Nota de tapa

Jeremy Allen White es Bruce

Música, legado y una película que trasciende la pantalla

El actor mejor conocido por el papel del cocinero favorito de todos en The Bear llega a la gran pantalla en la piel de uno de los artistas estadounidenses más queridos y emblemáticos de su generación. Jeremy Allen White es Bruce Springsteen en Springsteen: Música de ninguna parte, exclusivamente en cines este 30 de octubre.

Entrevista e imágenes: cortesía de Filmagic Entertainment.

El actor de 34 años pasó gran parte de su vida frente a las cámaras. Desde roles menores hasta Carmie en The Bear, el papel que lo catapultó al estrellato absoluto, Jeremy Allen White lleva años trabajando y preparándose para la era dorada de su carrera. Hoy interpreta a Bruce Springsteen en la biopic que retrata el proceso de creación del álbum Nebraska, lanzado en 1982.

Dirigida por Scott Cooper a partir de su adaptación del libro Deliver Me from Nowhere de Warren Zanes, el elenco también está compuesto por Jeremy Strong como Jon Landau, el mentor y manager de Springsteen; Paul Walter Hauser como el técnico de guitarra Mike Batlan; Odessa Young como Faye; Stephen Graham como Doug, el padre de Bruce; Gaby Hoffman como Adele, la madre; y David Krumholtz como el ejecutivo de Columbia Records Al Teller.

¿Cómo te involucraste en este película y cuál fue tu reacción inicial cuando te enteraste de que los realizadores querían que interpretaras a Bruce Springsteen?
– Tuve una reunión general con Scott Cooper un par de meses antes de siquiera escuchar hablar sobre este proyecto, y yo estaba muy entusiasmado con la posibilidad de trabajar con él, pero no sabía en qué forma sería… si es que ocurría. Luego, uno de mis agentes me envió una guitarra a Chicago, donde estaba rodando The Bear, y me dijo: “Deberías probar tocar un poco y escuchar el álbum Nebraska”. Ya conocía el disco, pero no muy bien. Poco después, supe lo que se venía.

Cuando hablé por primera vez con Scott sobre interpretar a Bruce, estaba nervioso. Era emocionante, porque soy un gran fan, pero también abrumador porque hay una gran presión al hacer de una persona viva, ni hablar si se trata de alguien tan famoso y querido como él. Además, fuera de cantar en la ducha o a solas en mi auto, jamás lo había hecho realmente, y mucho menos tocaba la guitarra. Parecía demasiado. Pero luego leí el guión y descubrí el tipo de película que quería hacer Scott, centrada en una etapa muy específica de la vida de Bruce. Teníamos la oportunidad de contar esta historia, pero con la posibilidad de sacarlo, en cierto sentido: podía abordar el papel como el de un hombre en una encrucijada. Y creo que hacerlo de esa manera me dio la confianza para tomar la guitarra y emprender ese viaje musical que necesitaba.

¿Con qué te identificaste más de este capítulo específico de la vida de Bruce?
– Lo que me entusiasmaba era que sentía que estábamos corriendo el velo de una experiencia profundamente personal para todo músico, que es el viaje que implica crear un disco. No sé si se ha hecho algo así en los últimos tiempos, fuera del formato documental, que nos invite a adentrarnos tan profundamente en ese proceso, en especial de un álbum como Nebraska, que es tan personal.

Recuerdo la primera vez que me reuní con Bruce. Le hice algunas preguntas y él de inmediato se mostró abierto y franco. Una de esas era acerca de la feria del condado cuando se fue de Nueva Jersey para dirigirse a Los Ángeles pensando que tal vez eso resolvería algunos problemas que tenía. Le consulté por su ataque de pánico y me dijo que se había percibido fuera de su cuerpo en ese momento, como un espectador de su propia vida, y eso le pareció aterrador, no estar verdaderamente presente. Esa fue una sensación con la que me sentí identificado. Era un miedo y una ansiedad con los que luché todo el año previo a hacer esta película. Así que, explorar cómo se llega a experimentar algo así y, más importante aún, las decisiones que tomas después de contextualizar esa vivencia, fue algo muy importante para mí.

