conocía esas emociones de manera increíble”.

Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Para las actrices, esta pieza no es una crítica a las mujeres, porque presenta situaciones que cualquiera de ellas (o hermanas o amigas) pudo haber vivido; plantea reflexiones sobre lo que una hace, sus decisiones y la relación femenina con los mandatos sociales.

Cada personaje refleja diferentes experiencias y emociones que el público puede reconocer y sentir cercanas. Margarita subraya: “Pienso en Marité y me pregunto qué hubiera sido de mí si me hubiese entregado a la desazón y tristeza cuando mi marido falleció”. En la misma situación que vive su personaje, ella decidió volcarse a su trabajo y enfatiza que hoy las mujeres tienen otra forma de ver las cosas, se permiten vivir. Bibi añade: “Todavía hay gente bajo el yugo del contexto social”.

La obra es una celebración de la fuerza, la complejidad y la vulnerabilidad femenina. A través del humor, confirma que el teatro tiene la capacidad de generar un diálogo profundo con el público y ofrecer historias que no solo entretienen, sino que enseñan a examinar nuestros  vínculos con los demás y nosotros mismos. Ciertamente, la suma de un reparto comprometido (y heterogéneo en experiencias y perfiles), personajes complejos y una dirección que entiende cómo balancear la comedia con la emoción hace que lo vivido por estas mujeres se refleje con autenticidad y humanidad.

Lo particular de Las mal queridas radica en su capacidad de mostrar cómo las experiencias individuales se entrelazan; cómo los secretos y los miedos afectan a sus personajes y a esta familia enfrentada. La obra invita a reconocer que la vida se escapa en pequeños momentos y que la posibilidad de existir plenamente depende de la conciencia y la acción de cada uno, más allá del rencor, el dolor y las traiciones.

Fotografía: Laura Ortiz. Tratamiento de imagen: Laura Ortiz y Beto Sanabria Britos.

Margarita destaca una frase que sintetiza la experiencia que propone la puesta: “Como le dice Marité a sus sobrinas: ‘No hay tiempo, chicas. La vida es un soplido’”.

¿Dónde y cuándo?

Escrita y dirigida por Hugo Luis Robles.
Producida por R al Revés y El Ansia Teatro.
Protagonizada por Margarita Irún, Bibi Landó, Lorena Azucas, Rossana Bellassai y Jazmín Romero.
Funciones: viernes y sábados a las 21.00 y los domingos a las 20.00.
Lugar: Arlequín Teatro (Antequera 1061 casi República de Colombia).
Entradas disponibles en Tuti (tuti.com.py).

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