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Acción de alto octanaje

Detrás de escena de F1: La película

Antes del estreno en Paraguay de una de las películas más esperadas de la temporada, Pausa te trae un recuento en primera persona de Brad Pitt, actor protagonista y productor de esta historia de redención a más de 300 km/h. Con comentarios adicionales del director Joseph Kosinski, vamos más allá de las cámaras para comprender cómo este hito cinematográfico llegó a las pantallas.

Entrevistas e imágenes: cortesía de ROLA.

Brad Pitt todavía no sabe cómo lo lograron, pero el productor Jerry Bruckheimer y el director Joseph Kosinski hicieron lo que Pitt llama “la experiencia de conducción más visceral que jamás se haya registrado para una película”.

Lo que consiguieron fue meter a Pitt y a su compañero de elenco, Damson Idris, en autos de carreras profesionales y filmarlos a cientos de kilómetros por hora. “La fuerza de estos vehículos, las curvas a alta velocidad y la física de todo eso quiere arrancarte la cabeza de los hombros. Es impactante lo que pueden hacer; es una euforia que no se parece a ninguna otra que haya experimentado antes. No podíamos captarlo de otra forma”, agrega Pitt.

Pitt afirma que la magia de la película radica en que atrae por igual a aficionados de toda la vida y a quienes nunca han oído hablar de la Fórmula 1: “Enhebrar esa aguja era el mayor reto, pero creo que lo hemos conseguido, que sea lo bastante instructiva y comprensible para los recién llegados sin que resulte aburrida para los aficionados. Es divertida, agresiva, de conducción y sorprendentemente conmovedora. Me encantan todos los personajes. Creo que es muy entretenida a muchos niveles”.

Antes de que Pitt e Idris aprendieran a conducir a casi 320 km/h y de que la producción cinematográfica se integrara, plenamente, en las múltiples carreras mundiales que componen uno de los mayores deportes itinerantes del mundo, F1: La película comenzó cuando el director de Top Gun: Maverick, Joseph Kosinski, se acercó al legendario productor Jerry Bruckheimer con la idea.

Para Kosinski, surgió a partir de dos conceptos que se juntaron. El primero fue su afición a Drive to Survive, la exitosa docuserie sobre F1. “Lo que más me llamó la atención de la primera temporada fue que no se centraba en los nombres más famosos, sino en los equipos al final de la cola de los participantes. Esa fue la historia adecuada para una película: participantes con menos posibilidades que luchan por entrar entre los 10 primeros o, incluso, por sobrevivir como equipo”, dijo el director.

El segundo concepto tenía que ver con un piloto un poco más adelantado en el campo: “Resulta que tengo el correo electrónico de Lewis Hamilton”, el siete veces campeón del mundo, una figura legendaria que inspira dentro y fuera de la pista, y que puso a consideración —por un breve momento— aceptar un papel en Top Gun: Maverick. “Envié un email a Lewis en el que le decía: ‘Quiero hacer una película en este mundo y quiero que sea el filme de carreras más auténtico de la historia. ¿Estarías interesado en ayudarme a hacerlo?’. Y me dijo que sí”.

Luego de asegurar a Jerry Bruckheimer como productor y a Brad Pitt como protagonista y productor, Kosinski tuvo el desafío de acercarse a la Fórmula 1 y a Apple Original Films, piezas centrales de la mejor película de carreras jamás grabada.

Un vaquero sobre la pista de carreras

Brad Pitt da vida a Sonny Hayes. “Es un piloto puro”, dice de su personaje, “está ahí por amor. Abandonó la F1 muy joven y creyó que había hecho las paces con ese dragón, hasta que le llega esta oportunidad de la mano de su viejo amigo”.

Junto con Kosinski, Pitt desarrolló el personaje a través de conversaciones con pilotos reales: “Tuvimos el lujo de entrevistar a conductores profesionales mientras desarrollábamos la historia de este equipo que va último”, dice. “Puedes ser uno de los mejores del mundo, estar en la cima del deporte de las carreras, y quedar en el último lugar sigue siendo, realmente, desmoralizador”.

A través de esas conversaciones, Pitt construyó un personaje con un pasado que le ha enseñado a tener humildad, pero que mantiene la máxima confianza en su capacidad y experiencia: alguien decidido a empujar contra el sistema para ganar toda la ventaja que pueda, y a aplicar cada onza de su habilidad para correr en pistas de carrera, adquirida a lo largo de los años, en este equipo que ocupa el último lugar.

Aliado y rival

En cierto modo, la Fórmula 1 es un deporte de equipo extraño: cada grupo tiene dos pilotos y sus puntos combinados determinan el Campeonato de Constructores. Pero los conductores también compiten entre sí por el Campeonato de Pilotos, lo que significa que tu compañero de equipo es también tu principal rival.

Interpretado por Damson Idris, el personaje de Joshua Pearce es el compañero de Sonny en el equipo ficticio de APXGP. Es joven y extremadamente rápido, solo hay que preguntárselo. Arrogante y egocéntrico, no tiene idea de cómo trasladar su increíble habilidad al volante al deporte grupal que es la Fórmula 1. Idris fue elegido para el papel de Pearce, compañero, discípulo y enemigo de Sonny Hayes.