Cuando tomas un papel como este, te preguntas: “¿Qué tengo en común con este ícono del rock?”. Es difícil trazar esas comparaciones y encontrar por dónde entrar al papel. Y creo que, en esa conversación, se me abrió una puerta.

Aparte del entrenamiento musical, ¿cómo fue tu proceso de preparación?
– Por supuesto, me familiaricé con el libro de Warren Deliver Me from Nowhere y escuché las memorias de Bruce Born to Run para conocer lo más posible su vida. Me dediqué a ver videos, tantos como pude, de fines de los 70 y principios de los 80. Hay uno en particular, de The Old Grey Whistle Test, una entrevista que le hicieron luego de un concierto, que fue lo más cercano que encontré al periodo en el que se sitúa la película. Este me pareció interesante, ya sea porque acababa de bajar del escenario y estaba exhausto, o porque llevaba haciendo esto hacía menos de 10 años en ese momento. Pero lo sentí realmente cercano al Bruce que yo entendía.

En cuanto a los videos de conciertos, hubo una presentación de Born to Run en Tempe (Arizona) que veía todo el tiempo. También me reuní con Jimmy Iovine y pude hablar con él sobre sus comienzos y cómo se conocieron. Por supuesto, conversé con Jon Landau, el manager de Bruce. Además, me resultó muy útil contactar con su esposa, Patti, porque ella lo conoce mejor que nadie. Fue interesante conocer su perspectiva sobre esta etapa de su vida. Luego estaba el espectáculo unipersonal de él, donde habla mucho sobre la relación con su padre y su infancia. Así que gran parte de la investigación fue sobre su niñez y los años previos a 1981 y 1982.

¿Puedes contarnos cómo fue el entrenamiento musical que recibiste?
– La primera vez que me reuní con Dave Cobb, el supervisor musical, le dije que nunca había tocado la guitarra, y recuerdo la preocupación en su rostro cuando puso una en mis manos [ríe]. No lograba envolver mis dedos, y él me dijo que eso llevaba mucho tiempo. De manera que acudí a J.D. Simo, un guitarrista y músico de estudio de Nashville (Tennessee) extraordinario; y empecé a estudiar con él cuatro o cinco veces a la semana. Le conté lo emocionado que estaba por aprender a tocar, y él me dijo: “No tengo suficiente tiempo para enseñarte a ejecutar la guitarra, pero puedo enseñarte estas canciones de Bruce”. Así que empezamos por ahí.

Luego, me reuní con Eric Vitro, una verdadera leyenda que ayuda a los actores a aprender a cantar. Trabaja con muchos intérpretes, vocalistas y músicos increíbles. Recuerdo que estaba nervioso la primera vez que entré allí porque sentía que me juzgarían de inmediato, y que iba a rechazar la idea de que pudiera interpretar estas canciones, pero Eric realmente te ve como un instrumento. No se trata de si eres bueno o malo, sino de qué podemos hacer con lo que tenemos, ¿hasta dónde podemos llevarlo? Así que enseguida me sentí muy seguro con él.

Al principio me sentía tan inseguro de cantar bien, o hacerlo como Bruce, que olvidé algunas de las cosas que deberían venir naturalmente a un actor. Preguntas como: ¿Es la historia de otra persona la que estás contando? ¿Es este un personaje de la propia creación de Bruce? ¿Cuánto hay de él ahí? ¿Cuánto de ti hay ahí? Descubrí que una vez que empecé a hacer mías las canciones, sonar como él comenzó a volverse menos importante y, de hecho, hacía que la música fuera mejor, más sincera. Alguien que toque sus temas lo más honestamente posible siempre será más convincente que alguien que quiera imitar exactamente su voz.

