Teatro

Barrunto

Una exploración teatral del acoso

Un hecho, múltiples miradas. Noelia Ibarrola y Natalia Nebbia traen una trama centrada en el abuso sufrido por la joven Selene y adoptan distintos papeles durante la obra para explorar cómo la manipulación de la narrativa y el abuso de poder afectan el tratamiento social de las víctimas. Dirigida por Jorge Báez, la recién estrenada Barrunto es una puesta dramática que aborda una realidad de la que todavía cuesta hablar en público.

Por Patricia Luján Arévalos. Dirección de arte y producción: Sandra Flecha. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos. Prendas: Ismenia Rodríguez.

Sin ambigüedades, sin tapujos. Así asumió este desafío Noelia Ibarrola, quien tomó el doble rol de productora y actriz en Barrunto, escrita por Mario Arietto y dirigida por Jorge Báez. El texto original fue el factor decisivo para su participación, un material que cuenta cómo una joven denuncia a un hombre reconocido por abuso sexual.

En la puesta no se cuestiona el hecho, sino que se exploran las miradas subjetivas del entorno de la víctima. “Este es el tipo de teatro que me atrae hacer, me gusta y me desafía, el que trata temas sociales, controversiales e incluso difíciles de hablar. El arte es precisamente ese medio, esa herramienta que permite iniciar la reflexión en el público sin plantear un juicio en sí, sino permitiendo que cada uno encuentre sus propias respuestas o, al menos, que salga haciéndose preguntas”, menciona Noelia.

Desde esa posición, ella encontró en Jorge Báez un colaborador interesado y motivado. “El abuso, desde cualquier circunstancia o plano que se presente, atraviesa los derechos fundamentales en toda condición humana. La herramienta que siempre tuve para aportar a atacarlo fue la escena”, agrega Jorge.

Natalia Nebbia y Noelia Ibarrola. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos.

El tercer elemento de este colectivo es Natalia Nebbia, contraparte actoral de Noelia. “En principio es un tema que lamentablemente aún debe ser expuesto y nos interpela como sociedad”, cuenta sobre su decisión de abordar la obra y agrega: “La motivación extra fue la posibilidad de encarar este texto desde la sensibilidad y la visión de Jorge, y del profesionalismo de Noe, que, en particular, me aseguraba una experiencia absolutamente respetuosa del tema, desde un abordaje que permitiera ese espacio para la reflexión y el debate, y ese llamado a la conciencia colectiva tan necesario”.

Entre la verdad y los matices de la sospecha

Selene es una joven camarera de un hotel de las sierras cordobesas, quien denuncia a Vicente, un prestigioso profesor de Filosofía, por abuso sexual. Está inspirado en un cuento de Thomas Bernhard que cuestiona la existencia de una realidad única y desentraña las múltiples capas del poder y la manipulación en la sociedad actual.

En su inmensa vulnerabilidad, Selene se alza como protagonista activa de su propia historia al denunciar públicamente a su abusador. “Lo que la obra explora no es si pasó o no, sino cómo vivimos con esa realidad. Cómo diferentes personajes reaccionan ante esa verdad; algunos creen, otros dudan, otros prefieren mirar a otro lado. Cada persona tiene una relación distinta con ese hecho”, explica Noelia.

Noelia Ibarrola. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos.

Las actrices tienen un grado de dificultad agregado en esta obra, y Natalia lo describe muy bien: “El hilo conductor se va desarrollando a través del relato de dos actrices que dan vida a los diversos personajes que intervienen; inclusive, se intercalan entre una y otra, lo que permite ver la historia desde diversos puntos de vista y sugiere que lo contado puede no ser la historia ‘oficial’”. “Hay un momento en particular donde mi personaje debe decidir su versión, si cree o no, si interviene o mira a otro lado”, comenta Noelia. Ese es uno de los instantes definitivos de esta puesta: “Eso me rompe cada vez, porque es exactamente lo que nos cuestionamos con esta obra: ¿Qué hacemos cuando vemos una situación de abuso? ¿Nos callamos? ¿Bajamos la mirada porque es lo socialmente aceptado?”.

