La fortaleza está en prevenir
Por décadas, el cáncer de próstata se desarrolló en un silencio doble: el de su naturaleza asintomática inicial y el de los tabúes culturales que muchas veces impiden a los hombres paraguayos hablar de su salud. Hoy, ese panorama experimenta una transformación profunda, y sobre ese tema conversamos con el Dr. Samuel Méndez, médico especialista en urología.
El cáncer se consolida en el país como la segunda causa de muerte por enfermedades no transmisibles y, al mismo tiempo, el principal motivo de deceso prematuro en personas menores de 70 años, según el Ministerio de Salud Pública. Las estadísticas reflejan un impacto particularmente significativo en la población masculina: de un total de 18.708 defunciones por diversas razones, 14,6 % correspondieron a este mal. Entre los tipos que más afectan a los hombres, tres destacan por su frecuencia: el de pulmón lidera con 18,9% de casos, seguido por el de próstata (16,9 %) y el colorrectal (8,9 %).
Un enemigo silencioso
Los datos mencionados anteriormente muestran como el cáncer de próstata se consolidó como una de las neoplasias más comunes entre los hombres en Paraguay. Su principal característica, y su mayor peligro, radica en su sigiloso avance. En sus etapas iniciales, generalmente no presenta síntomas, lo que significa que muchos diagnósticos ocurren en fases avanzadas, lo que complica el tratamiento y empeora el pronóstico.
Esta realidad convirtió a la detección precoz en la estrategia más efectiva, un cambio de paradigma que prioriza la búsqueda activa de la enfermedad antes de que se manifieste, de manera a acceder a tratamientos menos invasivos y con tasas de éxito significativamente mayores.
La clave de esta detección anticipada siempre residió en dos pilares: el antígeno prostático específico (PSA), que es un simple análisis de sangre, y la consulta con un especialista en urología. Sin embargo, durante años, estos pasos se toparon con una barrera mucho más difícil de derribar que la biológica: la cultural.

Chau, mitos
Tradicionalmente, ciertos constructos de la masculinidad asociaron el cuidado de la salud con la debilidad o la vulnerabilidad. La figura del hombre proveedor, fuerte e invencible chocó de frente con la prevención, que requiere reconocer la propia susceptibilidad. Desarmar estos prejuicios fue la primera gran batalla.
Para el Dr. Samuel Méndez, urólogo, el enfoque debía cambiar radicalmente. “La creencia de que el hombre que va al médico es menos masculino es errónea; al contrario, el que consulta a tiempo, que busca estar con una salud óptima, es un hombre responsable y seguro de sí mismo”, afirmó el especialista, “desear una vida saludable que permita disfrutar de la vida rodeado de sus seres queridos es un acto de empoderamiento que pasa por el compromiso de realizar los chequeos oportunos”.
Este nuevo discurso, que enmarca el autocuidado como un acto de responsabilidad y fortaleza, buscó reemplazar el viejo paradigma del miedo y la negación. La comunicación se volvió fundamental para construir una nueva cultura del riesgo, una que le hablara a la población de lo invisible y lo potencial, en lugar de solo de lo tangible y lo urgente. “Felizmente hay un cambio en la mentalidad”, observó el Dr. Méndez. “Los pacientes de a poco van comprendiendo que ciertas enfermedades, como el cáncer de próstata, son silenciosas y peligrosas porque dan una sensación falsa de seguridad al no presentar síntomas en fases iniciales”, detalla.
Preservación de la calidad de vida
Si la comunicación evolucionó, la tecnología vivió una auténtica revolución que cambió por completo el pronóstico y la experiencia del paciente. Hace no mucho, nos comenta el profesional de la medicina, los tratamientos disponibles conllevaban un alto riesgo de secuelas significativas, como incontinencia urinaria y disfunción eréctil, lo que llevaba a muchos hombres a optar por no tratarse.
Ese panorama es hoy parte del pasado. El Dr. Méndez explicó los avances con claridad: “Antiguamente los tratamientos para el cáncer de próstata dejaban varias secuelas, razón por la cual muchos preferían padecer la evolución natural de la enfermedad. Actualmente hemos avanzado tanto en conocimiento como en tecnología”.
Las técnicas mínimamente invasivas, como la cirugía laparoscópica y robótica, se impusieron como el nuevo estándar. “Estas opciones ofrecen ventajas claras frente a la intervención convencional: menor sangrado, sin tanto dolor posoperatorio, se reduce el tiempo de internación y la recuperación es más rápida”, revela.
Su mayor beneficio, quizás, es otro: “Estas técnicas permiten una mejor visualización de las estructuras anatómicas, lo que aumenta la posibilidad de preservar la función sexual y reducir la incontinencia urinaria después de la cirugía. Diagnosticado a tiempo, el tratamiento… casi no deja secuelas, aporta calidad de vida a los pacientes y preserva la virilidad en un alto porcentaje”.
Este salto tecnológico, disponible en centros especializados del país, no solo mejoró los resultados clínicos, sino que también proporcionó a los urólogos argumentos sólidos para derrotar el miedo al tratamiento. Ahora pueden ofrecer esperanza concreta de una vida normal después del cáncer.

La deuda de la accesibilidad
Pese a estos avances, un desafío crucial persiste: la equidad en el acceso. Los determinantes sociales, como vivir en el interior del país, tener escasos recursos o ser parte de comunidades históricamente vulnerabilizadas, siguen siendo barreras formidables para una detección temprana universal.
El Dr. Méndez reconoció esta deuda histórica: “Un déficit de nuestro sistema sanitario es la accesibilidad. Sabemos que la brecha aumenta en las comunidades del interior y es de valientes reconocer esa situación”. Sin embargo, se mostró optimista respecto al futuro: “Afortunadamente la construcción de hospitales en las capitales de los departamentos va a disminuir ese fenómeno, vamos a poder diagnosticar a tiempo enfermedades sensibles como el cáncer”.
El futuro es con prevención
La evolución en la prevención del cáncer de próstata en Paraguay es un camino alentador. La frase del Dr. Samuel Méndez resume este nuevo ethos: “Algo tan simple como una consulta médica y un sencillo análisis de sangre (PSA) pueden cambiar el curso de nuestro destino como hombres, como familias, como ciudadanos, como sociedad y en último término como país”. El camino recorrido demostró que la verdadera fortaleza no reside en ignorar el peligro, sino en enfrentarlo con las herramientas de la ciencia y la conciencia.
CAMPAÑA DE DIAGNÓSTICO PRECOZ: 100 CONSULTAS GRATUITAS
¿Qué incluye? Consulta con especialista en urología + análisis de PSA.
Fechas: del lunes 15 al viernes 19 y del lunes 22 al viernes 26 de setiembre.
Destinatarios: hombres desde 45 años. Desde 40 años con antecedentes familiares.
Cupos limitados. Solo 100 pacientes.
Agendamiento obligatorio: contactar al (0987) 198-523 (llamada o WhatsApp).
La actividad se realiza en el sanatorio Santa Bárbara.
Sin Comentarios