Mónica es artista y comunicadora visual. Gran parte de su carrera se desarrolló detrás de la lente, en la fotografía deportiva y, más adelante, de moda. Su trabajo fue parte de portadas de revistas, campañas en vía pública y producciones de las más reconocidas marcas nacionales.
En paralelo, fue desarrollando una carrera en las artes plásticas, específicamente en la pintura, donde pone énfasis en las costumbres paraguayas, la idiosincrasia local y la historia nacional, específicamente la dictadura.
Dos palabras que te describan: Soñadora y apasionada.
Un libro o una película que te marcó: Just Kids, de Patti Smith.
Tu serie favorita del momento: Black Rabbit.
Tu disco preferido: ¡Uf, tengo varios! Ahora mismo podría ser Hunky Dory, de David Bowie.
Una comida que te encanta: el mbeju.
El lugar al que siempre volvés: San Bernardino.
Algún miedo inusual: A no poder ver.

¿Qué vino primero, la fotografía o la pintura?
La fotografía.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el arte?
A principios de los 2000 empecé a experimentar con la fotografía y la pintura.
Desarrollaste una prolífica carrera en fotografía deportiva. ¿Qué te atrajo de ese mundo?
Sobre todo el aspecto técnico.
¿Qué lecciones te dejó tu carrera como fotógrafa de moda?
Aprendí a tener respeto a cada una de las áreas y los profesionales de la moda.
¿Cuáles son los motivos recurrentes en tu obra?
Costumbres y celebraciones bien paraguayas, nuestra idiosincrasia. También, temas que tienen que ver con la dictadura que sufrimos durante tantos años.
¿Qué te gustaría ver más seguido en la escena cultural?
Más cine paraguayo.
Si pudieras ir a cualquier lugar y momento de la historia, ¿cuándo y a dónde sería?
Iría a la Nueva York de mediados de los 70. ¡La música, el cine, las artes visuales y la literatura que surgieron allí, en esa época, marcaron profundamente mi vida!
¿En qué momento te tomás una pausa?
A la mañana, antes de arrancar el día, me tomo una pausa para agradecer por todo lo que tengo en mi vida.




Sin Comentarios