Barrunto es una denuncia del silencio cómplice, también. “Somos parte desde el instante que no decimos nada, minimizamos o, incluso, culpamos a la víctima. ‘Ella luego seguro le dio algún indicio’, ‘para qué luego se vistió así’. Ese momento en la obra es donde todo eso se hace visible. Y duele. Pero tiene que doler porque es real”.

“Estos mecanismos operan constantemente en nuestra cultura. El que controla la narrativa, controla la verdad”, dice el director, por su parte. Agrega que en medios como el cine, la televisión y hasta el teatro se reproducen dinámicas de poder sin ser cuestionadas, y es por eso que “necesitamos obras que denuncien estas estructuras y que inviten a las audiencias a desarrollar pensamiento crítico. El teatro, en particular, es el lugar donde esa conversación puede ser más directa, más humana”.

Natalia Nebbia y Noelia Ibarrola. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos.

La palabra “barrunto” habla de sospechar, tener indicios. Jorge Báez menciona que en este caso alude a presentir que algo huele mal, que debe ser revisado, que no debería ser como es. “El texto transcurre en la provincia argentina de Córdoba, pero en el Paraguay se registran historias parecidas. Eso implica una responsabilidad enorme de tomar decisiones y estar atentos a hacerlo con mucho respeto. Y eso buscamos como punto de vista de nuestro colectivo con el concepto del texto y lo que cuenta”, acota.

Natalia ve en la dramaturgia de Mario Arietto un texto bien escrito, que establece la dicotomía entre duda y verdad: “La obra es una exploración constante de cómo la sospecha domina y destruye la percepción de la realidad. Y esta sospecha se va construyendo; tal como muchas veces sucede en la vida real, a través de personajes con puntos de vista dispersos, en el caos de la información, los prejuicios y preconceptos, y en la desigualdad intrínseca de los sistemas de justicia cuando de poder y credibilidad se trata”. Desde su posición como intérprete, su trabajo es poner alma en esto y dejar que las acciones hablen por sí mismas.

Una responsabilidad asumida

Como artistas y mujeres, se percibe una especie de doble responsabilidad para Natalia Nebbia y Noelia Ibarrola al protagonizar una historia de abuso y acoso. “Es enorme”, dice Noe sobre el peso que llevan, y agrega que “es un tema difícil de tratar, sigue siendo tabú, a pesar de que aparentemente se haya avanzado mucho en cuanto a hablar de ello. Pero las estadísticas son brutales, la mayoría de las víctimas prefiere callar, no denunciar, porque terminan siendo revictimizadas, culpabilizadas o descreídas. Es un golpe más sobre lo que ya cargan”.

Jorge Báez. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos.

Y no hace falta ir lejos para encontrarnos con esa realidad. “El acoso también se da día a día, en la calle, el colectivo, el semáforo, los lugares de trabajo, las instituciones educativas. Y si bien es cierto que el abuso y el acoso no tienen género, claramente las más afectadas somos las mujeres. Siempre. Sí, siento una responsabilidad doble: como artista, tengo que contar esta historia con honestidad y profundidad, y como mujer, sé que estoy narrando la experiencia de muchas de nosotras. Incluso, y por qué no, la mía. No puedo tomarme eso a la ligera”, concluye. “El compromiso con la verdad y el respeto hacia las víctimas es ineludible”, redobla Natalia.

Como director, Jorge Báez se encargó de construir un entorno seguro para que ellas pudieran tratar estos temas. Lo hizo permitiendo que cada decisión y resolución recayera sobre Noelia y Natalia, tanto que ninguna propuesta escénica ni actoral fue decidida sin su confirmación. “Queríamos que toda resolución contuviera lo abarcado desde la mirada de ellas. De hecho, la propuesta quiere instalar la idea de que dos mujeres actrices convocan para narrar este relato”, finaliza Jorge.

Barrunto se estrenó el pasado viernes 14 de noviembre en el Espacio Cultural Staudt (Iturbe 333 esquina Mariscal Estigarribia). Podés verla los viernes y sábados a las 21.00 y los domingos, a las 20.00. Las entradas tienen un costo de G. 120.000 en puerta, pero es posible adquirirlas de manera anticipada a G. 100.000. Para reservas, está disponible el teléfono (0971) 159-555.

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