Moda y belleza

Meli Duré

La pasión de verse y sentirse bien

Conocemos a Meli Duré, una de las especialistas pioneras en dermopigmentación en nuestro país. Abrió su estudio hace unos 12 años y hoy es una de las principales referentes del rubro. Su pasión, como nos cuenta, es encontrar en sus clientas la emoción de verse bien.

El punto de partida de Meli Duré fue el quincho de su casa, con su abuela Celia y un montón de revistas dominicales —como esta— a mano. En la sobremesa o durante la merienda, las dos se entretenían hojeando la sección de Sociales, parándose siempre en un detalle que, para la mayoría, pasaba desapercibido: las cejas.

La abuela, firme defensora de las cejas gruesas y pobladas, le señalaba a la nieta cómo podían mejorar y cambiar la expresión de un rostro entero. Sin proponérselo, estaba sembrando en ella una pasión. “Estoy segura de que hubiera sido mi primera clienta”, recuerda Meli con mucha ternura.

Muchos años después de ese juego de infancia, la cosa ya no era un entretenimiento: se había convertido en oficio, en vocación y una apuesta de vida. Cuando su primera clienta se miró al espejo y brilló, Meli entendió que lo suyo no era maquillar ni embellecer, era algo más profundo: acompañar procesos de confianza. “Ese primer destello en los ojos de una clienta fue la confirmación de que estaba destinada a este camino”, afirma.

En Paraguay, la palabra micropigmentación sonaba rara. El desafío inicial fue ganarse la confianza de mujeres que no sabían bien de qué se trataba. Lejos de darse por vencida, Meli eligió otra estrategia: convencer con resultados y paciencia. “Los desafíos fueron grandes, pero más grande fue mi pasión por no rendirme”, dice. Con esa terquedad que, según dice, parece heredada de su abuela, decidió que cada obstáculo iba a convertirse en escuela.

La pasión se tradujo en inversión. Viajó a Brasil para aprender de Roberta Peixoto, luego a Suecia y Estonia, donde se formó con Nataliya Yeremenko. Capacitaciones internacionales, técnicas nuevas, estándares de excelencia… “En este rubro, estar actualizada no es una opción, es una obligación para las que confían en vos”, explica. Ahí aparece otro rasgo que marca su historia: la autogestión como motor.

Meli Duré. Fotografía: Fernando Franceschelli. Tratamiento de imagen: Beto Sanabria Britos.

Más opciones

El equipo también es parte del trayecto. Aunque su sello más fuerte es el hiperrealismo en cejas —rubro en el cual se volvió pionera en Paraguay—, Meli amplió el horizonte: tratamientos faciales, depilación láser, body contour. Todo sostenido por un grupo de trabajo que comparte con ella la idea de que la estética es un espacio de cuidado integral.

El hiperrealismo en cejas es una técnica de micropigmentación que dibuja y deposita pigmento en la piel para simular el vello natural. Pero Meli pone especial atención en la mirada y el rostro de cada clienta: para los ojos, proveen el método babyliner, un delineado finito que logra realzar el color y sacar la palidez, además de simular más volumen entre pestañas. Para los labios, utilizan la técnica babylips, que logra un resultado muy delicado y natural.

Y aunque ofrece variedad, su identidad está clara: las cejas hiperrealistas son “su carta de amor profesional a cada clienta”. En su trabajo no está permitido prometer milagros. Ella misma insiste en que lo suyo es dibujar con pigmento lo que parece un vello natural. “No es un tatuaje, es una caricia estética con impacto profundo, arte en la piel”, dice con orgullo. El resultado: un rostro en armonía, una mirada rejuvenecida o una sonrisa.

En los relatos de sus clientas se repite una escena: lágrimas, abrazos, palabras de gratitud. Esa emoción, que podría sonar exagerada para alguien de afuera, es el combustible diario de Meli: “Cuando una clienta se emociona, yo también me emociono, porque no transformé solo su rostro, transformé su historia”.

“Cuando una clienta se emociona, yo también me emociono, porque no transformé solo su rostro, transformé su historia”

Meli Duré.

Cruces

La historia personal y la profesional se cruzan de forma curiosa. El mismo día en que celebra su cumpleaños, esta entrevista sale publicada en una revista como la que, de niña, le servía de tablero de juegos con su abuela. El círculo que se cierra tiene algo de mágico, como si aquellas páginas que hojeaban juntas hubieran estado señalando el futuro.

Con más de una década de recorrido, Meli también habla para quienes recién están empezando. Sus consejos son claros: formarse, practicar hasta el cansancio y, sobre todo, cultivar la empatía. “La técnica se aprende, pero el verdadero éxito está en tratar cada rostro como único y valioso. No se trata de dibujar cejas, sino de imprimir confianza en cada mirada”, afirma con contundencia.

La suya es una historia de constancia, pero también de vínculos: con su abuela, con sus maestras internacionales, con las clientas que recomendaron su trabajo de boca en boca. En un país donde las discusiones sobre autoestima y cuerpo todavía cargan con muchos prejuicios, el trabajo y la postura de Meli Duré son claves a la hora de definirse: la belleza también es reconocerse, más allá de entrar o no en un molde.

Podés encontrar más información sobre su trabajos en Instagram como @arteencejasmelidure

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