Autenticidad

El equipo ficticio de APXGP y la producción de la película —cientos de personas, muchas más de las 100 que un team de carreras real lleva a un fin de semana de carreras típico— tuvieron que integrarse perfectamente en el caos controlado que es una competición verdadera de Fórmula 1.

“Fueron muy generosos y nos abrieron todas sus puertas”, cuenta Pitt, “filmamos los fines de semana de carreras, en los podios, durante el himno nacional. Teníamos nuestro garaje propio. Incluso rodamos en el pit wall mientras las competiciones sucedían”.

En el primer Gran Premio de la producción, la integración fue total, ya que el pit lane de Silverstone albergó el garaje de APXGP —entre la Scuderia Ferrari y Mercedes— y el paddock de Silverstone hizo espacio para su caravana, junto a todos los demás equipos. “Funcionamos como cualquier otro grupo de Fórmula 1 durante las carreras: hicimos paradas en los pits, corrimos los autos entre sesiones”, explica Kosinski.

Al final, casi todos los pilotos de la parrilla de salida hicieron un cameo en la película —Hamilton y Max Verstappen, Charles Leclerc y Carlos Sainz, Lando Norris y Oscar Piastri, Pierre Gasly, Fernando Alonso y Yuki Tsunoda— al igual que el CEO de la F1, Stefano Domenicali, y directores de equipo como Christian Horner (Red Bull) y Toto Wolff (Mercedes); personalidades como los locutores David Croft (Crofty para amigos y fans) y Martin Brundle; analistas como Will Buxton, entre otros. Todo esto no solo se trata de divertidos guiños para los seguidores, sino de otra forma en la que los realizadores consiguieron dotar al filme de una atmósfera de autenticidad.

“Estuvimos sobre terreno sagrado. Fue una experiencia de mucha humildad entrar a un deporte tan venerado, casi como una religión. Simplemente quisimos garantizar que no estorbáramos a nadie y contar nuestra historia mientras ellos estaban enfocados en lo que necesitaban hacer”, dice Pitt.

Experiencia inmersiva

“Cuando haces una película tan inmersiva como esta, es bastante divertido ver cómo los actores se vuelven sus personajes: empiezan a actuar como un auténtico equipo de Fórmula 1. Viajamos juntos alrededor del mundo, fuimos a todas las carreras, filmamos en el pit wall durante competiciones reales. Fue como convertirse en un team verdadero, y eso se podrá sentir en pantalla: la camaradería que construimos detrás de cámaras”, dice Joseph Kosinski.

Una de las razones por las que Top Gun: Maverick estremeció a tantos espectadores por todo el mundo fue el hecho de que Kosinski los metió en el habitáculo de conducción de un avión caza como nunca se había hecho. Para F1: La película, Kosinski buscó hacer lo mismo con las carreras de autos. “Lewis [Hamilton] dijo que nunca había visto una película que captara la experiencia de estar dentro del vehículo. Entonces, ese era el objetivo”, dice el director.

Pero aunque Kosinski y su colaborador habitual, el director de fotografía ganador de un Oscar Claudio Miranda, tienen cierta experiencia para situar al público en espacios en los que nunca ha estado antes, ambos fueron muy conscientes de que este sería un reto muy diferente al que supuso Top Gun: Maverick.

“En un avión caza se pueden colocar 40 o 60 libras de equipo de cámara que no afectarán nada en absoluto. Esas cosas están hechas para llevar mucho más. Pero en un auto de Fórmula 1 cada kilogramo marca la diferencia. Poner peso en un coche de carreras significa ralentizarlo y eso va, directamente, en contra de la experiencia que intentamos capturar”, dice Kosinski.

F1: La película tiene un elenco envidiable: también actúan Kerry Condon, Tobias Menzies, Kim Bodnia y Javier Bardem.

Para hacer realidad su visión, Kosinski y Miranda se plantearon tres retos. El primero: las cámaras debían ser lo más pequeñas y ligeras posible, sin dejar de ofrecer la calidad de imagen y el rango dinámico que el público espera en las pantallas más grandes del mundo. En segundo lugar, debían poder moverse, un gran reto, porque, en tercer lugar, había que controlar varias, en simultáneo, por radiofrecuencia y sin perder la conexión en un circuito de kilómetros de longitud.

Los tres retos exigían nuevas tecnologías y la respuesta fue Carmen, una cámara Sony que es, básicamente, “un sensor en un palo”. Los creadores tuvieron 15 posiciones en cada auto para elegir. Con varios vehículos en competencia, durante cada carrera pudieron capturar, simultáneamente, hasta 15 ángulos únicos.

Estas cámaras dieron a Miranda la libertad de crear todos los ángulos que Kosinski pudiera desear. Algunos resultarán familiares a los aficionados que siguen las transmisiones por televisión de la F1, y otros son totalmente nuevos y muy cinematográficos. Inclusive, ciertas perspectivas podrían trascender a las transmisiones por televisión de las carreras reales.

Al final, Kosinski cree que su película supera el reto de Hamilton: “Fuimos capaces de captar algo que ni siquiera se consigue en la transmisión en vivo de una carrera”. Disfrutá de F1: La película en tu sala de cine preferida, desde este jueves 26 de junio.

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