Al inicio de la conversación mencionaste que nunca habías cantado realmente fuera de la ducha o en tu propio auto. ¿Cómo fue, de repente, pasar de eso a interpretar Born to Run y Born in the USA delante de la cámara?
– Estas canciones fueron pregrabadas y son increíblemente difíciles de interpretar, incluso en un estudio. Intentaron darme todo el tiempo posible para que entrenara con la guitarra y la voz, así que muchas de esas escenas se grabaron hacia el final del rodaje. Estuve trabajando durante el proceso de filmación con todo el tiempo libre del que dispusiera.

Con respecto a Born in the USA, es casi como gritar afinado. Ni siquiera sé si cantar es la palabra adecuada. Durante la grabación tenía estas terribles migrañas por mi forma de respirar. Creo que estaba entonando mucho desde el pecho y la garganta para intentar capturar el sonido que quería. Y recuerdo grabar estrofas y luego tener que recostarme con un enorme dolor de cabeza. Es gracioso…. Esa noche vi a Bruce —estrenaba su documental Road Diary— y me había quedado sin voz completamente. Me preguntó qué había estado haciendo y le conté que canté Born in the USA y él dijo: “Suena a que fue bastante bien” [ríe].

Estaba muy nervioso porque mi voz no volvía y fue un momento en el que todos se preocuparon de que no pudiéramos comenzar a rodar a tiempo. Pero después de tres días, más o menos, empezó a regresar un poco, y realmente me gustó cómo sonaba. Hubo un periodo, al inicio del rodaje, que me despertaba por la mañana y gritaba en la almohada por 30 minutos, solo para capturar algo de esa ronquera. Pero un par de días después me di cuenta de que, si lo hacía constantemente, ya no tendría voz y Eric Vitro iba a enojarse mucho conmigo. Así que dejé de hacerlo.

Pero, fuera de esas dos canciones en particular, hay una gran intimidad en la música, en especial en el álbum Nebraska. Me resultó un poco más fácil conectar con esos temas. Había algo en la experiencia compartida de estar solo en una sala grabando su música que me hacía sentir más cerca de Bruce. Para mí fue definitivamente más difícil de capturar, en esencia, al dios del rock Springsteen.

¿Cómo fue trabajar con él?
– Me impresionó lo disponible, complaciente y honesto que fue desde el principio. Recuerdo la primera vez que escuchó Mansion y Nebraska luego de que grabé las canciones en Nashville… me dijo: “Suenas como yo, pero las estás haciendo tuyas. Estás cantando los temas, y espero que ese sea el sentimiento que conserves durante todo el proceso de creación de la película”. Fue tan maravilloso que, de alguna manera, me diera ese permiso desde el vamos, tener esa confianza y que lo dejara un poco en mis manos mientras contaba su historia.

Una de las mejores tardes que pasé con Bruce fue recorriendo en auto Freehold, Nueva Jersey, donde conocí los lugares de su infancia. Luego me invitó a su casa, no muy lejos de donde había crecido, a cenar con él y Patti, y pude hacerle muchas preguntas sobre esa etapa.

Bruce también estuvo en gran parte del rodaje. Era increíblemente comprensivo y me dio espacio para encontrar mi propio ritmo. Siempre se encontraba allí si necesitaba, pero creo que una vez que comenzamos a rodar, él y yo logramos un entendimiento tácito: intervenía para decirme si estaba yendo por el camino equivocado; de lo contrario, se mantenía al margen, si bien me seguía brindando su apoyo, que creo que era exactamente lo que necesitaba. Terminó siendo el equilibrio perfecto.

¿Qué efecto esperas que la película tenga en los espectadores?
– La historia es importante para mí porque estás viendo a alguien que fue admirado durante tanto tiempo, cuya música es tan conocida, pero cuya historia quizás no lo es tanto. Creo que es valiente lo que Bruce ha hecho al permitirnos realizar esta película y mostrarlo en su momento más vulnerable. Él creció en una época en la que no solo no había mucho vocabulario o lenguaje sobre salud mental, sino que era casi un misterio. Nadie realmente hablaba de ello, y él vio a su padre luchar con eso toda su vida. Así que espero que la gente salga esperanzada: que perciban a alguien que han admirado en su peor momento, para verlo salir fortalecido después de eso.

Recomendados

Sin Comentarios

    Dejar un comentario